La parálisis fácial afecta de forma física y psicológica al paciente
Cirugía y rehabilitación neuromuscular son claves para la recuperación de la movilidad
A día de hoy se desconocen las causas que originan la parálisis facial, una patología por la cual se disminuye o desaparece la conducción nerviosa a través del nervio facial. Los nervios faciales se encargan de llevar mensajes del cerebro a la cara, así como cerrar los ojos, levantar las cejas, hacer muecas o activar las glándulas salivares para la deglución. Cuando estos nervios se inflaman o debilitan, se produce una parálisis, que puede ser temporal o permanente. La más común es la idiopática o de origen desconocido.
La parálisis facial tiene una serie de implicaciones físicas que también pueden afectar psicológicamente al paciente. Además de sufrir dificultades para el cierre del ojo, para hablar y para comer, el paciente recibe un gran impacto psicológico, puesto que influye en su calidad de vida y en su relación con el entorno, produciéndole un gran estrés y ansiedad. Por ello, la rehabilitación es vital para la recuperación facial y para la mejora del estado de ánimo del paciente. El médico rehabilitador y el fisioterapeuta deben trabajar de forma coordinada después de la cirugía facial para conseguir la reactivación neuromuscular. En función de la etapa en que se encuentra cada paciente, se debe establecer un tratamiento u otro. Para la rehabilitación de los nervios faciales es clave el trabajo de la zona estática buco-labial y de la zona estática frontociliar a base de técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas de suspensión pasiva, lifting facial, técnicas de elevación de la ceja, etc. con el objetivo de recuperar la movilidad. También es aconsejable la rehabilitación neuromuscular junto con la infiltración de botox y un programa adaptado de ejercicios faciales.