Variantes preocupantes
Por Antoni Trilla, epidemiólogo, hospital Clínic Barcelona
Las mutaciones (cambios en una secuencia genética) son un producto natural de la replicación de los virus. El coronavirus no muta tan rápidamente como la mayoría de virus RNA porque dispone de un sistema de corrección de los errores que se puedan producir al replicarse. En la mayoría de ocasiones, el destino final del virus que presenta una nueva mutación viene determinado por un proceso de selección natural. Las mutaciones que le confieren una ventaja competitiva (se replica más, se transmite más fácilmente, elude la respuesta inmune) acabarán aumentando la proporción de casos debidos a estas nuevas variantes.
Una de las variantes resulta especialmente preocupante. La denominada VOC202012/01 o también linaje B.1.1.7, alias “la variante británica”, se observó ya en septiembre en el Reino Unido, el país que más esfuerzos realiza para identificar (secuenciación genómica) estos cambios. Hoy está extendida en más de 23 países de la UE (incluyendo España) y en muchos otros del mundo.
La “variante británica” (las siglas técnicas para denominarla son confusas, y aunque no guste, esta es ahora la denominación popular) es más fácilmente transmisible, probablemente entre un 30% y un 60% más que el resto de variantes circulantes. Esta ventaja competitiva se ha puesto especialmente de manifiesto en Inglaterra e Irlanda. Significa que hay más casos, más casos graves, más casos ingresados en uci, más fallecimientos y más presión sobre el sistema sanitario, ya muy estresado.
Estudios preliminares indican que no hay evidencias al respecto de si la “variante británica” se asocia a mayor ni menor gravedad de la covid o si afecta de forma desproporcionada a deter-
minados grupos de población si se compara con los virus previamente circulantes.
Las medidas de control habituales (distancia, higiene, mascarillas, ventilación) son eficaces para reducir el riesgo de contagio de todos los coronavirus, incluida la “variante británica”, pero debemos ser ahora mucho más estrictos en su cumplimiento. Hay que identificar lo antes posible esta variante en los casos nuevos, lo que requiere un refuerzo notable de los laboratorios especializados. Se debe realizar un estudio exhaustivo de todos los contactos de los casos identificados (incluyendo PCR, aislamiento y cuarentena).
Probablemente se deban considerar medidas más drásticas, como limitar los viajes y realizar pruebas diagnósticas y cuarentena a los viajeros, especialmente los que proceden de áreas con alta incidencia de esta (y otras) variantes. Hasta ahora, todo apunta a que las vacunas que se están empleando en la UE protegerían significativamente frente a esta “variante británica”. Habrá que ir siguiendo muy de cerca esta afirmación.
La situación en España es de alto riesgo. No podemos permitirnos una nueva ola de casos. La “variante británica” debe ser contenida con todas las herramientas disponibles y con el esfuerzo de todos nosotros.