La estrecha relación entre el alcohol y la depresión

Es difícil que alguien con problema de alcoholismo no se vea sometido a estados depresivos alguna vez

Silhouette of an alcoholic

Redacción

Las personas con problemas por consumo de sustancias suelen tener asociados frecuentemente otros trastornos psicológicos que empeoran la situación de abuso y dificultan la posibilidad de salir de la adicción. Se trata de trastornos como la ansiedad y la depresión, principalmente, que pueden actuar como factores precipitantes y de mantenimiento en el abuso o dependencia del alcohol, indica Augusto Zafra, director de IVANE, clínica de desintoxicación situada en el Hospital Vithas Nisa Aguas Vivas.

Según Zafra, las personas alcohólicas pueden sufrir cuadros depresivos de intensidad a lo largo de su trastorno. De hecho, es difícil que alguien con problema de alcoholismo no se vea sometido a estados depresivos alguna vez. Es más, cuando la enfermedad mental antecede a los problemas de alcohol, se establece un vínculo en el que la persona depresiva busca en el alcohol un alivio de los síntomas depresivos. El alcohol es un relajante e inhibidor que puede permitir a la persona desconectarse temporalmente de sensaciones de dolor y pensamientos negativos que en los depresivos se mantienen activos todo el día, asegura el director de IVANE, que además añade que el problema reside en que el alcohol altera el funcionamiento de los fármacos antidepresivos, y además, en sí mismo, es un potente depresor, por lo que lo más habitual es que el estado depresivo empeore y se profundice rápidamente.

El consumo excesivo de alcohol produce un deterioro físico y psicológico cada vez mayor

Por el contrario, según destacan desde el Servicio de Desintoxicación de Hospitales Vithas Nisa, cuando el alcohol funciona como precursor, la persona no tiene por qué presentar problemas de estado de ánimo previos al abuso, pero el consumo excesivo de alcohol irá produciendo un deterioro físico y psicológico cada vez mayor, con problemas de salud, deterioro mental, descuido personal y reducción y abandono de relaciones sociales, un perfecto caldo de cultivo para que se acabe produciendo una depresión.

En ambos casos, confirma Zafra, la recuperación pasa por el abandono del alcohol, ya que no se puede tratar una depresión si la persona mantiene el abuso de la bebida, puesto que esta distorsionará gravemente la aptitud del paciente para poner en marcha las estrategias necesarias, así como su propia motivación. Al igual que en los casos en los que el alcohol precede a la depresión, la propia abstinencia produce una mejora significativa en el estado de ánimo de los pacientes.

Por todo ello, los profesionales de IVANE afirman que es muy importante el abordaje conjunto de ambas patologías, la adicción y los trastornos del estado de ánimo ya que sin un enfoque combinado y comprensivo, no se podrá alcanzar una abstinencia exitosa a corto y a largo plazo.

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