Infección por piojos, cómo actuar de manera sencilla sin caer en los principales mitos

Algo muy importante a tener en cuenta es que los tratamientos de los piojos no deben emplearse como métodos preventivos, puesto que son medicamentos. Por esa razón, el farmacéutico es la figura más accesible para ayudar a garantizar su efectividad y seguridad.

Un problema que regresa a los hogares con niños asociado a la vuelta al cole es la pediculosis, es decir, la infestación por piojos en la cabeza (en pelo y cuero cabelludo mayormente). Producida por un parásito que se llama Pediculus humanus capitis, cabe destacar que solo infesta a los humanos y que puede encontrarse en forma de adulto, ninfa y huevo, llamado liendre: la diferencia es que unos sobreviven uno o dos días fuera de la cabeza, y las liendres lo hacen menos de una semana.

Prácticamente todos los progenitores de hijos en edad escolar han padecido esta situación. Y, si no, al menos han recibido una circular del colegio de sus peques informándoles de la existencia de casos en el centro. No en vano, si bien la infestación por piojos puede tener lugar durante todo el año, el retorno de los menores a las aulas siempre va unido a la aparición de brotes importantes.

Así, según el IX Estudio `Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis´, realizado en 2019 y avalado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), la mitad de los niños y niñas españoles de entre 3 y 12 años (50,7 %) padeció estos parásitos alguna vez en los tres años anteriores.

Previsiblemente, esto se podría repetir este curso que acaba de comenzar. Aunque, tal y como expresa Julio Maset, coautor del trabajo, “no tenemos por qué resignarnos a que estos parásitos invadan el cabello de nuestros hijos cada vez que vuelven a las aulas. Si tomamos algunas medidas preventivas, es posible mantenerlos a raya”. El problema, señala el especialista, es que “siguen existiendo muchas falsas creencias sobre la pediculosis que impiden que estas precauciones se lleven a cabo apropiadamente”. No se contagian por falta de higiene

En una guía de recomendaciones elaborada por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), la sociedad científica advierte también de que se han elaborado ideas falsas en torno a una falta de higiene, a la marginalidad social, etc. Pero hoy sabemos que esto es falso. Los piojos de la cabeza realizan todo su ciclo vital en el hombre y, sin su huésped, mueren en 24 horas por falta de alimento y calor. El contagio es muy rápido y está relacionado con el ciclo de vida del piojo.

En relación a la epidemiología, normalmente afecta a los niños entre los tres y los once años de edad. Se trata de un problema común en todo el mundo y se transmite persona a persona por el contacto cabeza con cabeza, que es más frecuente en las familias y en la escuela, durante los juegos, actividades deportivas, campamentos, etc. También se puede transmitir por objetos: por el uso de peines, toallas, uniformes deportivos, ropa de cama y juguetes (peluches), entre otros.  Pese a esto, el estudio revela que todavía uno de cada cuatro progenitores con niños en edad escolar (24,7 %) sigue creyendo que los piojos están relacionados con la falta de higiene, lo que lleva a algunos a temer que traten a sus hijos de diferente manera por padecerlos. “Este miedo al estigma y a la vergüenza es uno de los principales motivos que conduce a los progenitores a no cumplir con la responsabilidad de notificar al colegio que sus hijos tienen piojos, lo cual aumenta mucho el riesgo de que los niños de su clase se contagien. Sin embargo, hay que saber que estos parásitos van al pelo limpio igual o más que al sucio”, recalca Maset. Otra clave para atajar este problema es saber qué síntomas produce la pediculosis. Pues bien, en la mayoría de las veces no producen ningún síntoma, pero puede causar picor debido a la reacción alérgica a la saliva del piojo, tener sensación de cosquillas por algo que se mueve en el cabello, irritabilidad y rascado frecuente de la cabeza, que puede provocar la aparición de infecciones bacterianas.

El siguiente paso es el diagnóstico, que se hace al observar el piojo adulto moviéndose en el pelo o en el cuero cabelludo del niño. La observación de numerosas liendres en la cabeza es altamente sugestiva de infestación activa.  No obstante, encontrar solo liendres no siempre indica infestación, ya que pueden estar muertas debido a una infestación antigua. Cuando está activa, las liendres se sitúan a seis milímetros del cuero cabelludo, y si es antigua lo hacen a más de dos centímetros y no constituyen peligro. Conviene revisar sobre todo la parte de la nuca y detrás de las orejas, algo que se recomienda hacer con el cabello húmedo y con un peine para liendres.

Qué medidas tomar al detectarlos

A partir de ese momento, la situación puede quedar en anécdota si se toman una serie de medidas sencillas y se mantiene la calma o bien convertirse en un problema de mayor calado por lo extremadamente contagioso de esta afección. Ante esto, los farmacéuticos, con SEFAC como cabeza visible, subrayan mensajes tan importantes como que los tratamientos con pediculicidas nunca deben iniciarse como preventivos, sino exclusivamente si se detectan piojos y o liendres, o que es recomendable utilizar los antiparasitarios de menor toxicidad para el niño y aplicarlos siguiendo todas las instrucciones de uso. También sugieren que se realicen frecuentemente inspecciones visuales de la cabeza del niño pasando una liendrera (peine especial de púas largas y muy juntas) desde la raíz a las puntas y, en caso de pelo largo, ayudándose de un champú desenredante. Además, apuntan que ante una infestación en casa es preciso lavar la ropa de cama, toallas, gorros, peluches y la ropa del niño a una temperatura superior a 60 grados centígrados, hervir durante diez minutos las gomas de pelo, cepillos, muñecos y permanecer alerta durante al menos una semana, pasando a diario la liendrera a todos los miembros de la familia. Por último, recomiendan que cuando se detecte la presencia de piojos se comunique al colegio lo antes posible. A estas recomendaciones, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) añade uno igual de importante: preguntar siempre al farmacéutico. En la farmacia los padres podrán informarse sobre estas y otras cuestiones relacionadas, siendo su intervención una garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos. Porque, en efecto, el grupo de sustancias capaces de matar a los piojos de forma efectiva no son cosméticos, sino auténticos fármacos, motivo por el que las normas de utilización deben ser respetadas al máximo.

