Planificación financiera y salud: la fórmula del bienestar en la tercera edad.
A nadie le enseñan cómo envejecer, pero todos llegamos ahí con la misma pregunta: ¿cómo quiero vivir esta etapa? Con más tiempo por delante y menos obligaciones laborales, la tercera edad puede ser una oportunidad para vivir a otro ritmo. Claro que, para hacerlo con tranquilidad, es importante haber tomado ciertas decisiones a tiempo. Y ahí es donde la salud y las finanzas se cruzan, más conectadas de lo que muchas veces imaginamos.
Tener una buena planificación no es una obsesión por el control, es más bien una forma de asegurarse de que, cuando toque levantar el pie del acelerador, todo siga funcionando. El ahorro, las pensiones, el seguro de vida… Cada uno de estos elementos son tan importantes como la salud misma para mantener la estabilidad y el bienestar, incluso cuando el cuerpo ya no acompaña como antes.
Cuando los números importan más que nunca
La economía cambia al llegar a la jubilación. El sueldo desaparece, y en su lugar llegan otros ingresos, muchas veces más reducidos o variables. Por eso, más que nunca, conviene tener claro cuánto entra, cuánto sale y cómo gestionar esa diferencia.
Partiendo de esta premisa, no todo en un seguro de vida tiene que girar en torno a lo que viene después. Hay pólizas, como las de DKV, que piensan también en el presente y en lo que podrías necesitar tú: cuidados, asistencia o simplemente un respaldo económico que te permita elegir cómo quieres vivir si las circunstancias cambian
Cuidarse también es prevenir
A cierta edad, las visitas médicas ya no son una excepción. Por eso, contar con un seguro de salud o con servicios que agilicen el acceso a especialistas y pruebas diagnósticas puede librarnos de algún susto que otro. Y no hablamos solo de enfermedades graves, sino de esas dolencias pequeñas, pero constantes, que pueden acabar afectando al día a día.
También es importante pensar en el tipo de atención que podríamos necesitar más adelante: acompañamiento, rehabilitación, atención domiciliaria… Cuanto antes se planifique ese escenario, más margen habrá para decidir sin prisas ni presiones. La idea es tener cubiertas ciertas cartas antes de que la partida empiece.
El ahorro no es cosa del futuro
No es raro escuchar que “hay que ahorrar para la jubilación”, pero lo cierto es que muchas personas llegan a esa etapa sin haberlo hecho o sin saber si lo que tienen es suficiente. Aunque nunca es tarde, cuanto antes se empiece, mejor. Una pequeña cantidad bien gestionada puede convertirse en un importante salvavidas a largo plazo.
Los seguros con componente de ahorro, los planes de pensiones o incluso productos más flexibles pueden ayudarte a construir un colchón que no solo sirva para “por si acaso”, sino que realmente te permita disfrutar del tiempo libre sin estar mirando el saldo todos los días.
Una vejez tranquila también se construye
Planificar no es renunciar al presente. Es más bien una forma de cuidarlo con la vista puesta en lo que viene. La tercera edad puede ser una etapa muy gratificante si se ha preparado con cabeza y tiempo. Tener un plan, contar con protección adecuada y saber que la salud está en buenas manos transforma completamente la forma de envejecer. Y eso, más que un objetivo, debería ser un derecho para todos.