¿Hay diferencias en la respuesta inmune generada por las dos vacunas de ARNm?
Los niveles de anticuerpos alcanzados con las vacunas de ARNm pueden diferir, si bien eso no implica una protección frente al coronavirus distinta.
Las dos vacunas frente al SARS-CoV-2 basadas en ARN mensajero (ARNm) que están aprobadas (de Pfizer/BioNTech y Moderna) tienden a considerarse prácticamente intercambiables. Utilizan ácido ribonucleico mensajero (ARNm) para codifica el antígeno frente al coronavirus. La elevada inestabilidad de esta molécula hace necesarias unas condiciones de conservación especiales, y ambas vacunas comparten pautas de administración -con varias semanas de diferencia entre sus dos dosis- así como parecidos síntomas de reactogenicidad. Los ensayos clínicos que avalaron su aprobación arrojaron una tasa de eficacia frente a la covid-19 similar, en torno al 95%.
Sin embargo, existen diferencias en la formulación de estas dos vacunas, por lo que algunos estudios empiezan a indagar si ello tiene algún impacto en la inmunización.
Un estudio que acaba de publicar la revista JAMA Network Open concluye, tras analizar una cohorte de individuos vacunados con la pauta completa de una de las dos vacunas de ARNm –la mayoría eran trabajadores sanitarios vinculados a la Universidad de Virgina, en Charlottesville-, que la vacuna BNT162b2 (Cominarty, de Pfizer) genera niveles de anticuerpos relativamente más bajos en los adultos mayores que en los más jóvenes.
En cambio, esa diferencia no se encontró al medir los niveles de anticuerpos de los adultos (mayores y jóvenes) que recibieron la vacuna ARNm-1273 (Spikevax, de Moderna).
La clave puede estar en la dosis
Para los autores de esta investigación, dirigida por Jeffrey M. Wilson, profesor de Inmunología en la Universidad de Virginia, una posible explicación podría estar relacionada “con la cantidad de ARNm utilizado en las respectivas vacunas, con 30 μg contenidos en el BNT162b2 [Pfizer] y 100 μg en el ARNm-1273 [Moderna]”.
En este trabajo no se midieron los anticuerpos neutralizantes, como reconocen los investigadores. Sin embargo, justifican, “varios grupos han informado de una estrecha correlación entre los anticuerpos neutralizantes y los de unión al SARS-CoV-2”.
El estudio se encuentra en la línea de lo que sugiere otro trabajo reciente, publicado en JAMA, que también compara los niveles de anticuerpos producidos por las dos vacunas.
El grupo de investigadores coordinado por Deborah Steensels, del Hospital Ziekenhuis Oost-Limburg, en Genk (Bélgica), examinó la cantidad de anticuerpos en 1.647 trabajadores sanitarios de varios hospitales belgas antes y después de completar la pauta vacunal con alguna de las inmunizaciones de ARNm.
Tras la vacunación con Moderna, observaron que los individuos desarrollaban el doble de anticuerpos tanto comparados con los que habían sido vacunados con Pfizer-BioNTech, como con los que habían tenido una infección previa y habían recibido una sola dosis de vacuna. Los títulos -un valor de medición de anticuerpos que recoge las unidades de anticuerpos por mililitros de muestra de sangre – fue de 3.838 U/ ml en los inoculados con Moderna, y de 1.444 U/ml, en los que recibieron Pfizer.
Al igual que los investigadores de la Universidad de Virginia, los científicos belgas opinan que la dosis más alta de vacuna administrada por Moderna podría explicar la diferencia.
También apuntan que podría influir el hecho de que con Moderna el intervalo de tiempo entre las dos dosis se alarga (cuatro semanas frente a las tres de Pfizer).
A partir de estos resultados, ¿puede afirmarse que una vacuna protege mejor que otra frente a la covid? Los expertos reiteran que la protección inmunológica no depende únicamente de los títulos de anticuerpos alcanzados tras la vacunación, ni siquiera de los anticuerpos neutralizantes –un subgrupo de los anticuerpos que se unen a la proteína de la espícula del SARS-CoV-2- y que, por cierto, tampoco se midieron en el estudio belga.
