“Con la edad, el riesgo de padecer un ictus se incrementa de forma notoria”
Carlos Molina, jefe de la Unidad de Ictus del Hospital Vall d’Hebron
Dice usted que las arritmias son una de las principales causas de ictus.
En el ictus, las causas son varias. Por eso se dice que es un síndrome, porque está producido por muchas causas. La causa cardioembólica [la oclusión de una arteria cerebral por un trombo que proviene del corazón] es una de las más frecuentes. De hecho, una tercera parte de todos los ictus son cardioembólicos: provienen del corazón. Y la causa de ictus cardioembólico más frecuente es una arritmia que se llama fibrilación auricular. La fibrilación auricular tiene una altísima mortalidad, provoca los ictus más graves.
¿En qué consiste la fibrilación auricular?
Los coágulos que se forman dentro de la aurícula del corazón son tan grandes, que tapan grandes arterias cerebrales y producen grandes déficits neurológicos. Por tanto, la prevención de la fibrilación auricular redunda en un menor riesgo de ictus discapacitante. La fibrilación auricular es un problema de salud pública de primer nivel. Se puede detectar en la atención primaria a través de un electrocardiograma, que revela que el corazón late de forma arrítmica en vez de regularmente. Ello hace que la aurícula no se contraiga de una manera adecuada, por lo que se generan trombos en su interior que se desprenden y acaban en una arteria de cualquier parte del cuerpo -en el cerebro, en la mayoría de los casos-.
¿Cuál es el riesgo de padecer una?
Con la edad, el riesgo de padecer una fibrilación auricular se incrementa de forma notoria. De hecho, a partir de los 50 o 60 años aumenta notablemente. En la población mayor de 80 años el porcentaje es muy alto: alrededor del 5% de los pacientes mayores de 80 años tienen una fibrilación auricular. Y esta es la principal causa de ictus cardioembólico, repito. Pero es detectable, prevenible y tratable.
¿Cómo se trata?
Hay diferentes formas de tratamiento. Una de las más comunes son los anticoagulantes para prevenir que se formen trombos. También existen campañas para la detección de fibrilación auricular en la población. La más sencilla es tomarse el pulso y ver si este no es arrítmico. De hecho, en muchos casos, el ictus isquémico es la primera manifestación de una fibrilación auricular. El ictus isquémico ocurre cuando una arteria se tapa y deja una zona del cerebro sin riego sanguíneo. Por su parte, el ictus hemorrágico ocurre cuando se rompe un vaso cerebral. El ictus cardioembólico es un tipo de ictus isquémico.
Por eso usted insiste tanto en la prevención.
Sí, no solo porque disminuye la mortalidad, sino porque tiene un impacto directo sobre la calidad de vida de los pacientes. El ictus, fundamentalmente el provocado por fibrilación auricular, es extenso y habitualmente deja secuelas importantes en los pacientes. Con la carga social, familiar y económica que esto representa.
¿Cómo se atiende al paciente con ictus?
Actualmente hay sistemas como el código ictus. Cuando un paciente tiene un ictus, los familiares tienen que llamar al 112, lo cual permite la activación de este código. ¿Qué implica? Que en el hospital nos organizamos para poder atender al paciente lo más rápido posible y en las mejores condiciones. De hecho, esperamos al paciente en la puerta de urgencias, lo trasladamos al TAC para diagnosticar el ictus, empezamos tratamientos que intentan reabrir la arteria ocluida, extraemos los coágulos: o los disolvemos con medicamentos trombolíticos o, mediante un cateterismo femoral, navegamos por las arterias cerebrales, enganchamos el coágulo y lo sacamos de la circulación para dejar las menores secuelas posibles. Pero eso es posible solo dentro de lo que llamamos una ventana terapéutica de hasta ocho horas para la trombectomía mecánica [el catéter] y hasta cuatro horas y media para la trombólisis endovenosa [un fármaco disuelve el coágulo]. Los sistemas de atención médica prehospitalaria y la red que tenemos en Catalunya nos permiten tratar a los pacientes por telemedicina: a aquellos pacientes que viven en zonas distantes les damos un tratamiento endovenoso, como este disolvente, y luego los trasladamos a los grandes hospitales de Catalunya para realizar un tratamiento endovascular.
¿Es posible salvar la vida del paciente si se atiende rápido o depende de cada caso?
Es posible. No solo se salvan, sino que quedan con secuelas mínimas. De hecho, en este hospital hemos recibido una ayuda del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y hemos empezado desde hace un año el proyecto ‘One Step Ictus’, que permite tratar a los pacientes más rápidamente. En el ictus cada minuto cuenta. Por cada minuto que se pierde, dos millones de neuronas mueren. Con el ‘One Step Ictus’ hemos conseguido reducir en hasta 20 minutos el inicio de la trombectomía, que implica que más de un 30% de los pacientes tienen un mejor pronóstico funcional a los tres meses. Este es el impacto real. Cuanto antes destapemos una arteria, menor es el daño cerebral y, por tanto, mejor es el tratamiento
¿Cuál es el factor de riesgo más importante para tener un ictus?
Haber tenido un previo. Pero el riesgo de recurrencia varía en función de la causa. Si la causa es cardioembólica, el riesgo de recurrencia es alto, por eso los pacientes tienen que recibir un tratamiento anticoagulante. Un mal seguimiento del tratamiento anticoagulante -por ejemplo, si el enfermo abandona la medicación- lleva consigo una recurrencia casi automática en menos de dos semanas. Debemos empoderar a los pacientes para evitar que abandonen la medicación, algo bastante frecuente. De hecho tenemos una aplicación que se denomina ‘farmalab’ para asegurarnos de la adherencia a la medicación. Con ella, incidimos directamente sobre los factores de riesgo cardiovascular de forma telemática. Esta ‘app’ le envía al paciente una serie de mensajes: que camine más, que cumpla una dieta….BEA PÉREZ