“La hipertensión es la principal comorbilidad en covid-19”
Junto a la edad y fragilidad, la hipertensión es el principal factor pronóstico de gravedad en covid-19, según un amplio estudio de la SEMI.
A finales de mayo, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) publicó los resultados preliminares del primer gran registro clínico nacional multicéntrico y retrospectivo sobre covid-19, con datos de 12.213 pacientes hospitalizados y en el que participaron 604 internistas de 146 centros hospitalarios de todas las autonomías. Era el repositorio clínico más amplio y extenso de España y uno de los mayores del mundo sobre los efectos del SARS-CoV-2, según Ricardo Gómez Huelgas, presidente de la SEMI.
Como explicó José Manuel Casas, responsable del Registro SEMI-Covid-19, esa completa radiografía de la enfermedad en España “permitió conocer cuáles son las comorbilidades más frecuentes en comparación a pacientes de otros países, así como cuáles son sus síntomas más habituales a la llegada al hospital o cuáles han sido los valores anormales detectados, de forma más usual, en las pruebas de laboratorio”.
Ya entonces la hipertensión, la dislipemia y la diabetes aparecían como las comorbilidades más frecuentes, y la fiebre y la tos como los síntomas principales. Un alto porcentaje de pacientes tenían valores de laboratorio anormales al ingreso, con un perfil inmunoinflamatorio deteriorado. La linfopenia (52,6%) y los niveles elevados de dímero D (61,5%), lactato-deshidrogenasa (70,2%) y ferritina (72.4%) fueron los hallazgos más frecuentes.
En el I Congreso Nacional Covid-19 celebrado online a mediados de septiembre, varios miembros de la SEMI volvieron a exponer nuevos datos en relación al seguimiento de pacientes y secuelas a medio-largo plazo, terapia antinflamatoria, riesgo cardiovascular y perfil tipo. El registro ya contaba con datos de casi 17.000 pacientes. Sobre el perfil tipo, José Manuel Casas reiteraba que se trata de “persona mayor, predominantemente varón y con comorbilidades importantes, muy frecuentemente hipertensos, obesos y dislipémicos. También es habitual la comorbilidad cardiovascular: insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular y cardiopatía isquémica”.
La clínica respiratoria seguía siendo la más habitual en el momento del ingreso: casi un tercio necesitaban oxígeno ya desde su llegada a Urgencias y casi todos ingresaron con neumonías -más del 80%-, muchas de ellas graves, y con una mortalidad del 21%. Casas avanzó además que ahora están recogiendo datos de los pacientes de la segunda oleada. “Será muy interesante comprobar si el tipo de paciente hospitalizado ha cambiado (como así parece) y si también lo ha hecho el riesgo de complicaciones y la mortalidad”.
Polémica antihipertensiva
Hasta ahora la SEMI ha publicado tres estudios y en cartera tiene casi otros 70 en periodo de revisión o elaboración que analizan los más de 17.000 pacientes incluidos hasta la fecha, con casi 900 internistas y 214 hospitales de toda España implicados. El último acaba de aparecer en Journal of Clinical Medicine y lo encabeza Enrique Rodilla, de la Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular del Hospital de Sagunto y profesor de la Universidad Cardenal Herrera-CEU en Valencia.
Los 25 firmantes han analizado a 12.226 pacientes de 150 hospitales reclutados del 1 de marzo al 24 de junio y con una edad de entre 18 y 106 años. Su objetivo era comprobar si la hipertensión representa un factor de riesgo independiente de muerte en pacientes hospitalizados con SARS-CoV-2. Y más específicamente, examinar el efecto que el tratamiento anterior con inhibidores de la ECA y antagonistas del receptor de la angiotensina II (ARA2) -los antihipertensivos más utilizados- puede tener en estos pacientes, una de las grandes polémicas farmacológicas de los últimos meses, pues algunos estudios indicaban que esos fármacos potenciaban la susceptibilidad y la gravedad de la covid-19.
Enrique Rodilla recuerda que “al principio de la pandemia se publicó un artículo en una revista de alto impacto que sobre una base puramente especulativa, sin ningún dato real, propuso la hipótesis de que el tratamiento antihipertensivo con IECA y/o ARA2, ambos inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona, podría favorecer la infección por el SARS-CoV-2, porque -por su mecanismo de acción- estos fármacos aumentan la concentración en el pulmón de la molécula ECA2, que específicamente sirve de puerta de entrada al virus y que se distribuye ampliamente en el epitelio respiratorio, así como en el corazón, riñón y vasos sanguíneos. Así se abrió el debate y, de hecho, el tratamiento con IECA/ARA2 fue sustituido en casi la mitad de los pacientes covid, a pesar de que la totalidad de las sociedades científicas aconsejó mantener ese tratamiento ante la ausencia de datos robustos que sugirieran lo contrario”. José R. Zárate-DM