Identifican una causa de las náuseas y vómitos durante el embarazo
La sensibilidad materna a una hormona producida por el feto explica las náuseas y vómitos en la gestación, incluida la hiperémesis, y abre la vía al desarrollo de tratamientos.
Las náuseas y vómitos son habituales en la gestación, en especial durante el primer trimestre de embarazo. Sin embargo, poco se conoce sobre sus causas. Se ha especulado que el fenómeno de las náuseas matutinas, que parece algo exclusivo de la especie humana, constituye un mecanismo de protección del feto frente a la ingestión de toxinas y agentes dañinos potencialmente presentes en los alimentos.
Hipótesis aparte, lo cierto es que son muchas las lagunas que rodean a ese trastorno tan frecuente del embarazo. “Un 70-90% de las embarazadas presentan náuseas en algún momento de la gestación. Normalmente, empiezan a partir de las cinco semanas de gestación y pueden durar hasta la semana 16 a 18. De manera menos frecuente persisten, en ocasiones, durante todo el embarazo”, detalla Tatiana Figueras Falcón, ginecóloga en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias, en Las Palmas, y miembro de la sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
La ginecóloga recuerda que la mayoría de casos se quedan en las náuseas iniciales, con las consiguientes limitaciones en la actividad diaria y laboral. No obstante, en un 1% de gestantes se produce hiperémesis gravídica. “De hecho, es la causa más frecuente de ingreso hospitalario en el primer trimestre de embarazo”.
Una nueva investigación, que se publica hoy en Nature, ensancha el todavía corto conocimiento sobre la patogénesis molecular de las náuseas del embarazo.
Los autores principales del trabajo son Stephen O’Rahilly, de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y Marlena Fejzo, de la Universidad Southern California, en Los Ángeles. Los investigadores encuentran que el origen del trastorno es una hormona producida por el feto: la proteína GDF15 (factor de diferenciación del crecimiento 15).
Una hormona producida por el feto
La hormona ya se había relacionado con las náuseas y la hiperémesis del embarazo en estudios bioquímicos y genéticos, donde se sugería que la producción de la proteína por parte de la placenta actuaría en el cerebro materno generando el trastorno.
El estudio que se publica ahora midió el nivel de GDF15 en mujeres durante su primer trimestre de gestación y encontró un vínculo significativo entre la presencia elevada de la hormona y las náuseas y vómitos, incluida la hiperémesis gravídica. Un análisis más detallado de muestras placentarias y maternas reveló que el feto es responsable de la gran mayoría de la hormona que circula en el torrente sanguíneo materno.
La proteína GDF15 se produce también cuando no hay embarazo, en niveles bajos y en todos los tejidos. Los investigadores proponen que la sensibilidad de la madre a la hormona depende de la exposición previa a la gestación. Así, las mujeres con la enfermedad hematológica hereditaria talasemia, que les hace tener niveles crónicamente elevados de GDF15 antes del embarazo, experimentan muy pocas, o ninguna, náuseas o vómitos en la gestación.
Posible tratamiento
El estudio también desveló que aquellas mujeres con una variante genética rara que confiere más riesgo de hipéremesis gravídica presentaban también niveles bajos de la hormona fuera del embarazo.
El profesor Stephen O’Rahilly, codirector del Instituto de Ciencias Metabólicas del Consejo de Investigación Médica Wellcome, en la Universidad de Cambridge, destaca que “ahora sabemos por qué [se producen las náuseas en el embarazo]: el bebé que crece en el útero produce una hormona a niveles a los que la madre no está acostumbrada. Cuanto más sensible sea a esta hormona, más enferma se pondrá. Saber esto nos da una pista de cómo podemos evitar que suceda. También refuerza que evitar que GDF15 acceda al receptor específico en el cerebro de la madre será en última instancia la base para una forma eficaz y segura de tratar el trastorno”.
La coautora y primera firmante del trabajo, Marlena Fejzo, del Departamento de Salud Pública de la Universidad Southern California, cuyo equipo había identificado previamente la asociación genética entre GDF15 y la hiperémesis gravídica, habla, además de como investigadora, como conocedora de primera mano del trastorno: “Cuando estaba embarazada, enfermé tanto que apenas podía moverme sin sentirme mal. Al tratar de averiguar por qué, me di cuenta de lo poco que se sabía sobre mi condición, a pesar de que las náuseas del embarazo son muy comunes. Con suerte, ahora que entendemos la causa de la hiperémesis gravídica, estamos un paso más cerca de desarrollar tratamientos efectivos para evitar que otras madres pasen por lo que yo y muchas otras mujeres hemos experimentado”.
Un objetivo necesario, pues los tratamientos para este trastorno escasean. En la hiperémesis gravídica, se basan en reponer la adecuada hidratación y nutrición e instaurar una pauta de medicación. A medida que hay una mejora, se reintroduce la dieta, mientras que paulatinamente se disminuye la medicación. Fundamentalmente, resume la ginecóloga Tatiana Figueras, el tratamiento incluye el complejo de vitamina B y pequeñas dosis de antihistamínicos. A veces se recurre a los antiácidos, cuando se asocian las náuseas con el retraso en el vaciamiento del estómago.
Los casos refractarios al tratamiento son muy infrecuentes, aunque puede ser necesario recurrir a bombas subcutáneas de perfusión de medicamentos controlada.
Recomendaciones para reducir las náuseas
Otras medidas aconsejadas que parecen influir en el alivio de los síntomas consisten en comer poca cantidad muchas veces; ingerir algo nada más levantarse; beber líquidos fríos en lugar de calientes, y el jengibre, “que ha demostrado su eficacia en estudios”, apunta.
Para la especialista de la SEGO, el interés de la investigación de Nature radica en que no existe una causa clara y que explique todas las hiperémesis. “Se apunta a ciertos picos que se producen en la cantidad de hormona del embarazo (hCG) en sangre, pero hay señoras que no tienen esos picos y, sin embargo, sufren náuseas. También se sugiere que influye la afectación del tracto digestivo, o si son positivas para Helicobacter pylori”.
Todo ello, considera, son factores de riesgo inespecíficos. “Si bien los casos graves de náuseas son muy raros, muchas embarazadas se encuentran molestas y ven afectada su actividad diaria. Tendemos a normalizarlas, pero puede llegar a ser muy incapacitante, aunque no requieran ingreso hospitalario, por lo que es positivo avanzar en ese conocimiento”. Sonia Moreno