Detectar el cáncer antes de que aparezca
Adelantarse a la enfermedad es una de las máximas de la Medicina. Y en el caso del cáncer, descubrir cómo encontrar su huella genética antes de que se convierta en un problema grave en el organismo es ya una batalla ganada. Es como conocer los movimientos de un adversario de ajedrez antes de que los diera. La revista científica «Nature» ha publicado un gran avance al respecto: cómo una parte de nuestro material genético hasta hace poco considerado «ADN basura» está implicado en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer. Y uno de los grupos que ha liderado esta investigación ha sido «Genomas y Enfermedad” del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela en el marco del consorcio internacional PanCancer. «Mientras todos mis compañeros centraban su atención en los genes de nuestro genoma, yo me dedicaba a buscar en el ‘‘ADN basura’’», explica José M.C. Tubío, director del grupo.
La explicación científica alude a que hay unos actores que se creían figurantes, los retrotransposones, que representan una parte importante de nuestro material genético, hasta un 75%, y han sido hasta no hace mucho considerados «ADN basura» debido a su naturaleza repetitiva y ausencia aparente de funcionalidad. Este concepto erróneo ha llevado a muchos científicos a no profundizar en su papel determinante en el cáncer. Frente a esto, Tubío y su equipo vienen haciéndolo desde 2010. «Desarrollamos algoritmos bioinformáticos dirigidos al estudio de esta materia oscura y encontramos varios tesoros», apunta.
El cáncer ocurre como parte de un proceso de por vida en el cual nuestro genoma cambia con el tiempo. A medida que envejecemos, nuestras células no pueden mantener la integridad del genoma después de la división celular sin cometer algunos errores (mutaciones). Este proceso puede ser acelerado por varias predisposiciones genéticas y factores ambientales, como fumar. Durante nuestra vida, estas alteraciones genéticas se acumulan y las células pueden estar mal programadas, lo que lleva al cáncer.
Con esto, han puesto el foco en los considerados clave. Consiguieron señalar entre 100 y 150 retrotransposones que se activan en el cáncer. De todos ellos, tan solo 16 son de especial interés porque son muy activos, causando más de las tres cuartas partes de todas las mutaciones originadas en un tumor. «Estos retrotransposones se comportan como volcanes, pudiendo estar silenciados durante mucho tiempo y, de pronto, explosionar de forma muy violenta, promoviendo decenas o cientos de mutaciones en el genoma tumoral», explica el director del grupo. Esto puede llevar al desarrollo de pruebas de detección precoz y tratamiento. Según Bernardo Rodríguez-Martín, primer firmante del trabajo, «a corto plazo, esperamos que tengan impacto en la mejora de los diagnósticos y en el pronóstico sobre la evolución de los pacientes oncológicos. De hecho, disponemos de datos preliminares».
Los investigadores utilizaron datos del proyecto «Pan-Cáncer» y «The Cancer Genoma Atlas» para crear líneas de tiempo de desarrollo tumoral para varios tipos de tumores, incluido el glioblastoma y el adenocarcinoma colorrectal y de ovario. Sus hallazgos sugieren que el desarrollo del tumor puede abarcar toda la vida de un individuo, por lo que las mutaciones que inician la progresión del cáncer pueden surgir décadas antes del diagnóstico.
Este mapa genómico es resultado de una colaboración que involucra a más de 1300 científicos y médicos de 37 países. Se han analizado más de 2600 genomas de 38 tipos de tumores diferentes, lo que ha llevado a la creación de un gran recurso de genomas primarios de cáncer. M.T.TOUS