En vías de desentrañar las enfermedades que causan parkinsonismo infantil
En muchas ocasiones se cree que esta enfermedad es de personas de edad avanzada, pero no es así. Científicas de Barcelona desarrollan un modelo basado en células madre que facilitará el desarrollo de terapias para patologías que afectan a la dopamina. Los síntomas de parkinsonismo son, en general, difíciles de detectar antes del primer año de vida.
Un nuevo modelo basado en células madre de pacientes va a permitir en adelante conocer mejor enfermedades raras que afectan a la dopamina (uno de los neurotransmisores más importantes del sistema nervioso central) y causan síntomas propios del parkinsonismo infantil y también probar la utilidad de posibles tratamientos para ellas.
El modelo, pensado de entrada para una de esas enfermedades, llamada Deficiencia de la tirosina hidroxilaza (THD, por sus siglas en inglés), lo han desarrollado científicas del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), el Instituto de Investigación de Sant Joan de Déu (Irsjd), el Instituto de Investigación de Sant Pau (IIB Sant Pau) y la Universidad de Barcelona (UB).
Explican que el parkinsonismo es una variedad de síntomas que comparten un grupo de enfermedades genéticas de las que, sumando los afectados por todas ellas, hay más de mil casos descritos en todo el mundo. Los diagnosticados con THD (bien descritos) son únicamente 90.
El diagnóstico por parte de especialistas ha mejorado bastante en los últimos años, apunta la científica. En el caso de la THD hay un biomarcador de líquido cefalorraquídeo que refleja la disminución de la dopamina del cerebro causante del parkinsonismo. Luego hay que realizar un estudio genético para acabar de identificar la enfermedad.
La sintomatología del parkinsonismo, de entrada, orienta bastante: lo más frecuente son problemas motores, discinesia (movimientos anormales e involuntarios sobre todo de la musculatura orofacial), hipotonía (elasticidad del músculo es excesiva y su consistencia es blanda, las articulaciones no se encuentran bien fijadas) y no controlar la cabeza; y lo más grave, discapacidad intelectual y ausencia de habla.
Levodopa más carbidopa
En cualquier caso, es importante diagnosticar lo antes posible porque, en buena parte de esas enfermedades, a los niños afectados les resulta útil el tratamiento con levodopa más carbidopa (el segundo permite que el primero no se degrade antes de llegar al cerebro).
De la THD hay dos fenotipos descritos (A y B) desde 2010, pero indica la científica que con los años se ha visto que “no todo es blanco o negro; hay grises entre uno y el otro”. En el A los problemas motores aparecen en la infancia temprana y responden bien a la terapia, por lo que pueden los menores afectados pueden llegar a hablar, escribir y leer y controlar bien su problema motor.
Los del fenotipo B, por el contrario, presentan problemas ya antes del año de vida, sus dificultades motoras son más graves y no responden a la terapia, por lo que no se pueden evitar en ellos afectaciones cognitivas importantes. Entre el A y el B hay pacientes con problemas “intermedios” y más o menos refractarios al tratamiento.
Una tesis doctoral
El modelo de THD, que reproduce fielmente las características patológicas de la enfermedad, se ha creado, en concreto, a partir de células de la piel de pacientes reprogramadas en células madre pluripotentes, que son capaces de convertirse en cualquier tipo celular y gracias a ello se han diferenciado en neuronas.
Este innovador modelo, “permite hacer muchos tipos de análisis de manera rápida y fácil” y resulta muy prometedor porque, tal y como destaca Tristán-Noguero, ya ha servido para observar que, en el modelo que reproduce la condición más severa de THD, la administración temprana de dopamina, cuando las neuronas todavía se están diferenciando, sí logra prevenir los defectos que causa la enfermedad. Este resultado sugiere que el tratamiento podría funcionar en los pacientes más severos si se aplicase el tratamiento preventivamente durante el desarrollo del cerebro (en la gestación).
Esto podría llegar a tener utilidad clínica si hubiese diagnóstico prenatal o de neonatos, con el fin tratar precozmente a los casos positivos y/o en el caso de familias en la que ya haya nacido un niño con la enfermedad, con el objeto de evitar sintomatología grave al siguiente (hermano). De hecho, en la literatura médica ya figura un estudio que confirmó que, tratando con levodopa a la madre de un niño afectado, su segundo hijo nació con la misma enfermedad, pero con síntomas menos severos.
El equipo (Irsjd, Idibell y UB) implicado en este modelo está estudiando ahora con el innovadpr modelo de THD varias chaperonas farmacológicas de la Universidad de Bergen, en Noruega, de las que al menos una de ellas sí ha dado resultados positivos y equiparables a los obtenidos de un modelo de ratón (de desarrollo noruego) con la misma enfermedad.
Tristán-Noguero informa de que el mismo modelo sirve para probar una posible terapia génica, que es algo que, de hecho, ya han realizado: “Corregimos todo el fenotipo con la técnica CRISPR/Cas9 y todas las alteraciones mejoraban”. Aunque precisa que hay un problema relevante para ello: “En esta patología no hay una buena relación genotipo-fenotipo”.
“Este es el primer modelo de THD capaz de reproducir las características de los pacientes leves y severos de forma diferencial, y que además reproduce su diferente respuesta al tratamiento”, asegura, por su parte, García Cazorla.
Hasta 70 genes causales descritos
Consiglio informa de que en las enfermedades que causan parkinsonismo pediátrico hay hasta 70 genes causales descritos, lo que da idea de la complejidad y heterogeneidad de ese grupo de patologías raras y la importancia de desarrollar para ellas una terapia personalizada, porque incluso los pacientes con una misma enfermedad (mutación genética) pueden presentar diferencias (fenotipo leve o severo) y no responder exactamente igual a la misma terapia. “Por eso es tan importante poder estudiarlas y aprender”.
Considera que lo mejor del modelo de THD es que son células de pacientes afectados por la enfermedad y que “con sus fibroblastos (un tipo de células que contribuye a la formación de tejido conectivo) podemos generar muchos otros tipos de células para poder ver qué hay que corregir y cómo intervenir”. También se pueden hallar variaciones genéticas silentes o tratar de correlacionar los cambios morfológicos neuronales con la funcionalidad, subraya Consiglio. “Somos optimistas. Puede ser también un modelo para otros parkinsonismos pediátricos debidos a la falta de dopamina”, manifiesta. Carmen Fernández (DM)