Hiperhidrosis: cuando el sudor se convierte en enfermedad
La hiperhidrosis se produce cuando el organismo presenta un exceso de sudoración que no es acorde a la temperatura exterior
En torno a un 3% de la población padece esta patología
El tratamiento con toxina botulínica es el más eficaz y el que presenta menos efectos secundarios
Redacción
Sudar es una reacción natural y necesaria del organismo para regular la temperatura corporal, pero en ocasiones puede ocasionar molestias o resultar desagradable. El sudor es una sustancia compuesta por agua y pequeñas cantidades de sales minerales y, al contrario de la creencia popular, al sudar no eliminamos toxinas ni impurezas. Durante el verano sudamos más debido a las altas temperaturas, para disminuir el calor corporal mediante la transpiración. El problema se produce cuando la sudoración se vuelve excesiva y no de forma acorde a la temperatura, lo que se conoce como hiperhidrosis, una patología que afecta a un 3% de la población.
Como señala a Mayte Truchuelo, dermatóloga del Hospital Vithas Nuestra Señora de América y de Vithas Internacional, la hiperhidrosis puede ser de dos tipos: primaria o secundaria. “La primaria, la más frecuente, suele ser de causa desconocida y se relaciona con situaciones de nervios y estrés por el exceso de activación del sistema parasimpático. En el caso de la secundaria, se asocia a otras patologías, como pueden ser la diabetes, trastornos de tiroides o medicaciones de modo que tratando estas enfermedades los síntomas del paciente mejorarán”, añade.
Partes del cuerpo que más sudan
Las partes del cuerpo que resultan más afectadas habitualmente son las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Las personas que padecen hiperhidrosis sufren los síntomas tanto en invierno como en verano. En casos muy extremos, como apunta la especialista Truchuelo, “puede producir pelado de las palmas de las manos, eccema o roces, pero en ningún caso hablaremos de alergia al sudor, patología que apenas existe”.
En el caso de la hiperhidrosis primaria, puede afectar a cualquier tipo de persona y es común que debute en la infancia o en la adolescencia y acompañará al paciente durante toda su vida.
Tratamiento con toxina botulínica
Aunque la hiperhidrosis no se puede prevenir, sí existen diferentes tratamientos que resultan muy efectivos para controlar los síntomas: “existen desodorantes a base de sales de aluminio, que son astringentes, pero pueden producir irritación en la piel y, si uno suda mucho, se quedan cortos. En estos casos habría que combinarlos con toxina botulínica, el tratamiento más eficaz y con menos efectos secundarios” afirma Truchuelo.
La toxina botulínica puede inyectarse en las axilas y en las palmas de las manos. “En el caso de las manos será necesario aplicar anestesia regional para que no moleste el pinchazo; no así en el caso de las axilas, donde se tolera mejor”, apunta la experta. Sus efectos duran en torno a un año y los resultados son muy efectivos.
Además, como destaca la especialista, es importante reseñar la afectación psicológica que puede sufrir el paciente, por ello, cuando es necesario se complementan los tratamientos con terapias conductuales de psicología que ayudan a manejar la ansiedad y el estrés”.
Otras patologías asociadas al sudor
El sudor excesivo puede producir eccemas o irritación de la piel: “si uno suda mucho, la zona se macera y con la humedad es más probable que se produzca una contaminación por hongos, como la cándida”, señala Truchuelo. Los casos más frecuentes durante el verano suelen afectar a la ingle y a la zona de debajo del pecho.
Se recomienda, además, en esta época del año, tener especial precaución con determinados alimentos que pueden favorecer la estimulación de las glándulas sudoríparas, como el picante o las comidas pesadas.