Una nueva arma contra la covid: píldoras antivirales
Los fármacos por vía oral permitirán tratar la infección desde los primeros síntomas
Cuatro compañías farmacéuticas están ultimando el desarrollo de píldoras antivirales para reducir el riesgo de que el coronavirus SARS-CoV-2 cause complicaciones graves, hospitalizaciones y muertes. Las píldoras, que deberían tomarse en los primeros días de la infección, se recetarían de manera prioritaria a personas con riesgo alto de sufrir complicaciones graves por la covid, ya sea por edad o por patologías previas.
Los nuevos antivirales vienen a llenar un vacío en el arsenal contra la enfermedad. Las vacunas que se han desarrollado en tiempo récord actúan en el punto inicial de la infección reduciendo el riesgo de contagio. Los tratamientos que han demostrado ser eficaces en hospitales actúan en fases avanzadas de la covid reduciendo el riesgo de complicaciones críticas y muertes. Pero hasta ahora han faltado tratamientos para la fase intermedia, que eviten que los casos inicialmente leves se conviertan en graves.
Aquí es donde entran en escena los fármacos dirigidos contra el virus, ya que esta fase intermedia se caracteriza por una rápida proliferación del SARS-CoV-2 –a diferencia de las fases avanzadas, que se caracterizan por una reacción inmunitaria descontrolada y donde los tratamientos antivirales llegan tarde. El primero de estos antivirales que se desarrolló, el remdesivir de Gilead, solo se administra por ahora por vía endovenosa, lo que en España limita su uso a pacientes que ya están hospitalizados.
Si el objetivo es evitar que una infección se agrave hasta el punto de requerir hospitalización, “en nuestro sistema sanitario será necesario que el tratamiento se pueda dar en la atención primaria, y para eso hará falta que se pueda tomar por vía oral”, declara Roger Paredes, jefe de sección de enfermedades infecciosas del hospital de Can Ruti en Badalona, que lidera un equipo que ha participado en el desarrollo clínico de tres de estos fármacos.
La compañía Merck & Co ya ha solicitado a la Agencia de Alimentos y Fármacos de EE.UU. (FDA) que autorice el molnupiravir, que previsiblemente se convertirá en el primer antiviral contra el SARS-CoV-2 que se podrá tomar en píldoras. El fármaco reduce el riesgo de hospitalización en un 50% si se empieza a tomar en los primeros cinco días después del inicio de síntomas, según resultados de un ensayo clínico anunciados por la compañía. Merck todavía no ha solicitado autorización a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para distribuir el molnupiravir en Europa pese a que el 12 de octubre la Unión Europea se declaró dispuesta a negociar una compra conjunta del fármaco para todos sus estados miembro.
Gilead, por su parte, anunció en septiembre que el remdesivir reduce en un 87% el riesgo de hospitalización si se toma en los primeros siete días desde el inicio de los síntomas, según un ensayo clínico realizado en personas con factores de riesgo de covid grave. Aunque Gilead está desarrollando una versión del remdesivir por vía oral, los participantes en el estudio recibieron el fármaco por vía endovenosa. Un próximo ensayo clínico deberá aclarar si la alta eficacia del fármaco se mantiene cuando se administra en forma de píldora. Por lo menos otras dos compañías, Pfizer y Roche, están desarrollando antivirales contra el SARS-CoV-2 para administrarlos por vía oral. Ninguna de las dos ha presentado todavía datos a la FDA ni a la EMA para que se autoricen sus antivirales.
Los ensayos clínicos de Merck y de Gilead se han realizado hasta ahora en personas no vacunadas. Se desconoce cuál sería la eficacia de sus antivirales en poblaciones con tasas altas de vacunación como la española, ya que las vacunas también reducen el riesgo de que una infección leve se convierta en grave. Aun así, “seguirá habiendo personas de grupos de riesgo que, aun estando vacunadas, se contagien y puedan sufrir enfermedad grave; para estas personas será conveniente disponer de un tratamiento antiviral”, declara Adolfo García-Sastre, virólogo del hospital Mount Sinai de Nueva York.
