Identifican un gen clave en el desarrollo y tratamiento del cáncer pancreático más común
El adenocarcinoma de páncreas se puede beneficiar de agentes inhibidores pues eliminar su gen asociado supone reducción tumoral. El diagnóstico tardío es uno de los problemas del cáncer de páncreas.
El cáncer de páncreas sigue siendo uno de los ‘caballos de batalla’ del ámbito oncológico. A pesar de los notables esfuerzos por conseguir su control, este tipo tumoral suele escaparse, en la mayoría de las ocasiones, a los diagnósticos tempranos y las estrategias terapéuticas que ensayan distintos equipos científicos internacional no arrojan los efectos positivos deseados.
El subtipo más frecuente de cáncer de páncreas es el adenocarcinoma pancreático, que acapara el 85% de los diagnósticos y presenta un pronóstico sombrío, debido a su diagnóstico tardío y a su resistencia a la mayoría de los tratamientos actualmente disponibles.
Desde la perspectiva de conocer más profundamente los mecanismos celulares y moleculares implicados en este tipo de cáncer de páncreas que permitan desarrollar terapias más eficaces, un equipo del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de Navarra acaba de contribuir con la identificación de un gen que, según los datos que publica Clinical Cancer Research, juega un importante papel en el desarrollo de este subtipo tumoral y su estudio, en muestra humanas y modelos experimentales, orienta el desarrollo de potenciales tratamientos.
Silve Vicent, investigador del Programa de Tumores Sólidos del CIMA y codirector del estudio, explica que este cáncer de páncreas se caracteriza por múltiples alteraciones genéticas, entre las que se encuentra el oncogén KRAS. En estudios anteriores, el mismo equipo describía una firma génica común a tumores de pulmón, páncreas, colorrectal y colangiocarcinoma, entre la que se incluía el gen LAMC2.
Posible diana terapéutica
En el nuevo trabajo, que ha estudiado su función del LAMC2 en el adenocarcinoma pancreático, se confirma que “está aumentado en etapas iniciales del desarrollo tumoral y en tumores establecidos. Asimismo, LAMC2 tiene un papel relevante en la proliferación y crecimiento de este cáncer, tanto en condiciones tridimensionales como ‘in vivo'”, señala Vicent. Además, los análisis han mostrado que la eliminación del gen reduce significativamente el crecimiento del tumor, por lo que se presenta como una posible diana terapéutica de la enfermedad.
Al analizar los mecanismos moleculares de LAMC2, se ha demostrado que realiza su función a través de genes que son susceptibles de un abordaje farmacológico, como es AXL.
Para aumentar el éxito de un posible tratamiento combinamos inhibidores de este gen con otras terapias que se han probado en ensayos clínicos en cáncer de páncreas, como los inhibidores de MEK. Se ha visto que esta combinación es eficaz en cultivos 3D derivados de muestra tumoral de pacientes y de modelo animal de ratón”, señala el autor.
El siguiente paso del equipo, que forma parte del Consorcio Precode (Pancreatic Cancer Organoids Research), del Ciber de Cáncer (CiberONC) y del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA), y ha contado con colaboradores de las universidades de Verona (Italia), Essen (Alemania) y Umea (Suecia), será identificar los pacientes que se podrían beneficiar mejor de esta combinación según sus características moleculares.
Para Mariano Ponz Sarvisé, de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra, investigador del Programa de Tumores Sólidos del CIMA y codirector del estudio, un proyecto de este tipo puede servir como base preclínica para intentar avanzar en su aplicación clínica y proponer un estudio con esta combinación en pacientes con cáncer de páncreas”.
Cuádruple quimioterapia en fase avanzada
Un régimen de quimioterapia de cuatro fármacos ha proporcionado una supervivencia general más prolongada que una combinación de dos fármacos en un ensayo clínico de fase III para el adenocarcinoma ductal pancreático metastásico, según los datos de un trabajo presentado en el Simposio de Cánceres Gastrointestinales de ASCO el 20 de enero en San Francisco.
Al parecer, se trata del primer estudio de cáncer de páncreas metastásico en casi una década que tiene un criterio de valoración positivo para la supervivencia general, según los datos de Eileen O’Reilly, investigadora principal y especialista en cáncer gastrointestinal del Memorial Sloan Kettering Cancer Center.
Según Zev Wainberg, codirector del Programa de Oncología GI de UCLA Health e investigador del Centro Oncológico Integral Jonsson de UCLA, que presentó los datos en esta reunión, tradicionalmente se han utilizado varios regímenes de quimioterapia para tratar el cáncer de páncreas metastásico, en etapa IV, recién diagnosticado, pero no ha habido muchas comparaciones directas para ver qué régimen produciría una supervivencia general más larga”, por lo que considera que estos ensayos ayudan a responder preguntas de tratamiento de importancia crítica para todos los que tratan el cáncer de páncreas”.
Para el estudio, 770 pacientes, reclutados en más de 25 países, fueron asignados al azar a uno de dos regímenes de quimioterapia. Los pacientes en el grupo de cuatro fármacos tuvieron una supervivencia general de 11,1 meses, en comparación con 9,2 meses para los del grupo de dos fármacos.
La supervivencia libre de progresión también aumentó con la terapia de cuatro medicamentos: 7,4 meses frente a 5,6 meses con el régimen de dos fármacos. Varios efectos secundarios, como diarrea, náuseas y niveles bajos de potasio, fueron más comunes en los pacientes que tomaron el tratamiento de cuatro medicamentos, pero la anemia y los niveles bajos de glóbulos blancos fueron más comunes en los que tomaron los dos medicamentos.
El régimen de cuatro fármacos se basó en la pauta Nalirifox: irinotecán liposomal, 5-fluorouracilo/leucovorina y oxaliplatino. La terapia de dos fármacos consistió en la administración de nab-paclitaxel y gemcitabina.
El estudio sugiere que se debe considerar el enfoque de quimioterapia más agresivo para aquellos pacientes que pueden tolerarla. “El cáncer de páncreas metastásico ha sido reconocido durante mucho tiempo como un tipo de cáncer muy difícil de tratar, pero este estudio representa un posible nuevo estándar de referencia para el tratamiento”, señaló Wainberg. Raquel Serrano (DM)