El corazón anciano
Dr. Ramon Brugada. Jefe del servicio de Cardiología HU Josep Trueta (Girona)
A medida que nos hacemos mayores nuestro cuerpo se adapta a la edad.
El corazón del anciano continúa latiendo, pero con las mismas limitaciones que tienen las piernas, que ya no son tan ligeras como a los veinte años.
El corazón envejece. Obviamente no igual para todo el mundo. Hay que tienen un corazón más sano que otros. La razón de estas diferencias reside en la manera como se ha cuidado y en la herencia genética.
En el proceso de envejecimiento, hay diferentes cambios en el corazón:
1.Aumento de la rigidez de las paredes de las arterias. Esto comporta un aumento de la presión arterial, sobre todo de la sistólica, y un esfuerzo más grande para el corazón para impulsar la sangre.
2.A causa del incremento del esfuerzo que ha de hacer el corazón, este órgano se hace mas grueso, especialmente el ventrículo izquierdo, la cámara más valiente del corazón, que impulsa la sangre al resto del cuerpo. El corazón a causa del engordamiento, se ha ce un poco menos flexible, le cuesta más llenarse.
3.Como consecuencia del engordamiento de la pared del corazón se crean cicatrices. Estas cicatrices pueden afectar al sistema eléctrico del corazón y causar arritmias. Hay dos grandes tipos de arritmias que pueden aparecer cuando nos hacemos mayores, debidas al envejecimiento del tejido: la bradicardia (un corazón más lento que si hace que la persona se maree, a menudo tiene que ponerse un marcapasos) y la fibrilación auricular, que es una arritmia muy frecuente en la gente mayor. La fibrilación auricular hace que el corazón lata a destiempo, sin poder contribuir a acabar de llenar el ventrículo izquierdo. Por tanto, la gente mayor con esta arritmia suele estar más cansada de lo normal. El gran riesgo de la fibrilación auricular es la posibilidad que se cree un coagulo de sangre dentro de la aurícula, que puede salir disparado y pueda tapar una arteria del cerebro, y causar de esta manera un ictus.
4.Las válvulas cardiacas se hacen más gruesas y más rígidas con la cual cosa pueden dar lugar a bufs por insuficiencia o estenosis valvular.
Las personas mayores pierden el control de la presión arterial, de los mecanismos que aumentan la presión para evitar el mareo cuando nos levantamos de repente rápidamente. Por esos las personas mayores han de tener mucho cuidado a la hora de ponerse de pie. Cualquier pequeño problema médico, que no provoca ningún problema en la persona joven, puede comportar un gran trastorno en el corazón de una persona mayor:
-La anemia le hace funcionar el corazón más rápido.
-Los problemas de riñón le pueden causar alteraciones en los niveles de potasio y predisponerlo a sufrir arritmias.
-Los medicamentos pueden alterar la presión arterial.
Se ha de tener en cuenta que los síntomas de enfermedad cardiaca pueden ser muy poco claros. Por ejemplo, el cansancio puede ser indicación de arritmia o hasta de angina de pecho, sin dolor.
Es importante también controlar los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en la gente mayor. Es cierto que hay personas que dicen: “Toda la vida he fumado, he comido de todo y no me ha pasado nunca nada”. Perfecto. Pero eso no quiere decir que hayan de continuar así. Estas personas simplemente han tenido suerte: a pesar de tener factores de riesgo, no han sufrido una enfermedad.
Tampoco hace falta que sigan jugando con esta clase de lotería, porque algún día les puede tocar. I, finalmente, tampoco sirve aquella excusa que a veces se utiliza: “¿Cuidarme ahora? ¡Por lo que me queda de vida mejor que la disfrute!!”. La experiencia nos demuestra que las personas mayores, si tienen una buena calidad de vida, prefieren morirse más tarde que pronto. Siempre se es demasiado joven para morir.
El corazón del niño.
El corazón es un órgano fascinante. Al inicio de la cuarta semana después de la fertilización, el corazón ya comienza a latir. Lo hace con una frecuencia de entre 105 y 120 latidos por minuto. Y ya no se detendrá más, hasta la muerte. Sin el latido del corazón, el cuerpo no se desarrolla.
El corazón sirve para impulsar la sangre a todo el cuerpo. Del ventrículo izquierdo la sangre va a todo el cuerpo (menos a los pulmones), y llega Por las venas al corazón derecho (aurícula derecha), pasa por el ventrículo derecho y desde allí a los pulmones, para llegar a la aurícula izquierda y de nuevo al ventrículo derecho. En los pulmones la sangre coge oxígeno para las células.
Todo esto y a lo sabíamos. Pero ¿y en el feto? Como está nadando en el liquido amniótico no utiliza los pulmones, que están colapsados. Entonces, ¿cómo recibe el feto el oxigeno para sus células? Lo hace a través de la sangre de la madre. La madre tiene una conexión directa con el feto.
Con el parto el niño deja de recibir sangre oxigenada a través de la madre. En aquel momento la sangre pasará directamente por los pulmones.
Esta conexión se hace desde la placenta, pasando por el cordón umbilical hasta el hígado del feto. El cordón umbilical de la madre tiene vasos sanguíneos que envían la sangre con oxigeno y nutrientes hacia el feto. Los productos de rechazo y el dióxido de carbono son enviados hacia la madre a través de los vasos de retorno del cordón umbilical.
La sangre que va al hígado del feto acabará llegando a la vena cava inferior y de allí llegará a la aurícula derecha. Como los pulmones están colapsados, no es necesario que toda la sangre pase por los vasos de los pulmones.
Para evitar esto, hay un agujero entre la aurícula derecha y la izquierda (fosa oval) y la mayor parte de la sangre pasa directamente a la aurícula izquierda, de allí al ventrículo izquierdo y hacia todo el cuerpo. Una tercera parte de la sangre si que irá al ventrículo derecho y de allí a la artería pulmonar. Una pequeña parte de esta sangre pasa por los pulmones, pero e resto vuelve al lado izquierdo a través de una segunda conexión que hay entre la artería pulmonar y la artería aorta (Conducto arterioso).
Justo cuando el niño hace el primer lloro, los pulmones se abren y los vasos de los pulmones pueden recibir mucha más sangre. El conducto o ductus arterioso se cierra y permite así que toda la sangre de la artería pulmonar pase por los pulmones. El foramen ovale (comunicación de las dos aurículas del corazón del embrión) se cierra en las primeras semanas de vida. Finalmente, los vasos del cordón umbilical ya no son necesarios. Durante el parto se cortan y se irán secando. El ombligo es el único vestigio de nuestra conexión física con la madre. La conexión mental no la perdemos nunca.
La frecuencia cardiaca varía según la edad.
Edad en años Frecuencia cardíaca
(latidos por minuto)
<1 100-160
1-2 90-150
2-5 80-140
6-12 70-120
>12 60-100