Una inflamación descontrolada puede ser la clave para el abordaje de cánceres resistentes
Por primera vez, se ha podido conocer el circuito molecular mediante el cual las mutaciones en un gen, el STK11, hacen que la inflamación se descontrole.
Científicos del Instituto Van Andel (EEUU) han identificado cómo una mutación genética específica desencadena una cascada inflamatoria que puede impulsar el desarrollo de cánceres resistentes al tratamiento.
Los nuevos hallazgos, publicados en ´Molecular Cell´, revelan por primera vez el circuito molecular mediante el cual las mutaciones en el gen STK11 hacen que la inflamación se descontrole. La tormenta de fuego química resultante daña las células sanas y puede permitir el desarrollo del cáncer. Los tumores que pierden el gen STK11 son difíciles de tratar porque resisten la quimioterapia tradicional y muchas de las inmunoterapias más recientes, según estos científicos.
“Comprender cómo y por qué esta mutación conduce al cáncer es un paso fundamental para desarrollar tratamientos mejorados“, indicó el prof. Russell Jones, presidente del Departamento de Metabolismo y Programación Nutricional de VAI y autor correspondiente del estudio. “Nuestro estudio identifica características importantes de estos cánceres y sugiere que atacar la inflamación puede hacer que estos tumores respondan mejor al tratamiento”.
Interrupciones clave
Las mutaciones de STK11 ocurren cuando se interrumpen las instrucciones codificadas por el gen. Esto hace que el gen produzca niveles insuficientes de la proteína LKB1, un supresor de tumores que mantiene bajo control el crecimiento celular. La pérdida de LKB1 descarrila controles y equilibrios celulares críticos y permite que las células cancerosas crezcan sin obstáculos.
La pérdida de LKB1 se encuentra entre las mutaciones genéticas más comunes en el cáncer humano, especialmente en el cáncer de pulmón resistente al tratamiento y en los cánceres de páncreas y de cuello uterino. También es el actor principal en la enfermedad rara Síndrome de Peutz-Jehgers. Las personas con el síndrome de Peutz-Jehgers desarrollan pólipos en el tracto digestivo y tienen un aumento significativo del riesgo de cáncer.
Aunque LKB1 se ha relacionado durante mucho tiempo con el cáncer, no estaba claro exactamente cómo funcionaba para promover el crecimiento tumoral. Investigaciones anteriores de Jones y su equipo insinuaron que el control de la inflamación por parte de LKB1 puede ser el culpable, pero se desconocía el mecanismo. Los recientes hallazgos arrojan más luz sobre el proceso.
LKB1 funciona en parte al regular la inflamación, que es una parte normal de los mecanismos de defensa del cuerpo contra lesiones e infecciones. Cuando se pierde LKB1, desencadena un cambio epigenético en las células, lo que afecta la forma en que se actúan las instrucciones codificadas en el ADN. Esto da como resultado una inflamación desenfrenada que daña las células sanas y puede empujarlas más cerca de la malignidad.
“Es una tormenta perfecta de problemas para los que ahora tenemos posibles soluciones”, indicó, por su parte, la prof. Shelby Compton, de la Escuela de Graduados del Instituto Van Andel. “Además del cáncer, tenemos esperanza de que este trabajo sirva de base para nuevas estrategias terapéuticas para el síndrome de Peutz-Jehgers, que tiene pocos tratamientos y no tiene cura”, agregó.
El próximo paso pasa por el desarrollo de estrategias para atacar la inflamación en los cánceres asociados con LKB1. El equipo también planea continuar explorando LKB1 en el síndrome de Peutz-Jehgers con el objetivo de trabajar en terapias nuevas y muy necesarias para las personas con esta afección. J.S.LL./M.T.T. (SyM)