La protección no solo se debe a los anticuerpos
De hecho, la respuesta inmunitaria es mucho más compleja y viene determinada, entre otros factores, por la capacidad de los anticuerpos de ejercer diferentes acciones. En declaraciones para este medio del virólogo Estanislao Nistal, profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo, recordaba que los anticuerpos tienen más funciones además de neutralizar el virus: “Pueden ayudar a detectar y marcar células infectadas para que las engullan los macrófagos (opsolización) o para ser destruidas mediante el sistema del complemento. Los anticuerpos también pueden activar a los linfocitos NK para que esos asesinos destruyan las células anómalas del organismo o unirse a antígenos de la superficie celular aglutinando así a las células infectadas y evitando el avance del patógeno. Y también está la inmunidad celular, ejercida por los linfocitos T”.
Por ello, la idea de que la vacuna de Moderna protege mejor contra el SARS-CoV-2 que la de Pfizer debido a los niveles de anticuerpos alcanzados es, de momento, una hipótesis en fase de investigación.
La amenaza delta: infecciones posvacunales
No obstante, hay trabajos que analizan el impacto de la vacunación con ARNm ante la variante delta, y algunos de ellos también apuntan a posibles diferencias. Coinciden en que la efectividad se reduce con la variante delta. En el número de esta semana de The New England Journal of Medicine, una carta enviada por especialistas de la Universidad de California en San Diego advierte de que en julio se ha registrado un llamativo aumento de infecciones por el coronavirus entre el personal vacunado (habían recibido alguna vacuna de ARNm). La protección pasó del 90% entre marzo y junio al 66% en julio.
Para ellos, la razón estriba en una menor efectividad de la vacuna de ARNm ante la variante delta y en la relajación de medidas de protección no farmacológicas; en concreto la obligatoriedad de llevar mascarilla terminó el 15 de junio en California.
En otro estudio sobre infecciones postvacunales prepublicado en agosto, un análisis de datos registrados en las Clínicas Mayo estadounidenses reveló que la vacuna de Moderna reducía cerca de dos veces el riesgo de esas infecciones al compararse con la de Pfizer. Si bien las tasas de complicaciones experimentadas fueron similares entre los que habían recibido la vacuna ARNm-1273 y la BNT162b2, “la efectividad de ambas vacunas, particularmente BNT162b2, fue menor en julio en comparación con los meses anteriores”, escriben los autores de este trabajo.
Especial atención habrá que poner en las potenciales diferencias para los pacientes inmunocomprometidos. Un trabajo alemán publicado en The Lancet en julio comparó la respuesta entre personas vacunadas inmunocompetentes y en pacientes en diálisis y receptores de un trasplante renal.
Los pacientes en diálisis exhibieron una tasa de seroconversión notablemente alta después de la vacunación (similar a las personas inmunocompetentes), pero requirieron una vacuna de refuerzo para obtener un resultado excelente. Por el contrario, la mayoría de los receptores de trasplante de riñón no mostraron seroconversión incluso cinco semanas después de la vacunación de refuerzo.
Los investigadores del estudio, coordinado desde el Hospital Universitario Carl Gustav Carus de Dresde (Alemania), escriben que “el tipo de vacuna de ARNm no dio pie a ninguna diferencia en la seroconversión para el personal médico [individuos inmunocompetentes incluidos en el estudio], pero sí aparentemente para los pacientes en diálisis inmunodeprimidos y especialmente para los receptores de trasplantes con terapia inmunosupresora. Por tanto, el mRNA-1273 fue notablemente más eficaz que el mRNA de BNT162b2”.
Enfermedad asintomática
No obstante, apuntan también que “la infección por SARS-CoV-2 que se produjo en pacientes en diálisis antes de la vacunación de refuerzo causó covid-19 grave con una alta tasa de mortalidad. Por el contrario, la infección por SARS-CoV-2 después de la vacunación de refuerzo causó una enfermedad levemente sintomática (<10%) o una enfermedad predominantemente asintomática (> 90%). Los datos de nuestra red de diálisis de Sajonia con más de 5.000 pacientes en diálisis demuestran que durante la tercera onda expansiva la incidencia de la enfermedad covid-19 en los pacientes en diálisis cesó a pesar de los fuertes aumentos de la incidencia en la población general, lo que indica además la efectividad de la vacunación”. Sonia Moreno