El cáncer podría convertirse en una enfermedad crónica en diez años
Raquel González Arias. Enviada especial a Boston
Más de 1.100 expertos en oncología de 24 países se dieron cita en Boston del 25 al 27 de abril con motivo del Foro Mundial de la Innovación Médica, un encuentro que a pesar de su reciente creación, acaba de celebrar su segunda edición, va camino de convertirse en un referente para la comunidad científica en diferentes especialidades. En 2015, el turno fue para las neurociencias y en 2017 lo será para las enfermedades cardiovasculares. En esta ocasión, la reunión se centró en el debate sobre cuáles son en este momento los retos en cáncer y las terapias más prometedoras.
El cáncer es responsable de una de cada siete muertes en el mundo y la tendencia está al alza. De seguir así, apuntan los expertos, se estima que la carga que esta enfermedad representa en la actualidad pasará de los 14 millones de nuevos casos y 8 millones de muertes anuales a 22 y 13 millones, respectivamente, en 2030.
El tratamiento del cáncer en los últimos diez años se ha transformado radicalmente. El sueño de las terapias personalizadas es ya una realidad para algunos pacientes con determinados tipos de cáncer. Los fármacos, cada vez más eficaces, consiguen incrementar la esperanza de vida y reducir los efectos secundarios en muchos casos. Pero aún queda mucho camino por recorrer y para seguir avanzando e innovando es precisa la colaboración entre el mundo académico y las compañías, tanto aquellas que son líderes a nivel mundial, como aquellas más pequeñas que también dedican sus esfuerzos a la investigación en cáncer.
Colaborar para innovar
Durante el encuentro, se puso de manifiesto que la industria farmacéutica es cada vez más receptiva a la visión del mundo académico y que ambos parecen estar alineados en la misión de desarrollar nuevos fármacos. Según Alessandro Riva, jefe global de desarrollo oncológico y asuntos médicos del área de oncología de Novartis, “la innovación está en todas partes, pero en el caso del cáncer es clave que exista colaboración entre las compañías y el mundo académico”. En esta línea, la multinacional farmacéutica con sede en Basilea (Suiza) mantiene, por ejemplo, acuerdos de colaboración en oncología con la Universidad de Pensilvania y es que para Riva, “el mundo académico es una auténtica incubadora de ideas”. En aras de que la innovación llegue lo antes posible a los pacientes, Novartis colabora también con otras compañías como Bristol Myers Squibb, Aduro o Admune.
Para el doctor Thomas Lynch, presidente de la Organización General de Médicos de Massachusetts, “afortunadamente, veremos cada vez más este tipo de colaboraciones”.
Acceso a ensayos clínicos
Otro de los temas de discusión fue el acceso de los pacientes a los ensayos clínicos. Según los expertos, hay que promover la interacción entre los pacientes y sus médicos para mejorar el reclutamiento. Para el doctor George Demetri, director del Centro para el Sarcoma y el Cáncer de Hueso del Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston, “los pacientes deben tener acceso a la opinión de los expertos acerca de cuáles son los mejores ensayos para su enfermedad”. En su opinión, “debería ser mucho más fácil encontrar el mejor ensayo clínico en ‘Dr. Google’ que el mejor restaurante chino de la ciudad”.
El testimonio
En un encuentro paralelo al foro, organizado por Novartis, los periodistas invitados pudimos también contar con el testimonio de un paciente de cáncer de pulmón, Richard Heimler que, gracias a su inclusión en dos ensayos clínicos, lleva doce años luchando contra una enfermedad cuya esperanza de vida para el 90% de los pacientes es de apenas 5 años. Heimler, aunque no fumador, criticó la estigmatización que sufre el paciente de cáncer de pulmón en relación con este hábito. “La primera pregunta que nos hacen es si somos fumadores y si es así nos responsabilizan de la enfermedad. Esto no sucede con otros tipos de cáncer”, explicó.
Aunque asume que su enfermedad no tiene cura en este momento, aseguró ser muy optimista en cuanto a los tratamientos y a la esperanza y calidad de vida que estos pueden darle gracias a los continuos avances en oncología.
De hecho, una de las preguntas que surgieron durante la sesión dedicada a terapias curativas fue la de cuándo el cáncer se convertiría en una enfermedad crónica. La mayoría de los ponentes, entre los que se encontraban los doctores Betsy Navel, presidente del Hospital de Brigham y de Mujeres de Boston; Gary Reedy, director ejecutivo de la Sociedad Americana del Cancer, o Peter Slavin, presidente del Hospital General de Massachusetts, coincidieron en que el cáncer se convertiría en una enfermedad crónica dentro de diez años, aunque hubo quien apuntó que para algunos pacientes esto era ya una realidad.
Inmunoterapia: la promesa de la próxima década
Entre las terapias que actualmente generan más expectativas en cáncer se encuentra la inmunoterapia celular y, dentro de ella, la terapia CAR, elegida en este Foro Mundial de la Innovación Médica como la tecnología más prometedora de la próxima década. Los CARs (receptores de antígenos quiméricos por sus siglas en inglés) son proteínas que permiten a ciertas células inmunes, llamadas células T, reconocer un objetivo específico en las células tumorales. Se trata de una terapia individualizada todavía en fase de desarrollo que busca estimular el propio sistema inmune del paciente para que sea éste el que luche contra ciertos tipos de cáncer. La técnica consiste en extraer células T del paciente que son reprogramadas en el laboratorio y administradas de nuevo al paciente para que reconozcan y ataquen las células tumorales e incluso recluten a otras células del sistema inmune para que se unan a la lucha.
En esta línea consiste precisamente la colaboración entre el Instituto de Investigación Básica de Novartis en Boston y la Universidad de Pensilvania, en un proyecto pionero a nivel mundial que lidera el doctor Carl June.
Para la doctora Marcela Maus, directora de inmunoterapia celular en el Hospital General de Massachusetts, “esta tecnología tiene el potencial de convertirse en una terapia de primera línea en el manejo del cáncer”. De hecho, y aunque todavía en fase de desarrollo temprano, ha obtenido resultados sin precedentes en algunas poblaciones de pacientes que habían dejado de responder a otros tratamientos. No obstante, todavía hay que superar algunos obstáculos porque si bien ha demostrado eficacia en tumores hematológicos, sigue siendo poco efectiva en los sólidos. Las investigaciones se dirigen también a la combinación de este tipo de tratamiento con otras inmunoterapias como los inhibidores de la PD-1 y los fármacos anti-CTLA4.