¿Dolor de espalda? Posible síntoma de espondilitis anquilosante
Suele diagnosticarse hasta con diez años de retraso, cuando muchas de las complicaciones ya son irreversibles
Sofía Larrucea
¿Comenzaste a tener dolor de espalda antes de los 40 años?, ¿mejora tu dolor con la actividad o el movimiento?, ¿te parece que tu dolor de espalda no mejora cuando descansas?, ¿ te despierta por la noche y te obliga a levantarte?, ¿tu dolor se ha ido incrementando gradualmente?, con estas sencillas cinco preguntas la campaña europea No le des la espalda pretende mejorar la detección temprana de las enfermedades relacionadas con el dolor de espalda inflamatorio, como puede ser el caso de la espondilitis anquilosante. Y es que no se trata del dolor de espalda convencional, no. Va mucho más allá. Se trata de una afección reumática que causa inflamación en la columna vertebral y se caracteriza por causar un fuerte dolor crónico de espalda, pudiendo llegar a provocar inmovilidad, entre otras complicaciones. Diagnosticarlo a tiempo es fundamental. El problema, advierten los especialistas, es su diagnóstico confuso debido a la similitud con otras patologías. “Muchos pacientes son tratados como si fuera dolor de espalda normal y no son enviados al especialista”, advierte Xavier Juanola, jefe de sección del servicio reumatología del hospital Universitario de Bellvitge.
La espondilitis anquilosante puede llegar a afectar al 1% de la población española, lo que se traduce en medio millón de personas. La detección de la espondilitis anquilosante, además, suele realizarse con un retraso de siete a diez años, etapa en la que, como explica el especialista Xavier Juanola, “ya se han producido cambios a nivel de la columna vertebral, pues ésta ya ha empezado a fusionarse”. Mayor suerte tuvieron Pedro Plazuelo, presidente de la coordinadora española de asociaciones; y su hija Ainhoa. Ambos fueron diagnosticados de esta enfermedad reumática de manera precoz. La diferencia, explica Pedro, es que mientras que a su hija se lo detectaron con apenas ocho años, a él con 35. “En pleno desarrollo profesional”, lamenta. Momento que, sin embargo, le sirvió para coger impulso y replantearse su vida. “Tenía un trabajo que requería esfuerzo físico y tuve que reubicarme hacia labores menos intensas”, apunta. Ahora, como presidente de la asociación, afirma, “he volcado mi vida en hacer lo que creo que puede ayudar a otros y el apoyo mutuo entre pacientes es muy importante para afrontar esta enfermedad”. Desde dicha asociación, se ha lanzado la campaña No le des la espalda. El mensaje es claro, cuando hay dolor prolongado de esta zona, debe haber sospecha de que no se trata de un dolor mecánico. Éste es el más común-afecta a un 80% de la población en algún momento de su vida- y se produce, por ejemplo, al levantar objetos pesados, por distensiones musculares o por lesiones deportivas. Sin embargo, la de tipo inflamatorio crónico se caracteriza por tener una duración igual o superior a los tres meses y no calmarse con el reposo, sino más bien todo lo contrario, empeora cuando se está tumbado. Si no se trata a tiempo puede provocar que las vértebras se fusionen, dejando la columna rígida y sin flexibilidad. “La patología produce un deterioro articular progresivo, cuanto antes se detenga, mayor será la calidad de vida del paciente, pues podemos llegar incluso a la remisión”, apunta el reumatólogo Juanola, pero añade, “para ello, debe haber mayor formación y participación de los profesionales sanitarios, saber identificarlo es fundamental”.