Tiempo de diarreas, ¿soluciones de rehidratación oral o probióticos?
En nuestro medio se estima que cada niño menor de 3 años padece como media entre 0,5 y 1,9 episodios de gastroenteritis aguda al año y es causa importante de absentismo escolar y, secundariamente, de pérdidas de jornadas de trabajo de los padres. Alrededor de un 10% de las visitas al pediatra o a las Urgencias se deben a esta causa. Cuanto más pequeño es el niño, mayor es el riesgo de que se trate de un problema grave.
La deshidratación es el principal determinante, aunque no el único, de la gravedad. Es por esto que la primera medida de tratamiento esté encaminada a prevenir su aparición o a corregirla de una forma eficaz. Las claves de la atención en el caso de una diarrea aguda son el uso de las soluciones de rehidratación oral y la realimentación precoz (contrariamente a lo que se pensaba, el ayuno prolongado solo agrava el cuadro).
Las soluciones o sales de rehidratación son compuestos a base de sales junto con glucosa, que se administran en casos de deshidratación leve y moderada o como mantenimiento para prevenir la deshidratación. Estas soluciones se desarrollaron inicialmente para el tratamiento del cólera u otras diarreas graves en países de baja renta y han contribuido a salvar un número muy grande de vidas en niños menores de 5 años.
Para reducir y mejorar los síntomas de la diarrea puede recomendarse la administración de probióticos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas, confieren al huésped un beneficio para su salud”. Las especies más utilizadas como probióticos son lactobacilos y bifidobacterias. Son particularmente efectivas cuando se usan en las primeras 48 horas desde que comienzan los síntomas, ya que ayudan a reducir su intensidad y duración. Tienen efectos a distintos niveles, entre ellos el mantenimiento del equilibrio entre microrganismos, así como un efecto antinflamatorio y regulador de la inmunidad. En ocasiones a los preparados con probióticos se les asocian prebióticos, que son fibras vegetales especializadas y que actúan como fertilizantes que estimulan el crecimiento de bacterias sanas en el intestino. Otros compuestos como el zinc se han demostrado útiles en el tratamiento de la diarrea en niños pequeños, sobre todo en presencia de desnutrición.
Hay que recordar también que son enfermedades altamente contagiosas, por lo que es importante el lavado de manos para prevenir su diseminación. José Manuel Moreno. Director del departamento de pediatría. Clínica Universidad de Navarra.