Medicina de precisión para la lesión del ligamento cruzado anterior
Soluciones de última generación en el ámbito de la imagen médica logran un mejor diagnóstico y seguimiento.
El ligamento cruzado anterior (LCA)es una estructura muy importante de la rodilla, forma parte del eje central y desempeña un papel clave en su estabilidad. Su lesión es bastante habitual, unos 20.000 casos al año en nuestro país, especialmente entre los deportistas y con más frecuencia en mujeres. Por tanto, genera un gran impacto en la función de la rodilla entre una población joven y activa.
En palabras de Ara Kassarjian, jefe de servicio de Radiología en el Centro Médico-quirúrgico Olympia de Madrid, “durante ciertos gestos deportivos, como un cambio brusco de dirección, las fuerzas que atraviesan la rodilla (y en particular el ligamento cruzado anterior) pueden ser muy elevadas. La estabilidad de la articulación depende de múltiples estructuras: huesos, músculos, meniscos, ligamentos… pero en algunos movimientos específicos, este ligamento es la principal. Además, la razón por la que la lesión es entre dos y ocho veces más frecuente en mujeres puede deberse a que sus rodillas tienden a presentar un mayor valgo fisiológico (se desvían hacia dentro), a lo que se suman otros factores anatómicos y factores hormonales que podrían contribuir a una mayor susceptibilidad femenina a las lesiones del ligamento cruzado anterior”.
En este contexto, el abordaje de esta lesión ha experimentado una evolución muy positiva, desde el diagnóstico hasta el tratamiento y la posterior recuperación/rehabilitación, que se apoya en la tecnología médica y que se refleja en una medicina más precisa y personalizada.
En la jornada `Veni, vidi, vici´, organizada por Siemens Healthineers, Ara Kassarjian y otros especialistas multidisciplinares han ofrecido una visión completa de cómo es el recorrido clínico del paciente a través de las distintas etapas de la lesión, destacando la necesidad del trabajo conjunto de los equipos de radiología, traumatología y fisioterapia. Además, han insistido en que cada lesión es diferente y cada tratamiento y rehabilitación deben ser únicos, precisos y centrados en cada paciente.
Diagnóstico, tratamiento y recuperación funcional
La precisión en el diagnóstico ha ido mejorando gracias a innovaciones tecnológicas como los sistemas de rayos X robóticos que permiten explorar distintas posiciones anatómicas con precisión, o los equipos de resonancia magnética de alto rendimiento que facilitan la evaluación detallada de tejidos blandos y estructuras articulares. De este modo se localizan signos primarios y secundarios de rotura del LCA. También son muy valiosos en la búsqueda de lesiones asociadas o en el seguimiento postoperatorio. Para el doctor Kassarjian, “con los nuevos equipos y la integración de la inteligencia artificial es posible obtener estudios con mayor resolución y en menos tiempo. El resultado es un diagnóstico más preciso y una experiencia más cómoda y eficiente para los pacientes”.
En cuanto a las técnicas quirúrgicas, la evolución pasa por elegir el injerto adecuado para cada caso (preferiblemente de tejido del propio paciente) y por la aplicación de técnicas que mejoran la estabilidad, especialmente en la rotación interna de la tibia, como es la latenodesis extraarticular.
Finalmente, la rehabilitación integral es esencial tras la cirugía. El paciente pasa por diferentes fases de fisioterapia, permitiendo que se gane en movilidad y fuerza, hasta una total recuperación. Amparo Luque.

Diagnóstico por imagen del cruzado anterior.




















