Entre el 2% y el 10% de los supervivientes de un melanoma desarrollarán un segundo melanoma primario.

La autoexploración de la piel es una acción muy sencilla y que puede salvar muchas vidas. Y es que detectar anomalías o cambios en la piel es el primer paso para la prevención de futuras lesiones cancerosas. “La autoexploración debería ser un hábito básico en la población”, señaló Elena Godoy, dermatóloga y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) .

Dedicar un minuto al mes a este acto “te puede salvar la vida”. Esto es así porque detectar a tiempo una lesión es avanzar mucho en el diagnóstico y tratamiento. Por ello, el experto insistió en aquellos factores que podrían aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel, como pueden ser la aparición de nuevos lunares o el crecimiento atípico de los lunares que ya se tenían previamente y que requieren de una valoración del especialista.

Desde la Fundación Piel Sana de la AEDV aconsejan que, ante cualquier cambio percibido en la piel, se trate de una lesión nueva o antigua y con apariencia diferente a otras manchas, consultar con un dermatólogo. Además, recomiendan prestar atención a posibles cambios de forma o color, picores, escozor o dolor.

Además, el foco en quienes han padecido un cáncer, pues corren un mayor riesgo de volver a padecerlo. De hecho, entre el 2% y el 10% de los supervivientes de un melanoma desarrollarán un segundo melanoma primario. Asimismo, entre el 30% y el 50% de aquellos que han enfrentado un cáncer de piel no melanoma (CPNM) tienen probabilidades de desarrollar un segundo CPNM en un lapso de cinco años.

Estas estadísticas subrayan la importancia de una vigilancia continua y un seguimiento dermatológico adecuado para aquellos que han superado el cáncer de piel, con el fin de detectar cualquier signo temprano de recurrencia y proporcionar un tratamiento oportuno.

“Nuestras anteriores campañas de concienciación pública han promovido comportamientos seguros frente al sol, la realización de exámenes cutáneos periódicos y la necesidad de tratar precozmente distintos tipos de cáncer de piel. Este año, ponemos al paciente en el foco”, señaló Agustín Buendía, director de la Fundación Piel Sana. Al fomentar un enfoque holístico hacia la salud y el bienestar, la campaña busca empoderar a los pacientes para que vivan vidas plenas y saludables, mientras reciben el apoyo necesario para hacer frente a los desafíos que puedan surgir en el camino.

“El cáncer de piel es uno de los pocos cánceres que podemos detectar nosotros mismos, por lo que es importante que la gente conozca su propia piel y compruebe si hay signos de cambio. Si se ha padecido cáncer de piel con anterioridad, la necesidad de vigilancia es aún más necesaria. Además de proteger la piel de nuevos daños solares, es esencial hacerse revisiones cutáneas periódicas y acudir a las citas de seguimiento”, aseguró Ángeles Flórez, dermatóloga de Pontevedra. Destaca la importancia del entorno del paciente en el proceso de tratamiento y recuperación del cáncer de piel. “El apoyo afectivo proporcionado por familiares, amigos y cuidadores es fundamental para acompañar al paciente en cada etapa de su camino hacia la salud y el bienestar”, concretó.

Este apoyo puede manifestarse de diversas formas, desde ayudar con las curas posteriores a las intervenciones y supervisar la agenda de citas del paciente, hasta brindar soporte en el hogar durante el tratamiento y acompañar en las exploraciones cutáneas periódicas. Además, el entorno del paciente puede jugar un papel crucial al mimetizarse con él en la adopción de medidas fotoprotectoras, lo que no solo promueve la adherencia al tratamiento, sino que también fomenta un ambiente de comprensión y solidaridad.

En última instancia, este apoyo también puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y el bienestar emocional del paciente durante su proceso de recuperación, recordándoles que no están solos. Por estos motivos, tal y como concluyó Flórez, “es importante reconocer y valorar el papel vital que desempeñan los cuidadores y seres queridos en el cuidado integral de los pacientes con cáncer de piel.” Joanna Guillén

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