La vuelta al cole y el riesgo piojos
Es previsible que la supresión de las medidas de distanciamiento social y de los grupos burbuja en los colegios conlleve un incremento de los casos de pediculosis.
La fuente de consulta más habitual sobre la pediculosis es el farmacéutico/a (58,2%), según el IX Estudio CinfaSalud: “Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis”. Avalada por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) se presenta esta investigación ante el comienzo del nuevo curso escolar. Nueve de cada diez familias creen, además, que sus hijos o hijas se contagiaron en el colegio, según la investigación realizada.
Como revela el estudio, la mitad de los niños y niñas españoles de entre 3 y 12 años (50,7%) tuvo piojos alguna vez en los tres años anteriores a la pandemia. Julio Maset, médico, explica que “ahora que las circunstancias sociales y sanitarias vuelven a ser las habituales de la época precovid, la pediculosis o infestación del cuero cabelludo y pelo por piojos va a volver a constituir un problema de salud de gran impacto en las aulas y hogares españoles, ya que es de esperar que los niños y niñas tengan de nuevo un comportamiento de mayor contacto. Y ese contacto directo cabeza con cabeza es la principal vía de contagio de los piojos. De hecho, se trata de una de las afecciones más contagiosas, junto al resfriado, por lo que es previsible que este curso se dispare su propagación“.
El estudio realizado se basa en un cuestionario online realizado a una muestra representativa de 3.072 padres y madres españoles con hijos e hijas de 3 a 12 años escolarizados -4.204 niños y niñas-, residentes en todas las comunidades autónomas. El estudio confirma, además, que la pediculosis es más frecuente en las niñas (la sufren el 55,8% de ellas, frente al 47,5% de los niños) y en escolares de 6 o más años (ha padecido este problema el 55,7% de los niños y niñas de 10 a 12 años y el 52,8% de los de 6 a 9 años, frente al 42,9% de los de 3 a 5 años).
Dos de cada tres familias no saben cómo actuar
Este Estudio refleja que las dudas acerca de cómo tratar la pediculosis siguen siendo numerosas, ya que dos de cada tres familias (66,1%) no supieron exactamente cómo actuar cuando sus hijos/as tuvieron piojos por primera vez, por lo que necesitaron informarse.
Para ello, las fuentes de consulta más habituales fueron, además del farmacéutico/a (58,2%), Internet (35,7%), amigos o conocidos (32%) y los médicos/as y enfermeros/as (21,8%). Además, el 7,4% de los padres y madres consultó a su peluquero, el 5,2% buscó información en revistas o libros y el 4,9% preguntó a profesores u otros profesionales del colegio. Uno de cada diez (11,6%) no consultó a nadie.
Aunque, como puede verse, Internet destaca como segunda fuente de información, los padres y madres la combinan con otras en muchos casos y solo un 6,5% se informa únicamente por este medio.
Por último, la investigación muestra que ocho de cada diez padres y madres (84,8%) compran los productos antipiojos en la farmacia, aunque dos de cada diez los adquieren en la parafarmacia y en el supermercado (22,5% en ambos casos). Otros puntos de venta habituales son los comercios online (3,8%), las herboristerías (3,4%) y las peluquerías especializadas (3,0%).
Solo el 17% de las familias que aplican un tratamiento pediculicida lo hace correctamente
De acuerdo a la investigación, nueve de cada diez familias (91%) aplican un tratamiento pediculicida para eliminar los piojos y prácticamente todas ellas (96,4%) creen hacerlo de acuerdo a las instrucciones del prospecto. Sin embargo, el estudio revela que solo el 17% lleva a cabo el tratamiento correctamente, ya que es necesario aplicar un conjunto de medidas para garantizar su efectividad.
Además de seguir las instrucciones, se ha de peinar el cabello mechón a mechón con la lendrera en busca de liendres (lo hace el 76,9%); verificar a los siete días si todavía hay parásitos y, en ese caso, reaplicar el tratamiento (64,6%); seguir pasando la lendrera durante las dos semanas siguientes (64,1%) y evitar el uso del secador tras aplicar el producto, ya que el calor inactiva su efecto residual (solo el 20,2% lo tiene en cuenta).
“Los datos revelan que las infestaciones de piojos son ahora más frecuentes y difíciles de tratar debido a un incremento de las resistencias, generadas, la mayor parte de las veces, por una incorrecta aplicación del producto. Por tanto, poner a disposición de los padres y madres información completa y veraz sobre qué es la pediculosis y cómo tratarla es necesario para evitar que este problema de salud siga aumentando su complejidad“, sostiene el experto. Y en este sentido, el papel asesor del farmacéutico resulta clave.
