¿Cuándo se viola el derecho de elegir del paciente?
En los casos de mala praxis médica es el paciente, que reclama, el que debe mostrar que hubo un error y de ahí se derivó el daño.
Por Enrique Montaner Ros, abogado
Realizamos una intervención quirúrgica a un paciente que desembocó en unos hechos que no dieron el resultado esperado inicialmente debido a una complicación inherente al tratamiento y relacionado con la anestesia. La paciente fue previamente informada de todas las posibles complicaciones y técnicas existentes. A su vez, resulta que el paciente buscó nuestros servicios por mantener una relación de amistad. Ahora considera que no le avisamos para poder elegir la realización del tratamiento. T.P.R. (Valencia)
La postura que puede adoptar el paciente es la de considerar que la relación jurídica obligatoria establecida con el médico cirujano desembocó en unos hechos que no dieron el resultado esperado, propio del contrato de obra, por la impericia y la falta de diligencia aplicada por el facultativo. Sin embargo, todas esas cuestiones deberán ser acreditadas por el paciente sobre el que recae la carga de la prueba.
A la vista de lo manifestado en su cuestión resulta evidente que la información se proporcionó al paciente a través de los correspondientes consentimientos informados que suscribió libremente y de los cuales se desprenderá haber asumido la posibilidad de que pudieran ocurrir, sin mediar error, impericia u omisión, otras complicaciones que obviamente no es posible detallar con carácter exhaustivo. Como consecuencia no puso reparos a la anestesia epidural por entender que era la más aconsejable según el profesional.
A su vez, parece evidente que, debido a la relación de afinidad entre paciente y médico, podemos considerar la existencia de un complemento razonable a la información escrita.
En conclusión, pretender invalidar la información ofrecida porque no fue realmente advertida de las complicaciones y riesgos inherentes a la propia intervención, o porque devino viciado, inoperante u desnaturalizado, supone desconocer la realidad de los hechos y faltar a la verdad.