Medir el CO2 en las aulas permite ajustar la ventilación sin pasar frío

Una iniciativa sin ánimo de lucro donará 70.000 medidores a colegios españoles

¿Cómo ventilar un espacio adecuadamente para evitar la transmisión de coronavirus sin comprometer el confort térmico? Científicos y grupos de investigación de doce instituciones públicas, que estudian el mecanismo de transmisión del virus por aerosoles, han creado junto a entidades sociales la plataforma Aireamos.org, con la que pretenden, por un lado, establecer protocolos y guías sobre cómo ventilar correctamente cada espacio. Y, por el otro, fabricar un me­didor de CO2, –una herramienta que permite saber con precisión si el aire que respiramos es fresco–, eficiente y de bajo coste, para que sea asequible para los centros escolares. “Si lo tienes todo abierto y te pelas de frío, al final cierras las ventanas”, explica José Luis Jiménez, catedrático de ciencias medioambientales de la Universidad de Colorado y uno de los expertos que impulsan este proyecto. “Se puede ventilar de forma eficiente para eliminar el virus sin comprometer el confort térmico y eso pasa por disponer de medidores de CO2 en cada espacio interior”, añade.

Se sabe que la vía principal de transmisión del SARS-CoV-2 son las gotitas que expelemos al toser o estornudar y que pueden impactar en las mucosas de otra persona. Pero se ha visto que también se contagia a través de aerosoles, diminutas partículas que expulsamos al respirar, hablar, reír, cantar, y que se quedan en suspensión durante cierto tiempo, como ocurre con el humo de un cigarrillo. Por ello, compartir el aire de un espacio cerrado con más gente es un riesgo, sobre todo en circunstancias en que otras medidas como la mascarilla o la distancia son insuficientes o complicadas de aplicar. El número clave son 700 ppm (partes por millón). En un interior, a partir de esa cifra hay que empezar a ventilar porque indica que el aire no es fresco. “Al respirar aire exhalado por otros, si hay alguien contagiado, estás inhalando el virus”, destaca Jiménez.

En el caso de los centros escolares, el dispositivo permitiría medir las concentraciones de CO2 por aula y establecer patrones y protocolos adecuados para cada caso. Ahora Educació marca que se abra una ventana por clase durante 15 minutos cada hora, “pero es una medida tomada a ciegas, porque cada aula es diferente. Con medidores podríamos adecuar la ventilación necesaria a cada lugar”, señala Albert Verdaguer, investigador del Institut de Ciència de Materials de Barcelona (Icmab-CSIC).

En este sentido, dentro del proyecto, ingenieros de la asociación sin ánimo de lucro CovidWarriors, de la que forma parte Aireamos.org, han desarrollado un kit para automontar un medidor en casa. También han diseñado un prototipo, validado científicamente, del que ahora quieren producir 70.000 unidades para regalarlas a todos los colegios de España. Para financiar el coste, que se eleva a 1,5 millones de euros, han abierto una campaña de microfinanciación en la plataforma stopcovid.io  El medidor estará conectado a internet y enviará datos anonimizados en tiempo real, lo que permitirá a los investigadores extraer estadísticas y obtener información para relacionar datos ambientales y transmisión, claves para aprender más sobre cómo se producen los contagios.  Aireamos.org defiende que estos medidores también serán útiles después de la pandemia para evaluar la calidad del aire. “Se ha comprobado que cuando el nivel de CO2 en un espacio es muy elevado, se produce deterioro cognitivo: los alumnos aprenden menos, se concentran peor, toman peores decisiones, son más torpes”, señala el doctor Andreu Veà, fundador de CovidWarriors y profesor de la Universidad La Salle.  También en los vehículos, en los que se viaja a veces durante horas con recirculación de aire, el medidor de CO2 podría ser muy útil, sugiere Jiménez. Cristina Sáez

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