Más del 90% de los hombres con cáncer testicular tiene una completa curación
Es importante atender los síntomas a la brevedad posible para contar con los tratamientos adecuados y lograr una vida sana y de calidad.
Entre la segunda y tercera década de edad de los hombres, principalmente, uno de cada 250, podría padecer de cáncer testicular, producto de un testículo no descendido (criptorquidia), traumatismo testicular, infección por VIH, cáncer anterior en otro testículo o antecedente familiar. En países con marcada diferenciación étnica, la raza blanca tiene mayor incidencia. No obstante, con la mejor comprensión de la enfermedad y los nuevos esquemas de tratamiento, la sobrevida del paciente es mayor al 90 por ciento y su tasa de mortalidad es de apenas un 0,2 por ciento por tumores malignos.
La persona podría observar un bulto o agrandamiento en cualquiera de sus testículos, sensación de pesadez en el escroto, dolor sordo en el abdomen o en la ingle, acumulación repentina de líquido en el escroto y dolor o molestia en el escroto o en el testículo.
Según Juan Carlos Martínez, médico cirujano experto en urología, “la primera forma de detección es el autoexamen del hombre. Cuando acude a la consulta se le practica un examen físico y un ecosonograma testicular, de preferencia con efecto Doppler, que nos da un correcto diagnostico”. También se les puede realizar análisis de sangre, biopsia, tomografía computarizada, resonancia magnética o un PetCT (Tomografía por emisión de positrones), según sea el caso.
Tipos de cáncer y sus tratamientos
Martínez explicó que existen dos tipos de cáncer testicular: tumor de células germinales y tumores de células no germinales. “Los tumores de células germinales pueden ser cancerosos (malignos) o no cancerosos (benignos). Si bien las células germinales, por lo general, están en órganos reproductivos, -agregó-, a veces pueden trasladarse a otras partes del cuerpo y causar los llamados tumores de células germinales extragonadales”.
Siempre que se determina una tumoración testicular de alta sospecha, se toman pruebas de sangre denominadas marcadores tumorales, que ayudan en el pronóstico y seguimiento. Se efectúan estudios de extensión, en caso de considerarlos y se realiza una cirugía diagnóstica, llamada Orquidectomia Radical, que consiste en la extirpación del testículo más el cordón espermático en su origen. “El abordaje de esta cirugía es la vía inguinal”, afirma Martínez.
Tras la cirujía, el tipo histológico (descripción del tumor, según cuán anormales se ven las células y los tejidos cancerosos al microscopio y cuán rápido se podrían multiplicar y diseminar las células cancerosas) y la extensión de la enfermedad, se determinará si se hace necesario completar el tratamiento con quimioterapia o radioterapia.
Entre las preocupaciones que invaden al paciente de cáncer testicular figuran las consecuencias que podría ocasionar la enfermedad, por lo que los expertos consideran que los tratamientos adyuvantes, pudieran afectar la fertilidad del paciente. La respuesta que depende del tratamiento y de las condiciones de cada individuo, es temerario generalizar. Sin embargo, las altas posibilidades de curación, estimadas en más un 90 por ciento y la de mortalidad, estimada en un 0,2 por ciento abre oportunidades innumerables de que el paciente pueda llevar una vida sana y con calidad, afirma el especialista. M. T. Tous