Novísimas terapias del cáncer
Por Manel Esteller, médico. Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras.
Algunos de los últimos tratamientos con medicamentos y células para tratar tumores ya están aquí y se usan en nuestros hospitales.
Ya lo saben que la mejor enfermedad es la que no aparece. Que es mejor la prevención de un cáncer que su tratamiento. Y que una detección precoz de una lesión premaligna o de un tumor pequeño y su extirpación por cirugía supera a todos los medicamentos que podamos administrar. Pero lamentablemente muchas veces la patología oncológica es diagnosticada cuando la eliminación por el bisturí no es suficiente o es físicamente imposible en ese punto temporal. Por tanto, la quimioterapia clásica y la dirigida contra dianas específicas de la célula transformada sigue siendo una herramienta imprescindible para curar la enfermedad. Existe una tendencia de pasar de regímenes de terapia con múltiples fármacos para matar cualquier célula que prolifera, y que por ejemplo ha cambiado para bien el pronóstico del cáncer testicular, a tratamientos más dirigidos y en general menos tóxicos. Pero hoy les quisiera hablar específicamente de algunas de las últimas terapias con medicamentos y células para tratar el cáncer, muchas de ellas novedades que ya están aquí y se usan en nuestros hospitales.
Un ejemplo de fármacos recientemente introducidos consiste en aquellos compuestos que inhiben componentes específicos de la maquinaria molecular que necesita la célula tumoral para dividirse en exceso. Es el caso de los llamados inhibidores de ciclinas. Toda célula vive en un ciclo de crecimiento, descanso, división y muerte. Nos lo podemos imaginar como la rueda de un coche, dando vueltas a toda velocidad en un Ferrari y girando más lentamente en un carro de caballos. La celeridad de estos giros depende de unas proteínas llamada ciclinas y en los últimos tiempos se ha conseguido bloqueantes de las mismas. Su principal aplicación está siendo en determinados subtipos de cáncer de mama, donde además de proporcionar un beneficio clínico, suelen ser bien toleradas por los pacientes. Además, para estas pacientes de este grupo de tumores mamarios no existía un fármaco asociado al mismo y ahora estas mujeres han dejado de ser ‘huérfanas’ en relación a su terapia. Otro ejemplo más reciente es el oncogen RAS. Este fue el primer gen que se demostró que estaba mutado en cáncer. Todo ello sucedió en los primeros años 80 cuando lo del Naranjito, más o menos. Pues se ha tardado unos 40 años, pero ya tenemos los primeros fármacos dirigidos contra esta alteración genética de este gen transformante. Su primera aplicación va a ser en pacientes con cáncer de pulmón, una entidad patológica que se ha beneficiado también recientemente de la inmunoterapia.
Hablando de usar nuestras defensas contra el cáncer, además de fármacos podemos usar “células que se comen otras células”. La idea de estos acercamientos es extraer células del sistema inmune, activarlas en el laboratorio y mostrarles una diana del tumor contra el que se quiere luchar. Son las células llamadas CAR-T, TCR o ‘natural killers’. Las usadas clínicamente son en la actualidad las primeras, habiendo significado un cambio de paradigma en casos irrecuperables de leucemias, linfomas y otras patologías oncológicas de la sangre. Uno de los problemas es que son terapias de momento carísimas, pero se espera en los próximos meses, un par de años, rebajar su precio al automatizar su fabricación. Existe otra terapia celular con las llamadas TIL: son linfocitos T nuestros que ya están atacando el tumor que los extraemos y los concentramos para dárselos de vuelta al paciente. Paso a paso, célula a célula para la curación.
Finalmente, señalar el creciente interés y esperanza para el desarrollo de vacunas contra el cáncer. No se piensen que las mismas son iguales a la triple vírica o a la de covid-19 que son generales para la población, sino que aquí son personales, específicas de cada individuo. Uno de los primeros estudios más prometedores en esta área se ha realizado en el melanoma: usando proteínas expresadas por este tumor en pacientes se elabora la vacuna, para cuando el melanoma vuelva a dar la cara (relapso o recidiva), nuestro cuerpo esté preparado para recibirlo como se merece. Estamos en este campo en sus albores, pero se esperan grandes avances en el mismo.
Nuevos fármacos, nuevas esperanzas. Seguimos en el juego del gato y del ratón. El tumor se oculta, cambia de aspecto para pasar desapercibido a un fármaco, pero demuestra debilidad para otro. Y gracias a la investigación seguimos ganando tiempo para muchos pacientes, también en calidad de vida. Pero aún el camino es largo y es difícil, a veces, discernir dónde en el horizonte acaba el mar y empieza el cielo.