La Sociedad Americana de Psiquiatría recomienda la toma de Omega 3 como tratamiento coadyuvante
El efecto antiinflamatorio junto al efecto de la neuroplasticidad sumado a la capacidad antioxidante hace que pueda mejorar el pronóstico de depresión
Es en depresión donde hay más evidencias científicas, pero todo apunta a que los beneficios de los Omega 3 se podrían trasladar a otros trastornos
Sofía Larrucea
El 80% del peso del cerebro está constituido por grasa y aproximadamente la mitad es de tipo Omega 3. Este aspecto sumado a datos epidemiológicos – que demuestran que en sociedades con alto consumo de este tipo de ácidos grasos existe una menor incidencia de cuadros depresivos- hizo saltar la sospecha entre los profesionales acerca de la recomendación de la toma de este tipo de grasas para prevenir enfermedades mentales. Aunque no hay resultados definitivos, la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados Omega 3 parece ser una buena opción en el tratamiento coadyuvante de pacientes con depresión. “El efecto antiinflamatorio junto al efecto de la neuroplasticidad sumado a la capacidad antioxidante pueden mejorar el pronóstico de la enfermedad o incluso prevenirla”, afirma Emilio Gil, gerente médico de Ferrer.
Son muchos los estudios que sugieren que el consumo de suplementos de estos ácidos grasos, sobre todo el ácido eicosapentanoico [EPA] y el ácido docosahexanoico [DHA]), podría mejorar el pronóstico de algunas enfermedades neuropsiquiátricas. Aunque de momento las investigaciones se concentran básicamente en un subgrupo de las depresiones, aquellas relacionadas con procesos metabólicos o inflamatorios. “Esto se vería en pacientes con problemas de obesidad, por ejemplo”, apunta Miquel Roca, profesor de psiquiatría de las Islas Baleares y añade, “se ha planteado la idea de que algunos cuadros depresivos sean muy sistémicos, generalizados y no sólo del sistema nervioso, por lo tanto implicaría procesos metabólicos o inflamatorios”. A pesar de que aún no se conocen los mecanismos implícitos que explican la eficiencia de los Omega 3 en psiquiatría, sí que se han establecido diferentes hipótesis. Una sería el efecto antiinflamatorio. Existen teorías que defienden la idea de que en depresión se produce un efecto inflamatorio en las neuronas. “En este sentido, no sólo influiría el aspecto ambiental, sino que también se debería a un proceso de inflamación en las neuronas”, apunta Emilio Gil. Por lo tanto, los Omega 3 y en concreto el EPA, con su potencial antiinflamatorio podrían resultar de gran ayuda. “Siguiendo esa línea, algunos fármacos antiinflamatorios también podrían ser beneficiosos”, matiza Miquel Roca. Otra hipótesis que se baraja es el efecto de estos ácidos grasos sobre la neuroplasticidad. Se evidencia que el consumo de estos compuestos puede incrementar la capacidad de las neuronas para establecer conexiones entre sí. “Cuantas más conexiones se establezcan, más fácil es regular todos los procesos cerebrales, como la formación, las habilidades de lectura y también ayuda a evitar situaciones de depresión”, añade el especialista Gil. Además, tal y como cuenta Miquel Roca, siguiendo la idea de que la depresión es fruto de un mal balance de los neurotransmisores, los Omega 3 también podrían jugar un papel importante. “Se conecta la etiopatogenia de la depresión con la utilización de los ácidos grasos”, añade.
Aunque es en depresión donde hay más evidencias científicas actualmente, todo apunta a que los beneficios de los Omega 3 se podrían trasladar también a otras enfermedades mentales. El trastorno bipolar o la esquizofrenia, al compartir el mismo mecanismo de acción que la depresión, podrían ser algunos de ellos.
La Sociedad Americana de Psiquiatría, sin embargo, ya tiene establecidas unas recomendaciones para todos los pacientes psiquiátricos. En ellas se establece la recomendación de tomar entre uno y dos gramos al día de Omega 3.