La disfunción lagrimal o síndrome del ojo seco

El síndrome del ojo seco, también conocido como la disfunción lagrimal, es una afección que abarca diversas patologías caracterizadas por la escasez o la baja calidad de las lágrimas, lo que provoca inflamación en la superficie ocular.

Esta enfermedad crónica no tiene una cura definitiva, pero su tratamiento busca aliviar los síntomas, así como prevenir y tratar las lesiones en la superficie del ojo causadas por la sequedad.

Los síntomas del ojo seco pueden incluir molestias, escozor, quemazón, ardor, sensación de sequedad y de arenilla, e incluso visión borrosa y fluctuación de la agudeza visual. Estos síntomas suelen empeorar cuando el paciente fija la vista y parpadea poco, o se encuentra en ambientes con poca humedad o mucho viento.

El diagnóstico del síndrome del ojo seco se realiza mediante diversas pruebas, como el “test de Schirmer” para medir la cantidad de lágrimas producidas, el test de ruptura lagrimal para evaluar la calidad de la película lagrimal, la meibografía para evaluar el estado de las glándulas lipídicas y la tinción con fluoresceína y con verde lisamina para detectar alteraciones en las células de la superficie ocular.

Diagnóstico

Es fundamental un diagnóstico preciso realizado por un oftalmólogo especializado, ya que en algunos casos, el uso de lágrimas artificiales puede ser insuficiente para mitigar los síntomas y evitar daños en la superficie del ojo.

El tratamiento del ojo seco varía según su tipo, causa y grado. Puede incluir la aplicación de humectantes como lágrimas artificiales o geles sin conservantes, la oclusión de los canalículos lagrimales para limitar la pérdida de lágrima, el uso de colirios de suero autólogo o plasma rico en factores de crecimiento en casos más severos; también técnicas como la luz pulsada intensa o la microexfoliación para activar las glándulas de Meibomio y mejorar la condición del borde palpebral y de las pestañas. En casos donde exista una enfermedad sistémica subyacente, puede requerirse tratamiento específico por un médico subespecialista en dicha patología. Víctor Charoenrook. Oftalmólogo. C.O. Barraquer.

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