Estilo de vida poco saludable, principal causante de la hipertensión arterial infantil
La inactividad, las dietas con alto contenido en azúcar y sal y el exceso de peso son responsables de nueve de cada diez casos de hipertensión arterial en niños y adolescentes.
La inactividad, las dietas con alto contenido en azúcar y sal y el exceso de peso son responsables de nueve de cada diez casos de hipertensión arterial en niños y adolescentes, según un documento de consenso elaborado por expertos en salud cardiaca que se publica en el ´European Heart Journal´, una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). El documento, que se centra en la hipertensión en niños de 6 a 16 años, recomienda que las familias adopten hábitos más sanos.
“Los padres son importantes agentes de cambio en la promoción de los comportamientos saludables de los niños –afirma el primer autor, el profesor Giovanni de Simone, de la Universidad de Nápoles Federico II (Italia)–. Muy a menudo, la hipertensión arterial y/o la obesidad coexisten en la misma familia. Pero incluso cuando este no es el caso, es conveniente que las modificaciones del estilo de vida impliquen a todos los miembros de la familia“.
Las recomendaciones dietéticas para el tratamiento de la hipertensión en los niños incluyen hacer hincapié en las verduras frescas, las frutas y otros alimentos ricos en fibra, limitar el consumo de sal y evitar las bebidas azucaradas y las grasas saturadas.
Además, los niños y adolescentes deben realizar al menos una hora diaria de actividad física moderada o vigorosa, como correr, montar en bicicleta o nadar, y no dedicar más de dos horas al día a actividades sedentarias. “Los padres deben controlar la cantidad de tiempo que sus hijos pasan viendo la televisión o utilizando los teléfonos inteligentes y sugerirles alternativas activas“, recuerda el profesor De Simone.
El experto también aconseja que “deben establecerse objetivos realistas sobre el peso, la dieta y la actividad física que se centren en los aspectos que más necesitan mejorar. Registrar el peso, los hábitos alimentarios y el ejercicio físico a lo largo del tiempo sin llegar a ser obsesivos puede ayudar a los jóvenes y a sus familias a hacer un seguimiento del progreso hacia sus objetivos“, añade.
Se recomienda un ´sistema de recompensas que promueva la salud´. El profesor De Simone subraya que “los incentivos ideales son los que aumentan el apoyo social y refuerzan el valor de los comportamientos previstos, como un paseo en bicicleta en familia o una caminata con los amigos“.
El documento se refiere a la obesidad y la hipertensión infantiles como “hermanos insidiosos” que gradualmente se convierten en un grave peligro para la salud. Los estudios han demostrado que la hipertensión infantil es cada vez más frecuente y que parte del aumento puede explicarse por la obesidad, en particular la obesidad abdominal.
Se calcula que menos del 2% de los niños con peso normal son hipertensos, frente al 5% de los niños con sobrepeso y el 15% de los obesos. De Simone añade que “el aumento de la hipertensión infantil es muy preocupante, ya que se asocia con la persistencia de la hipertensión y otros problemas cardiovasculares durante la edad adulta“.
El diagnóstico precoz de la presión arterial elevada es crucial para poder controlarla con el estilo de vida y, si es necesario, con medicamentos. Una sola medición de la presión arterial por parte del médico o la enfermera puede identificar a los niños con hipertensión, pero se recomienda una segunda visita para confirmarla.
“El cribado debe realizarse en el ámbito de la atención primaria al menos una vez al año, independientemente de los síntomas –recomienda de Simeone–. Esto se debe a que la hipertensión en los niños, al igual que en los adultos, suele ser asintomática“.
En las primeras fases, el tratamiento de la hipertensión infantil debe centrarse en la educación y el cambio de comportamiento. Si no se alcanzan los objetivos de presión arterial, debe introducirse un único fármaco de baja dosis. Si un fármaco no es eficaz, pueden ser necesarias pequeñas dosis de dos fármacos.
Los autores piden que los organismos de salud pública den prioridad a la prevención y el tratamiento de la hipertensión en niños y adolescentes. Por ejemplo, campañas de concienciación sobre los riesgos de la hipertensión en los jóvenes y el impacto positivo de un estilo de vida saludable que incluya actividad física, una dieta nutritiva baja en sal y azúcar, y no fumar.
Otras acciones recomendadas son la protección del tiempo de los niños en la televisión y los medios sociales, sin promoción de la comida basura o de hábitos de vida potencialmente nocivos.
El documento de consenso ha sido elaborado por el Consejo de Hipertensión de la ESC, la Asociación Europea de Cardiología Preventiva, la Asociación Europea de Imagen Cardiovascular, la Asociación de Enfermería Cardiovascular y Profesiones Afines, el Consejo de la ESC para la Práctica de la Cardiología y la Asociación Europea de Cardiología Pediátrica y Congénita. L.D.B /M.T.T. (SyM)