El control de los factores de riesgo puede impedir tres de cada cuatro enfermedades cardiovasculares
Especialistas advierten del aumento de estos factores como diabetes, hipertensión, colesterol u obesidad y de la falta de concienciación
Médicos de los servicios de Cardiología señalan que el control de los principales factores de riesgo puede impedir tres de cada cuatro enfermedades cardiovasculares y prevenir la aparición de nuevos episodios tras haber sufrido algún evento agudo cardiovascular, según el documento del Ministerio de Sanidad ‘Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud (ESCAV)’.
Así, el cardiólogo y cirujano cardiovascular del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa Rafael García de la Borbolla advierte de que, pese a la existencia de dicha evidencia, la prevalencia de factores de riesgos metabólicos –diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia u obesidad, entre otros– está aumentando debido a múltiples causas, como el envejecimiento poblacional. En este sentido, el especialista expone siete factores de riesgo a controlar para alcanzar una óptima salud cardiovascular. Éstos son: no fumar, índice de masa corporal (IMC) en rango normal, actividad física adecuada, dieta equilibrada, así como colesterol, azúcar y presión sanguínea en estándares idóneos.
En esta misma línea, Isidoro Rodríguez Tejero, jefe del Servicio de Cardiología de Infanta Luisa de Andalucía apostilla que el 70% de los fallecimientos de origen cardiovascular puede llegar a evitarse pues dependen en gran medida de factores que está en nuestra mano modificar. “La población sigue sin ser totalmente consciente de la trascendencia que tienen las enfermedades cardiovasculares y de que pueden ser prevenidas”, apunta el especialista, al tiempo que acuña que ese desconocimiento hace que con frecuencia una significativa parte de enfermedades cardiovasculares subyacentes no sean diagnosticadas hasta que dan la cara en forma de episodio agudo. También subraya la valvulopatía, la cardiopatía isquémica (Infarto de Miocardio, la Angina Inestable y las formas crónicas), la insuficiencia cardiaca o las arritmias como algunas de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes. En este punto, afirma que una de cada tres personas sufrirá arritmias a lo largo de su vida.
Y precisa que “la fibrilación auricular es la arritmia más común y creciente en España, que afecta en torno a un 5% de las personas mayores de 70 años y entre un 10 y un 15% a los mayores de 80 años”. Y advierte de que si no se tratan “se puede desarrollar ictus, pérdida de la capacidad funcional, insuficiencia cardiaca y disminución de la esperanza de vida”.
El Rodríguez Tejero explica que “las palpitaciones anormales, generalmente más de 100 latidos en reposo, deben ser estudiadas, así como el síncope, es decir, la pérdida de conciencia súbita, que es uno de los mayores signos de alarma en el mundo de las arritmias, y pueden deberse a bradicardias o taquicardias malignas”.
“El avance principal en el tratamiento de una arritmia está en el estudio electrofisiológico con una posible ablación, intervenciones cada vez más seguras y fáciles de realizar, con menos riesgos para el paciente y con una mejor tecnología. Con los nuevos sistemas de navegación se realiza un mapeo del corazón para localizar mejor la sustancia o la estructura que produce la arritmia”, señala, quien añade que mediante este método “se puede localizar la arritmia y tratarla con ablación”. La ablación con catéter utiliza el frío o el calor para crear pequeñas cicatrices en el corazón que bloquean las señales eléctricas irregulares que desencadenan la taquicardia. “Utilizamos la ablación por catéter porque es curativa para la mayoría de las arritmias: entre el 80-90% puede curarse”.
De otro lado, aborda la hipertensión arterial, “una patología crónica causada por una excesiva fuerza con la que golpea la sangre contra las paredes de las arterias obligando al corazón a realizar cada vez más esfuerzo para bombearla al resto del organismo”.
Y profundiza en los principales factores de riesgo: “la edad, el estrés, la obesidad y sobrepeso, el sedentarismo, la diabetes y también existe un alto porcentaje de factor hereditario”. Sin embargo, es una enfermedad que, según explica el especialista, “aunque no tiene cura, sí se puede controlar llevando unos hábitos de vida saludables; alimentación sana; ejercicio físico moderado y constante y una correcta medicación”.
La cirugía cardiaca actual
Por último, los expertos abordan los últimos avances en las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas para el tratamiento de las diferentes valvulopatías y en la enfermedad coronaria, donde se realizan sustituciones valvulares y ‘bypass’ coronarios a pacientes con incisiones más pequeñas, “con excelentes resultados quirúrgicos y con una mejor y más pronta recuperación tras las intervenciones”.
Además, existe “un gran progreso en los tratamientos transcatéter, sobre todo el implante de prótesis aórticas transcatéter (TAVI) y reparación por catéter tanto de la válvula mitral como de la válvula tricúspide”. “Se están desarrollando asimismo diferentes prótesis biológicas para pacientes con alto riesgo quirúrgico que antes no podían ser tratados con las técnicas quirúrgicas convencionales”, incide el especialista. Expone que la cirugía transcatéter ha experimentado un ascenso espectacular en los últimos 10 años, que en el caso del TAVI ya ha superado al número de implantes quirúrgicos y se espera que casi todas las válvulas se implanten transcatéter en pocos años. “No obstante, en ningún momento desaparecerán las técnicas y el implante de válvulas totalmente quirúrgicas sobre todo en pacientes muy jóvenes y en anatomías muy complejas”, sentencia. M.T.T. (SyM)