Por otra parte, las medidas complementarias más utilizadas para eliminar los piojos son revisar el pelo de toda la familia (79,1%), lavar sábanas y toallas a más de 60ºC (78,4%) e indicar a los niños/as que eviten compartir artículos de pelo (62,3%). En conjunto, el estudio revela que solamente una de cada diez familias españolas (13,8%) toma todas las medidas adicionales recomendadas –que también incluyen aspectos como aspirar muebles y aislar los objetos que no puedan lavarse en una bolsa cerrada durante una semana- y que solo una de cada veinte (4,5%) aplica correctamente el tratamiento pediculicida y, además, toma todas las medidas adicionales recomendadas.
Tampoco las medidas preventivas se llevan a la práctica con la frecuencia necesaria: cuatro de cada diez familias (40,5%) no utilizan repelentes de piojos ni siquiera cuando existen casos de pediculosis en el entorno cercano o los niños la han pasado recientemente. De hecho, en una de cada tres familias (36,5%), los niños y niñas con piojos han contagiado a otros miembros, aunque en tres de cada cuatro hogares (76,8%) en los que esto sucedió no habían aplicado bien el tratamiento. En todo caso, las madres y las familias con niñas o con hijos/as más pequeños son más proclives al uso del repelente.
El picor, el signo de contagio más frecuente
Ana Molinero, vicepresidenta 1ª de SEFAC, aclara que “aunque es muy molesto, el Pediculus Humanus Capitis o piojo humano de la cabeza no transmite enfermedades, por lo que no constituye un peligro para la salud. De hecho, la pediculosis no siempre produce síntomas. Si los hay, el más frecuente es el picor y la necesidad de rascarse, lo que puede llegar a provocar lesiones en el cuero cabelludo de los niños“.
De hecho, siete de cada diez familias (69,7%) detectan la pediculosis por el prurito (picor) que tienen sus hijos en la cabeza, aunque seis de cada diez (63,4%) también ven los piojos en el cabello de sus hijos cuando les peinan, lavan o revisan la cabeza. Además, el 4,7% observa lesiones en el cuello o tras las orejas -las zonas óptimas para el desarrollo de estos parásitos- y el 1,7% se percata de que su hijo o hija no duerme bien, lo que puede ocurrir debido al picor.
La pediculosis afecta psicológicamente tanto a los niños como a sus padres
El estudio muestra también que, más allá de los síntomas físicos, el impacto psicológico de este problema es considerable, ya que uno de cada cuatro padres y madres (24,7%) cree que tener piojos afecta emocionalmente a sus hijos y el 43,5% siente que les afecta a ellos directamente -lo que supone 19 puntos porcentuales más-. Esta afectación emocional se da más en madres, en los progenitores más jóvenes y en familias con niñas o hijos/as más pequeños. Según Julio Maset, médico, “esto pone en evidencia la necesidad de normalizar la pediculosis en la sociedad como un problema más de salud, fácilmente atajable y en absoluto vinculado al pelo sucio, para ahorrar angustias innecesarias“.
La mayor preocupación de los padres y madres ante los piojos es el picor y las molestias que estos generan (35,2%), seguida de la posibilidad de que pueda contagiarse el resto de la familia (17,3%). Otras inquietudes son el riesgo de transmisión de enfermedades (16,9%) -pese a que los piojos no son transmisores de patologías-, el “jaleo” que implica el tratamiento (14,4%), la repulsa que generan los piojos (8,5%) y el estigma que el tener estos parásitos pueda suponer para sus hijas e hijos (7,6%).
“Como confirma la investigación, la desinformación y las falsas creencias acerca de la pediculosis siguen estando muy extendidas. Por ejemplo, uno de cada cuatro progenitores con niños en edad escolar (24,7%) sigue creyendo que los piojos están relacionados con una falta de higiene, lo que lleva a algunos padres y madres a temer que traten a sus hijos de diferente manera por tener piojos. Este miedo al estigma y la vergüenza es, de hecho, uno de los principales motivos que conduce a los progenitores a no cumplir con la responsabilidad de avisar al colegio cuando sus hijos tienen piojos, lo cual aumenta la gravedad de un problema que, bien gestionado, podría solucionarse rápida y eficazmente“, explica Ana Molinero. En concreto, uno de cada diez (13,3%) progenitores de nuestro país no notifica al colegio que su hijo tiene piojos, a pesar de que siempre debe hacerse. La razón para ello, en uno de cada tres casos (29,9%), es la vergüenza y el miedo al estigma social provocado por la pediculosis.
Pero relacionar la pediculosis con la falta de higiene no es el único falso mito en torno a los piojos. Por ejemplo, la mitad de los progenitores españoles con niños en edad escolar sigue pensando que vuelan de una cabeza a otra (55%) o que las mascotas contagian piojos (47%). Además, uno de cada tres (29,2%) opina que el mejor remedio para eliminar los piojos es cortar el pelo, algo que, si bien puede facilitar la aplicación del tratamiento, no es necesario y puede generar un mayor trastorno psicológico a algunos niños. Se trata, en todos los casos, de creencias erróneas.
