Las respuestas alérgicas a alimentos comunes parecen aumentar el riesgo de patología cardíaca y muerte cardiovascular
No es una prueba concluyente, pero los anticuerpos contra alérgenos como los lácteos y el cacahuete aumentarían el riesgo, incluso en personas sin alergias alimentarias evidentes. Las respuestas alérgicas a alimentos comunes podrían relacionarse con patología cardíaca.
La sensibilidad a alérgenos alimentarios comunes, como los lácteos y el cacahuete o maní, podría ser una causa importante y previamente no apreciada de enfermedades cardíacas. El mayor riesgo de muerte cardiovascular incluye a personas sin alergias alimentarias evidentes y sin antecedentes.
Según estos datos, publicados en el último Journal of Allergy and Clinical Immunology, ese mayor riesgo podría ser comparable, e incluso supera, a los riesgos que plantea el tabaquismo, así como la diabetes y la artritis reumatoide, informan investigadores de la facultad de Medicina de la Universidad de Virginia (UVA), Estados Unidos.
En el trabajo se ha llevado a cabo la observación de miles de adultos a lo largo del tiempo, descubriendo que las personas que producían anticuerpos en respuesta a los lácteos y otros alimentos tenían un riesgo elevado de muerte relacionada con enfermedades cardiovasculares.
Este fenómeno se evidenció incluso cuando se analizaron los factores de riesgo tradicionales de enfermedades cardíacas, como el tabaquismo, la presión arterial alta y la diabetes.
El vínculo más fuerte fue con la leche de vaca, pero otros alérgenos como el cacahuete o maní y los camarones también fueron importantes.
Para Jeffrey Wilson, experto en Alergia e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, este “preocupante hallazgo representa la primera vez que los anticuerpos IgE contra alimentos comunes se han relacionado con un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular”.
La presencia de inflamación
Sin embargo, matiza que los hallazgos “no prueban de manera concluyente que los anticuerpos alimentarios estén causando el mayor riesgo, pero “el trabajo se basa en estudios previos que conectan la inflamación alérgica y la enfermedad cardíaca”.
Aproximadamente el 15% de los adultos producen anticuerpos IgE en respuesta a la leche de vaca, el cacahuete o maní y otros alimentos. Si bien estos anticuerpos hacen que algunas personas tengan alergias alimentarias graves, muchos adultos que producen estos anticuerpos no tienen ninguna alergia alimentaria evidente.
La nueva investigación encontró que el vínculo más fuerte con la muerte cardiovascular se daba en las personas que tenían los anticuerpos, pero continuaban consumiendo los alimentos con regularidad, lo que sugiere que no tenían una alergia alimentaria grave.
“Lo que observamos aquí fue la presencia de anticuerpos IgE contra alimentos que se detectaron en muestras de sangre”, indica Wilson, quien subraya que “no creemos que la mayoría de estos sujetos realmente tuvieran alergia alimentaria manifiesta, por lo que nuestra historia trata más sobre una respuesta inmune a los alimentos que de otro modo sería silenciosa”.
De esta forma, si bien estas respuestas pueden no ser lo suficientemente fuertes como para causar reacciones alérgicas agudas a los alimentos, pueden causar inflamación y, con el tiempo, provocar problemas como enfermedades cardíacas”, explica el especialista.
La hipótesis de partida para investigar la posibilidad de que las alergias alimentarias comunes pudieran estar dañando el corazón se produjo después de que miembros del equipo de la UVA vincularan previamente una forma inusual de alergia alimentaria transmitida por garrapatas con una enfermedad cardíaca.
Esa alergia, identificada por primera vez por Thomas Platts-Mills, de la UVA, se transmite por la picadura de la garrapata de la estrella solitaria, que se encuentra en gran parte de Estados Unidos.
Síndrome alfa-gal como hipótesis de partida
La alergia (comúnmente llamada, aunque incorrectamente, ‘alergia a la carne roja’) sensibiliza a las personas a un azúcar particular, el alfa-gal, que se encuentra en la carne de los mamíferos. Su forma sintomática, conocida como ‘síndrome alfa-gal’, puede causar urticaria, malestar estomacal y dificultades respiratorias -incluso anafilaxia potencialmente mortal- de tres a ocho horas después de que las personas afectadas comen carne de res o cerdo. Las aves y el pescado no contienen azúcar, por lo que no provocan una reacción.
Para ver si otras alergias alimentarias podrían estar afectando el corazón, el equipo, del que también forma parte Corinne Keet, de la Universidad de Carolina del Norte, revisó los datos recopilados de 5.374 participantes en la Encuesta Nacional de Exámenes y Salud (NHANES) y el sitio Wake Forest del Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA).
De esas personas, 285 habían fallecido por causas cardiovasculares. Entre los participantes de NHANES, los investigadores encontraron que los anticuerpos IgE contra al menos un alimento se asociaron con un riesgo significativamente mayor de muerte cardiovascular. La asociación fue particularmente evidente para las personas sensibles a la leche, un hallazgo que también se cumplió entre los participantes de MESA.
Análisis adicionales también identificaron la sensibilización al cacahuete y al camarón como factores de riesgo importantes de muerte cardiovascular en aquellas personas que los comían habitualmente. Anteriormente se observó un vínculo entre los anticuerpos alérgicos al alérgeno de la carne roja alfa-gal y las enfermedades cardíacas.
“Ese hallazgo ha sido respaldado por un estudio más amplio realizado en Australia, pero el artículo actual sugiere que un vínculo entre los anticuerpos alérgicos a los alérgenos alimentarios y las enfermedades cardíacas no se limita a la alfa-gal. En cierto modo, este es un hallazgo sorprendente. Por otro lado, descocemos si ha habido más estudios en este sentido”.
Si bien esta es la primera vez que los anticuerpos alérgicos a alimentos comunes se han relacionado con la mortalidad cardiovascular, otras afecciones alérgicas, como el asma y el eccema o dermatitis atópica, ya se habían identificado como factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los investigadores especulan que los anticuerpos alérgicos a los alimentos pueden estar afectando al corazón al provocar la activación de los mastocitos. Se sabe que los mastocitos en la piel y el intestino contribuyen a las reacciones alérgicas clásicas, pero también se encuentran en los vasos sanguíneos y el tejido cardíaco.
En el trabajo se pone de manifiesto que la activación persistente de los mastocitos podría provocar inflamación, contribuyendo a la acumulación de placa dañina que puede causar ataques cardíacos u otros daños cardíacos.
Mastocitos y, probablemente, algo más
Sin embargo, los científicos subrayan que esta observación no es concluyente: es posible que otros factores genéticos o ambientales puedan estar en juego. Incluso que “la enfermedad cardiovascular pueda aumentar el riesgo de sensibilización alimentaria, lo que significa que la enfermedad cardíaca podría aumentar el riesgo de alergias alimentarias, y no al revés, aunque los nuevos resultados sugieren que esto es poco probable”, subraya Wilson.
En el estudio se insta a realizar más estudios para comprender mejor las implicaciones del hallazgo antes de recomendar cualquier cambio en la forma en que los médicos tratan o controlan las alergias alimentarias.
“Este trabajo plantea la posibilidad de que en el futuro un análisis de sangre pueda ayudar a proporcionar información personalizada sobre una dieta saludable para el corazón”, considera Wilson, quien prosigue que “aunque antes de que esto pueda recomendarse, todavía tenemos mucho trabajo por hacer para comprender estos hallazgos“. Raquel Serrano