Los tratamientos pediculicidas disponibles

En este sentido, Esther Jiménez Blasco, dermatóloga del Hospital de Guadalajara y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), destaca que los tratamientos pediculicidas químicos son bastante eficaces con altas tasas de eliminación, tanto de los piojos como de las liendres. Aun así, ningún tratamiento los elimina al 100 % y debe realizarse un segundo tratamiento a los 7-10 días. Entretanto, hay que seguir estrictamente las instrucciones de aplicación del producto. De los distintos productos comercializados en España se consideran de primera elección las piretrinas, y especialmente la permetrina, uno de los medicamentos disponibles sin receta médica y una versión sintética de la piretrina, un compuesto químico que se extrae de la flor del crisantemo. Eso sí, hay que tener en cuenta que no mata las liendres, y el tratamiento debe repetirse entre 9 y 10 días después de la primera aplicación.

Lo mismo ocurre con la ivermectina, una loción aprobada para uso en adultos y niños mayores de seis meses.

Por eso, estos productos deben ser complementados con la posterior retirada de los piojos y las liendres, que han quedado muertos o dañados, con una lendrera adecuada (metálica con púas cilíndricas separadas menos de 0,2 mm y punta roma), lo cual mejora el resultado del tratamiento.

En casos resistentes o infestaciones masivas existen alternativas que son de prescripción médica. Entre ellos se incluye el spinosad tópico, aprobado para adultos y niños mayores de seis meses, o el malatión, cuyo uso está permitido para adultos y niños mayores de dos años. Además de la loción de venta libre, la ivermectina está disponible con receta médica en forma de comprimido para tomar por vía oral. Puede administrarse a niños que pesan más de 15 kg si otros tratamientos tópicos no eliminan los piojos del cuero cabelludo.

Por otro lado, ¿funcionan los tratamientos `naturales´? Los aceites esenciales como el del árbol del té, el aceite de coco, la vaselina, la mayonesa… Actúan asfixiando al piojo, pero parecen tener menor eficacia que los pediculicidas químicos clásicos. Asimismo, la AEDV advierte de que algunos aceites esenciales pueden ser irritantes si se usan a altas concentraciones y, además, estas sustancias requieren aplicaciones frecuentes (cada tres días) y resultan difíciles de retirar. Actuando por este mismo mecanismo de asfixia existen preparados de dimeticona al 4 % que tienen mejores resultados, son bien tolerados y de más fácil aplicación. Por esa razón, este tipo de tratamiento se recomienda en pieles muy sensibles que no toleran los pediculicidas químicos.

En cuanto al vinagre, su acción directa contra el piojo requiere altas concentraciones, con una eficacia limitada y posibilidad de irritación. Sin embargo, diluciones de dos partes de agua y una de vinagre sí colaboran a facilitar el desprendimiento de las liendres y pueden ser útiles a tal efecto.

Aunque si el motivo de recurrir a remedios naturales en lugar de productos pediculicidas específicos es la creencia de que estropean el pelo, cabe señalar que, si bien se trata de sustancias químicas potencialmente irritantes, los tiempos de exposición al tratamiento son cortos y no son de uso habitual, sino puntual. De todas formas, tras los tratamientos, pueden usarse acondicionadores de pelo para ayudar a reestructurar el cabello. Al respecto, son muchos los mitos extendidos acerca de estos pequeños y molestos parásitos. Pero no hay que olvidar que, para eliminar los piojos de una manera eficaz, es necesario, en primer lugar, desterrar las falsas creencias en torno a ellos. Por ejemplo, es importante saber que estos parásitos no vuelan ni saltan, sino que se desplazan rápidamente de un pelo a otro, lo que explica su gran capacidad de contagio por contacto entre cabezas, por ejemplo, en el juego cercano. Igualmente, hay que insistir una vez más en que su presencia no está relacionada con una higiene deficiente, sino que puede afectar a cualquier persona independientemente de sus hábitos de higiene, estrato social o económico.

Y, del mismo modo que la aparición de los piojos no tiene por qué estar relacionada con una falta de higiene, cortar el pelo no es la solución ante un brote, ya que habría que rasurar por completo la cabeza para que las liendres no tuvieran dónde sujetarse, o indica que una vez realizado el tratamiento el niño puede acudir al colegio sin temor a contagiar a otros, ya que los pediculicidas necesitan muy poco tiempo para actuar.

Ahora bien, también cuando se trata de los piojos se cumple la máxima de que es mejor prevenir que curar. Es aconsejable, y la forma más eficaz de prevención es la revisión periódica con una lendrera, lo que permitirá un diagnóstico precoz. Debería instaurarse como método habitual en estas edades en entornos de riesgo. Se recomiendan revisiones cada 7-10 días, siendo aconsejable realizarla los viernes para, en caso de detectar parasitación, poder tratarlos durante el fin de semana y volver al colegio sin infección. Aunque hay que reconocer las dificultades que conlleva, al ser una técnica larga y minuciosa. Sin embargo, se debería integrar como parte de la rutina del aseo personalL.D.B./M.T.T. (SyM)

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