Un estudio realizado en Gran Bretaña y publicado en septiembre en BMJ ha identificado los grupos con riesgo alto de hospitalización y muerte por covid pese a estar vacunados con pauta completa. Los colectivos con más riesgo son, por este orden: personas con síndrome de Down, receptores de trasplantes renales, personas con anemia de células falciformes, pacientes en tratamiento de quimioterapia, personas que viven en residencias y personas con VIH. Otros colectivos con riesgo no tan alto pero en los que podría estar indicado un tratamiento antiviral incluyen personas con cardiopatías, con enfermedades pulmonares, con cirrosis o con diabetes.
“Falta decidir para qué personas estarán indicados estos fármacos”, señala Roger Paredes. “Habrá que valorar su capacidad de reducir complicaciones en distintas poblaciones de pacientes, sobre todo en personas ya vacunadas, teniendo en cuenta sus posibles efectos secundarios y su coste. Si el coste es elevado, su uso se restringirá posiblemente a quienes más se pueden beneficiar de ellos”.
Para el molnupiravir, el coste en Estados Unidos ascenderá a 700 dólares por paciente para un tratamiento de cinco días (600 euros al cambio actual), según un acuerdo entre la Administración Biden y la compañía Merck para adquirir dosis para 1,7 millones de personas. No se ha fijado aún un precio para Europa. Para el remdesivir, el coste de un ciclo de tratamiento por vía endovenosa es de 2.760 euros por paciente. No se ha fijado aún el precio que tendrá por vía oral cuando esté disponible.
Aunque los antivirales en forma de píldora facilitarán que se inicie la terapia antes de que los pacientes sufran complicaciones graves, no eliminarán los tratamientos contra el SARS-CoV-2 que se administran por vía endovenosa. Entre ellos destacan los anticuerpos monoclonales, que refuerzan el sistema inmunitario frente al SARS-CoV-2, a diferencia de los fármacos antivirales que actúan directamente contra el virus. “Pueden ser especialmente útiles en personas que, pese a estar vacunadas, no han desarrollado suficientes anticuerpos propios”, lo cual puede ocurrir en personas inmunodeprimidas, señala Paredes. “También pueden tener utilidad cuando se registren brotes de covid en hospitales o residencias”.
De todos los anticuerpos monoclonales desarrollados contra el SARS-CoV-2, los que han recibido más atención son los de la compañía estadounidense Regeneron, que se administraron a Donald Trump cuando tuvo que ser ingresado tras contraer la covid en octubre del año pasado. Se trata de una combinación de dos anticuerpos obtenidos de pacientes con covid, seleccionados por su potente actividad antiviral y producidos a gran escala en laboratorio. Después de que Trump los recibiera de manera experimental, el tratamiento ha sido autorizado por la FDA en Estados Unidos y por la EMA en Europa.
También la compañía Eli Lilly tiene una combinación de dos anticuerpos contra el SARS-CoV-2 aprobada en Europa y en EE.UU. GlaxoSmithKline dispone de un tratamiento similar desarrollado junto a Vir Biotechnology. Roche tiene otra combinación de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 aprobada en Japón. Y AstraZeneca ha solicitado autorización este mes para sus propios anticuerpos después de que los ensayos clínicos hayan demostrado su eficacia.
Todos estos avances en fármacos antivirales y anticuerpos monoclonales amplían el arsenal terapéutico contra el coronavirus, observa García-Sastre. El virólogo destaca que los avances llegan en un momento en que España y otros países dejan atrás la fase aguda de la pandemia y tendrán que aprender a convivir con la covid como una enfermedad endémica. Los medicamentos contra el SARS-CoV-2 se administran ahora en hospitales por vía endovenosa. Josep Corbella (LV)