“España nunca ha dado importancia a la ciencia nacional”

SANTIAGO GIRSOLÍA | BIOQUÍMICO

JUAN MACHO

Profesor Santiago Grisolía, Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias en 1977.

El profesor Santiago Grisolía, Premio Principe de Asturias de las Ciencias en 1997 y coordinador internacional del Proyecto Genoma Humano de la Unesco, entre otros méritos, ha sido y es un bioquímico clave de su generación e impulsor entusiasta de la ciencia. Fue pionero de la avanzadilla científica española en círculos internacionales, tras trabajar más de 20 años en EEUU como director del departamento de bioquímica y del centro de investigación de la universidad de Kansas. A mediados de los 70 decide aceptar el reto de potenciar la investigación en España, su país de origen. Y aquí sigue, infatigable, al frente de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados y como presidente del comité asesor de cultura del Presidente de la Generalitat Valenciana.

Alguno de sus descubrimientos, como los realizados sobre el ciclo de la urea, han sido descritos por muchas figuras relevantes de la ciencia, como alguno de los más imaginativos de la historia de la bioquímica…

Empecé trabajando en la fijación del anhidrido carbónico (CO2) con el profesor Ochoa. Bajo su recomendación me desplacé a la Universidad de Chicago a formarme en métodos isotópicos y a Wisconsin a introducirme en la investigación del ciclo de la urea. Mi primer descubrimiento fue el acetil glutámico, metabolito necesario para la síntesis de urea y de gran importancia en investigaciones posteriores. Años más tarde, siguiendo centrado en ese ciclo metabólico (que me sigue interesando hoy día), me encontré con que alguno de los metabolitos importantes en ese ciclo, especialmente la citrulina, eran cuestionados por algunos investigadores. Se me ocurrió algo muy sencillo: preincubar parte de los componentes y añadir el resto de forma rápida. Como consecuencia se produjo un grán acúmulo del intermediario y me fue fácil demostrar de modo incuestionable que la citrulina era el primer estadío en el ciclo de la urea y conseguir aislar los enzimas que participaban en el proceso.

Le permitió comprobar, por tanto, que su teoría era correcta. No sólo es la técnica la que nos permite avanzar, tiene que haber un punto de imaginación…

Esta es una de las razones por las que a los españoles se los rifan en los laboratorios extranjeros. A pesar de que se dice que el español no es muy trabajador, no es así. Además de imaginativos somos persistentes. Y eso se ve en los laboratorios. En la actualidad hay algunos jóvenes investigadores realmente brillantes. Muchas veces se habla de la necesidad de tener un Nobel en química o medicina, porque desde el premio de Severo Ocho no ha habido otro, y ya hace mucho tiempo, pero generalmente se premia un hallazgo muy específico. En cambio, considero que el Príncipe de Asturias es un reconocimiento a toda una carrera.

¿La ciencia logrará que seamos inmortales o perfectos?

No creo que sea viable, ¡pero tampoco deseable! Ser inmortal tiene que ser muy aburrido y ser perfecto es imposible.

Cuándo todos los directores de centros de investigación se revelan por los recortes, además de los políticos, ¿que más falla?

Falta imaginación y sobre todo esperanza. Yo he vivido momentos tan críticos como la Guerra Civil, pero siempre quedaba la ilusión de un futuro. Ahora no existe, y es algo por lo que hay que luchar.

¿A qué se refiere cuando afirma que la biomedicina precisa lograr un clima social apropiado que aún no existe?

Desgraciadamente, la historia de España nunca ha dado importancia a la ciencia nacional. Sin embargo, ha sido y es mucho mejor de lo que la gente cree. Este es un defecto muy español, no le damos importancia al trabajo que se hace desde dentro. Tenemos la idea de que lo de fuera siempre es mejor. Pero en España ha habido muchos casos remarcables en ciencia, hay gente muy buena.

Usted ha dado un salto muy importante hacia la genómica y ha participado en interesantes estudios. ¿Son todas las enfermedades susceptibles de ser abordadas desde un planteamiento de base genética?

La susceptibilidad a ciertas cosas depende de la composición genética, pero también responde al medio ambiente. Las enfermedades monogénicas sin duda alguna están marcadas por los genes, no hay nada que hacer, pero en las poligénicas el medio ambiente es muy importante. Por poner un ejemplo, es como si las paredes de esta habitación fueran los genes. Su mantenimiento no va a depender únicamente del material con el que se han construido, lo que pasa dentro, es decir, el modo en que cuidamos la estructura puede variar el resultado final.

Usted siempre ha diferenciado entre enfermedades monogénicas y poligénicas. ¿Cree que en un futuro próximo los conocimientos sobre el mapa genético serán determinantes en el tratamiento de las enfermedades poligénicas?

Yo tengo grandes esperanzas. Se ha avanzado mucho en la tecnología de los secuenciadores y ya existe la posibilidad de tener la secuencia del genoma humano a un coste relativamente reducido, y cada vez será menos. Esto ha supuesto un cambio total.

¿Cuánto cree que falta para poder leer el genoma por un precio razonable para el paciente?

Unos cinco años ¡o menos! El proyecto del genoma humano ha generado inmensas expectativas… Se exageró demasiado. Esto ocurre cuando se mete la política de por medio.

¿Pero ayudará a orientar la prevención individualizada?

Que pueda ser una herramienta de apoyo para que el médico pueda orientar a sus pacientes es lo deseable.

¿Llegaremos a una medicina predictiva y personalizada?

No creo que lleguemos al 100%, pero es probable alcanzar el 90%.

¿Cree que los intereses económicos de grandes grupos transnacionales pueden llegar a retrasar estos avances?

Sin las grandes compañías no se puede avanzar en medicina. Este es precisamente uno de los problemas actuales. Yo siempre digo que los grandes avances que muchas veces se hacen en ciencia en Estados Unidos son en parte posibles gracias a la participación de grandes empresas. ¡Ojalá esto pasara en España!

El logro de sintetizar en laboratorio el genoma de una bacteria, ¿qué campo abre a los investigadores?

Se ha hecho la cubierta. Es un primer paso pero es pronto para poder medir el alcance.

¿Cuál es el principal reto al que se enfrenta la ciencia en los próximos 10 años?

Personalmente me gustaría conocer porque los órganos llegan a ciertas dimensiones y se paran. Por ejemplo, usted puede cortar un trozo de hígado y éste se regenera. Pero lo hará hasta cierta dimensión. Es decir, entender el control de la dimensión de los órganos.

¿Los alimentos transgénicos son la solución para paliar el hambre en el mundo?

Creo que son muy importantes y convenientes. La gente tiene un concepto equivocado de los transgénicos, y creo que el nombre no es el más acertado. Deberían llamarse alimentos mejorados genéticamente. El problema es que el hambre en el mundo, desgraciadamente, tiene dos componentes: la producción y la distribución. No hay un solo elemento que pueda solucionar la situación. Otro aspecto importante a tener en cuenta es el crecimiento de la población, hemos crecido de una forma exponencial. Controlar este aumento es necesario para poder mejorar la distribución de recursos.

¿Cuál es el siguiente salto en la medicina?

Debemos volver a la relación personal entre el médico y el paciente. Eso se está perdiendo. Hemos avanzado mucho en ciencia pero hemos perdido en humanización.

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