¿Cómo ganar la batalla a los piojos? Decálogo para padres y madres
- Conocer bien a vuestro enemigo. Para eliminar los piojos de una manera eficaz, es necesario, en primer lugar, desterrar los falsos mitos en torno a ellos. Sobre todo, es importante saber que estos parásitos no vuelan ni saltan, sino que se desplazan rápidamente de un pelo a otro, lo que explica su gran capacidad de contagio por contacto entre cabezas. También hay que recordar que su presencia no está relacionada con una higiene deficiente, sino que puede afectar a cualquier persona de cualquier estrato social o económico.
- Ante todo, precaución. Si se notifican casos en vuestro entorno, tomar las medidas preventivas necesarias para mantener los piojos lejos de las cabezas de los hijos: revisar su cabello con una lendrera regularmente, usar repelente y concienciarles de la necesidad de evitar el contacto de cabeza con cabeza y de intercambiar prendas u objetos personales que hayan podido estar en contacto con el pelo.
- Aprender a pasar la lendrera correctamente. Se trata de una herramienta muy eficaz tanto para diagnosticar como para eliminar los parásitos, pero su uso requiere ser sistemático, ya que ha de pasarse mechón a mechón y de abajo arriba, haciendo especial hincapié en la nuca y detrás de las orejas, así como en la zona del cabello a tres o cuatro milímetros de la raíz. Antes de empezar, ponerse cómodos, colocar un paño blanco sobre los hombros del niño y asegurase de tener una buena iluminación.
- Si confirmáis que hay piojos, avisar al colegio. Una advertencia a tiempo puede evitar que otros niños se infesten y el ciclo vuelva a comenzar. Por este motivo, los padres y madres han de asumir sin dilación su responsabilidad de informar a los maestros, monitores u otros educadores de la presencia de piojos en su hogar, para que a su vez alerten al resto de alumnos.
- Elegir el tratamiento adecuado. Acudir a la farmacia para conseguir un tratamiento pediculicida. Si no se tiene claro cuál es el más adecuado para vuestro hijo o hija, consultar al farmacéutico la mejor opción en su caso. También puede ser necesario pedir consejo al pediatra si sufre dolencias dermatológicas o asma (casos en los que debería evitarse el uso de espráis) o tiene menos de 2 años. Si la revisión con lendrera no ha confirmado la infestación, recurrid a un repelente, pero nunca a un pediculicida.
- No confiar en tratamientos caseros. Por una parte, la eficacia pediculicida de sustancias como la mayonesa, el aceite de oliva, la mantequilla, o la vaselina es nula o no está demostrada. Por otra, otros remedios como el alcohol o el queroseno, además de irritar el cuero cabelludo, son tóxicos, inflamables y, por tanto, peligrosos. En el caso del vinagre, puede ayudar a despegar las liendres, pero por sí solo no es capaz de matar al piojo y, en concentraciones altas, también puede irritar el cuero cabelludo.
- Seguir al pie de la letra las instrucciones del fabricante cuando se use el pediculicida. Una vez aplicado sobre el cabello seco, pasad la lendrera para retirar los piojos muertos y las liendres y, después, lavad la cabeza con el champú habitual y aclarad. Recordad que solo se han de tratar con pediculicida los miembros de la familia que se encuentren infestados. Para el resto, está indicado el repelente.
- No utilizar secadores. Tras el aclarado, dejad que el pelo se seque al aire libre, nunca con secador, ya que el calor inactiva el efecto insecticida residual del producto y este pierde eficacia.
- Extremar la higiene en casa. Cuando alguien en casa ha tenido piojos, los peines o cepillos deben ser lavados con pediculicidas o hervidos en agua. La ropa -incluida la de cama- y las toallas u otras prendas que haya usado la persona con piojos durante los dos días anteriores se han de lavar con agua caliente (60ºC) y/o secarse en la secadora a la máxima temperatura posible. Lo que no pueda limpiarse o lavarse adecuadamente, se debe guardar en una bolsa de plástico sellada durante al menos una semana. También ha de pasarse el aspirador por el suelo y los muebles, pero no es necesario fumigar el hogar o usar aerosoles con insecticidas.
- No bajar la guardia en los días posteriores. Durante las dos semanas siguientes al tratamiento pediculicida, volved a revisar con la lendrera la cabeza de vuestro hijo o hija a días alternos o, incluso, diariamente. Si a los siete días seguís detectando piojos o liendres, será necesario reaplicar el pediculicida. Posteriormente, es recomendable realizar exámenes visuales cada dos o tres semanas, hasta asegurarse de que todos los piojos y liendres han muerto. También será necesario repetir las medidas preventivas como revisar la cabeza de toda la familia. M.T.T. (SyM)