¿El superconductor que cambiará el mundo?
Investigadores coreanos afirman tener la fórmula de un material revolucionario que despierta dudas en la comunidad científica De ser real, el LK-99, de fácil elaboración, facilitaría energía limpia e ilimitada y ordenadores cuánticos.
Creemos que nuestro nuevo desarrollo será un nuevo acontecimiento histórico que abrirá una nueva era para la humanidad”. Hay que estar muy seguro del trabajo realizado para concluir la introducción del documento de una investigación con esa frase lapidaria. La comunidad científica anda alterada con el resultado de este trabajo porque, de ser cierto, unos investigadores coreanos habrían encontrado el santo grial de la ciencia de materiales: un superconductor en condiciones de temperatura y presión ambientales que, además, es relativamente fácil de crear. Un sueño.
Los superconductores, que hasta ahora solo se han conseguido en condiciones de laboratorio difíciles de aplicar en la vida real, ofrecen una resistencia casi nula al paso de la corriente eléctrica. Un descubrimiento así haría viables los reactores de fusión nuclear, una fuente segura y prácticamente ilimitada de energía; facilitaría el desarrollo de los ordenadores cuánticos; se evitarían la pérdidas de grandes cantidades de energía en la transmisión eléctrica; baterías mucho más eficientes; y abarataría el coste de las máquinas de resonancia magnética o de los trenes de levitación magnética.
Pero el trabajo tiene pendiente una revisión independiente que corrobore sus resultados. Ha sido publicado en dos versiones previas de Sukbae Lee, Ji-Hoon Kim, Young-Wan Kwon, del Quantum Energy Research Centre, sin haber sido todavía revisado, describe la creación de un superconductor llamado LK-99. El material se crea en 34 horas sustituyendo algunos átomos de plomo por otros de cobre.
Lo que se logra con el material resultante es reproducir el efecto túnel, un fenómeno de la física cuántica, que vulnera los de la mecánica clásica, porque una partícula atraviesa una barrera que tiene un potencial mayor que la energía cinética que tiene la misma partícula. Como esta no choca con ningún átomo, no hay resistencia.
Los autores del trabajo han publicado también un vídeo en el que se ve con una pastilla de LK-99 un supuesto efecto Meissner, que consiste en la levitación de material superconductor sobre un imán, aunque algunos científicos han señalado en redes sociales que lo que se ve en la grabación es diamagnetismo, un efecto en materiales repelidos por imanes.
Entre las observaciones dudosas que hacen investigadores de todo el mundo figura el hecho de que los autores no han publicado la temperatura crítica de LK-99, aunque han señalado que es más de 127°C porque es la máxima a la que han llegado y no han llevado más allá sus pruebas. Sería normal que este dato preciso formara parte de un trabajo de este tipo.
Los investigadores coreanos publicaron previamente una versión del documento en la que participaban otros tres colegas, por lo que algunas voces señalan la coincidencia de que el premio Nobel solo se otorga al mismo tiempo a tres personas y que un descubrimiento tan revolucionario merecería, sin duda ese galardón científico. El trabajo se basa en un artículo teórico del 2021 de Hyun-Tak Kim, coautor de ese segundo documento firmado por seis. El LK-99 está en una solicitud de patente concedida en marzo de este año y publicada en abril.
En el 2020, un grupo de investigadores de la Universidad de Rochester (Estados Unidos), publicó un estudio en la revista Nature en el que afirmaba haber descubierto la superconductividad a temperatura ambiente. La revista se retractó después de descubrir que habían manipulado datos experimentales. Después de esta experiencia, según los investigadores coreanos, Nature rechazó publicar su trabajo. El artículo ha sido enviado esta semana a una revista, ALP Materials, poco relevante desde el punto de vista científico. “Somos una empresa, no un instituto de investigación, así que tenemos que patentar nuestra tecnología y ganar dinero con ella, pero Nature y Science tardan demasiado, así que elegimos una vía más fácil de publicar”, dijo un investigador. Francesc Bracero