Factores que pueden abocar a una demencia: soledad y aislamiento social, los más frecuentes
Soledad, aislamiento social, resiliencia y propósito en la vida son algunas variables que influyen para que una persona desarrolle demencia o deterioro cognitivo. Es una de las conclusiones del Estudio de los factores que influyen en el envejecimiento saludable y su relación con el deterioro cognitivo en población rural, impulsado por farmacéuticos comunitarios de Tiriez (Albacete): un proyecto sobre deterioro cognitivo desde hace más de 10 años.
Lo han pilotado en más de 200 pacientes mayores de 50 años: cerca del 30% pertenece al municipio de Tiriez, pero también los hay de pueblos aledaños, de distintos tamaños, y están comenzando a hacerlo en Albacete, para comparar el entorno rural y urbano: “Ahora hemos publicado la herramienta que estamos utilizando, porque hemos visto que es útil y no hay mucho hecho enfocando el deterioro cognitivo a la variable psicosocial”, señala Martínez López.
Ya han extraído algunas conclusiones: hay en torno a un 26% de personas en riesgo de demencia, y aproximadamente un 15% de los ya encuestados envejece saludablemente: “Es un resultado bajito. Más o menos, es lo que sucede en España en general”.
Estos resultados se han divulgado ya en diferentes congresos nacionales y en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health (artículo Abordaje de los factores psicosociales en el desarrollo de deterioro cognitivo desde una perspectiva holística: diseño de la metodología y estudio piloto).
Los resultados muestran que aquellas personas con mayor capacidad de afrontar situaciones difíciles (resiliencia), relaciones sociales satisfactorias, propósitos en la vida y sin diagnóstico de hipercolesterolemia, diabetes o hipertensión tienen menor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y, por consiguiente, de derivar en una demencia.
“El objetivo es entender cómo se desarrolla el problema para proponer una intervención que le ponga una solución. Pero eso será cuando tengamos los resultados más aquilatados, ya que nos encontramos en el segundo año de tesis”, matiza.
Sobre estos factores, Martínez López detalla que hay aspectos que ya están descritos en este sentido, como los relacionados con el riesgo cardiovascular -hiperterensión, colesterol, diabetes-, “pero hay otros más novedosos, de los que se sabe menos y están menos descritos. Y al final tienen tanta influencia como los problemas de salud. Me refiero a la soledad, relaciones sociales, resiliencia… En cuanto a este útlimo factor, la capaciad de hacer frente a situaciones complejas, el que es más resiliente tiene menos probabilidad de desarrollar una demencia”, comenta.
Mediante estas ayudas provinciales a la Investigación Científica Juan Carlos Izpisúa Belmonte, han podido conocer las características diferenciales de un paciente que envejece de forma saludable frente a otro que no lo hace, y diseñar intervenciones (grupales o individualizadas) para prevenir el deterioro cognitivo. Ha quedado demostrado que el análisis global de los mismos es relevante en entornos rurales en riesgo de despoblación, donde se ubican muchos de los municipios de la provincia de Albacete.
Metodología empleada
Para su desarrollo, los autores diseñaron una metodología que permite valorar factores relacionados con la medicación, problemas de salud, nutrición, actividad física, sueño y estrés, entre otros. Todo ello, a través de una entrevista presencial estructurada en seis bloques.
“Esta entrevista dura en torno a una hora y media, porque analizamos más de 30 variables. Para ello necesitamos que la farmacia tenga unas instalaciones adecuadas”, explica Martínez López.
¿El criterio de inclusión para participar en este estudio? Tener más de 50 años: “La demencia suele aparecer entre los 70 y 80 años, pero empieza a desarollarse mucho antes”, indica el farmacéutico. ¿Criterio de exclusión? “lógicamente, aquella persona que ya tiene diagnosticada una demencia”.
Luego, a raíz de los resultados con estos más de 200 pacientes, se realiza un análisis estadístico, con los datos anonimizados: “Yo veo un porcentaje, pero no veo más. No puedo saber a quién pertenece cada dato”.
En concreto, para cribar el deterioro cognitivo se utilizan tres pruebas neuropsicológicas rápidas consensuadas previamente con neurólogos (Memory Impairment Screen; Test de Pfeiffer y Test de Fluencia Verbal), controles que se complementan con un análisis de marcadores genéticos en saliva.
“Estas prueban neurológicas duran en torno a 15 minutos. Pero, aparte, analizamos unas 30 variables: qué come, altura, peso, perímetro de cintura, de cadera, cómo duerme, medicación, valores sociodemográficos…”. Sobre los análisis, concreta que aún no han comenzado a realizarlos, “pero estamos en ello. Requieren de la firma de un consentimiento infromado adicional -aparte del que ya firman para la entrevista- por parte del paciente. Si el paciente lo quiere, se le toma una muestra de saliva en un recipiente para el efecto, y se envía a un laboratorio, que lo analiza“. Carmen Torrente