Un atisbo de esperanza para los tumores cerebrales
Los avances han permitido que un 5% de los pacientes considerados incurables ahora vivan más de cinco años y probablemente se curen
El ser humano dispone de un órgano que envía señales de dolor a otras partes del organismo pero que, paradójicamente, es incapaz de experimentar. Esta curiosa característica ya demuestra su peculiaridad. Efectivamente, el cerebro es el órgano más complejo del ser humano y en su estudio aún quedan muchas incógnitas. A pesar de que la prevalencia los tumores cerebrales no es alta, su elevada mortalidad ha provocado que mejorar la supervivencia, por muy modesta que sea, se convierta en un atisbo de esperanza de conseguir, algún día, curarlos. Para el neurooncólogo del Hospital Clínic de Barcelona Francesc Graus, una de las vías para conseguir este deseado avance pasa por la personalización de la medicina y un mejor conocimiento de la peculiar biología de este tumor. No conocemos todos los factores pronósticos, esto hace que aún no podamos aplicar la medicina personalizada y, por lo tanto, tampoco podamos predecir que paciente con glioblastoma forma parte de este reducido grupo del 5% que viven más de cinco años.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc), los tumores cerebrales ocupan el decimotercer puesto en la escala de los cánceres más frecuentes entre la sociedad. En los pacientes adultos, entre los diferentes tipos de tumores cerebrales, alrededor de la mitad son del tipo glioblastoma multiforme, uno de los más comunes y malignos. A pesar de que su prevalencia no es alta, de dos a tres casos por cada 100.0000 habitantes, tiene una supervivencia muy reducida.
Según un estudio realizado por el grupo multidisciplinario de tumores cerebrales del Clínic de Barcelona en el año 2013, alrededor de un 10% de los pacientes con glioblastoma tratados sobrevive más de cuatro años. Los intentos por mejorar no son pocos. Hace ocho años no se podía pensar en estas cifras, ahora hemos avanzado algo, comenta el especialista Graus.
Uno de los avances más importantes hasta ahora se produjo en el año 2005. Dada la peculiaridad de este tumor, que producía que la efectividad de la quimioterapia se viera mermada, la radioterapia se consolidaba como la opción casi exclusiva de tratamiento. No obstante, se descubrió que una combinación de quimioterapia y radioterapia alargaba la vida de los pacientes. Ahora sabemos que es posible que una fracción de estos pacientes estén curados o al menos vivan más de cinco años, son menos del 5%, pero esto antes no lo podíamos decir, afirma el neuroncólogo. Y añade, ni la cirugía ni la radioterapia probablemente curarán estos tumores, pero los avances continuos en este sentido son fundamentales para eliminar con más seguridad más tumor.
Otro de los avances en cuanto al tratamiento se ha visto en la cirugía, la opción más recomendable siempre y cuando se pueda intervenir. El riesgo principal de extirpar el tumor, cuenta el especialista, son las complicaciones post-operatorias y el posible daño del tejido sano adyacente. El último avance ha consistido en administrar al paciente un compuesto llamado ácido 5-aminolevulínico el día antes de la intervención. Este fármaco se fija en las células malignas y emite una luz fluorescente, de manera que el tumor queda iluminado y destaca respecto al tejido sano. Permite que el cirujano elimine el tumor de manera más completa y con mayor seguridad, concluye el especialista Francesc Graus.