Hasta un 20% de los ingresos hospitalarios en mayores está relacionado con la polimedicación
Un seguimiento activo de las prescripciones permite reducir en más de la mitad los fármacos prescritos
Javier Curto, jefe asistencial de Sanitas Residencial
La polimedicación, toma de cinco o más fármacos diarios de forma habitual y continuada, es cada vez más frecuente entre la población. Un hecho que afecta de manera especial a las personas mayores de 65 años, con una prevalencia del 50%. La revisión sistemática y la adecuación de los tratamientos permite, en muchos casos, reducir los fármacos prescritos y minimizar así los efectos adversos derivados de la polimedicación, como falta de eficacia terapéutica o de riesgo de caídas.
El 50% de los mayores de 65 años toma una media de nueve medicamentos al día. Prevalencia que puede llegar al 76% en pacientes ancianos sin movilidad que viven en comunidad. Analgésicos, antiinflamatorios, ansiolíticos e inductores del sueño estarían entre los fármacos de uso más amplio. Entre estas consecuencias adversas, la polimedicación puede dar lugar a falta de eficacia terapéutica o preventiva, interacciones adversas entre medicamentos, incremento de ingresos hospitalarios, alta morbi-mortalidad por medicamentos, mayor riesgo de caídas y utilización ineficiente de los recursos sanitarios. Según los últimos estudios sobre polimedicación, se estima que entre un 10% y un 20% de los casos de urgencias y hasta un 20% de los ingresos hospitalarios en mayores está relacionado con efectos adversos a medicamentos. Es por ello que resulta fundamental realizar una actualización y una revisión sistemática de la medicación prescrita para mejorar la adecuación de los tratamientos en mayores polimedicados. No hay que olvidar que la evaluación de las patologías del paciente, su evolución, el estado clínico y la expectativa de vida, son determinantes para evaluar la polimedicación. Un seguimiento activo de las prescripciones en mayores polimedicados permite reducir en más de la mitad los fármacos prescritos y que nos ha posibilitado en nuestras residencias, disminuir el índice de polimedicación hasta un 30%. Debe tenerse en cuenta que los tratamientos no son de por vida y que toda prescripción debería implicar, en algún momento, una desprescripción.