¿Cómo podemos detener la resistencia a los tratamientos de las células tumorales?
El proyecto desarrolla un nuevo fármaco para prevenir que las células tumorales se hagan resistentes a la terapia anti-angiogénica y un biomarcador para identificar qué pacientes se beneficiarán.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es la segunda causa de mortalidad en el mundo y casi una de cada seis muertes se debe a esta enfermedad. Uno de los principales escollos para tratar a los pacientes es que las terapias son efectivas durante un periodo de tiempo, pero luego dejan de serlo. Los tumores se vuelven resistentes a ellas y hay que recurrir a opciones de segunda línea, que son escasas y poco efectivas.
En este sentido, los investigadores Gabriela Jiménez y Oriol Casanovas, del Institut d’Investigacions Biomèdiques de Bellvitge (IDIBELL) y del Institut Català d’Oncologia (ICO), están desarrollando un nuevo fármaco que podría prevenir que las células tumorales desarrollaran resistencias a un tipo de terapias, llamadas anti-angiogénicas. Además, han identificado un biomarcador en sangre que permite predecir si el paciente responderá al tratamiento.
Jiménez y Casanovas se han centrado en tumores que dependen de los vasos sanguíneos para recibir aporte de nutrientes y seguir proliferando, como los renales o de ovarios. Estos tumores se tratan con fármacos anti-angiogénicos, que tratan de evitar el crecimiento del tumor afectando, precisamente, a la vasculatura.
“No obstante, las células tumorales son muy inteligentes y buscan la manera de evitar la acción de los fármacos activando mecanismos adaptativos -explica Jiménez-. Nosotros hemos identificado uno, metabólico, que podemos inhibir de forma efectiva y que detiene el crecimiento del tumor”.
Hasta el momento no existe ningún fármaco que capaz de suprimir este mecanismo de forma adecuada. En este sentido, Jiménez y Casanovas han hallado una molécula capaz de inhibir esta diana en animales; han comprobado que a bajas dosis logra que el tumor deje de crecer, aunque hacen falta ensayos durante un periodo superior de tiempo para verificar que el tumor no acaba evadiendo también la terapia.
“Nuestro fármaco se focaliza en la adaptación más metabólica de la célula tumoral y combinado con inmunoterapia, ofrecería una acción muy valiosa”, apunta Casanovas, que añade que ahora están refinando la molécula para poder ir a ensayos clínicos en humanos. (Proyecto de investigación impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, entidad que apoya a Big Vang)