Javier de Castro, oncólogo: “El cáncer es diferente en varones y en mujeres”
El jefe de Oncología Médica del hospital Universitario La Paz explica que muchos ensayos clínicos para probar nuevos fármacos no tienen en cuenta las diferencias de género.
Javier de Castro, jefe de Oncología Médica del Hospital Universitario de La Paz
Javier de Castro (Madrid, 57 años) es jefe de la sección de Oncología Médica del hospital Universitario La Paz de Madrid. Especialista en cáncer de pulmón, “el de mayor mortalidad”, señala, supo casi desde siempre que lo que quería hacer en su vida era ser médico y tratar el cáncer. “Quise ser médico desde que tenía 10 años. No tenía ningún familiar que lo fuera, pero yo sabía que era eso lo que quería”. A sus 10 años, De Castro no solo supo que quería dedicar su vida a la medicina, también desde entonces tuvo claro cuál era la especialidad en la que quería trabajar: “El cáncer me fascinaba. Ya me dirás, con 10 años, qué vas a saber del cáncer… Quizá influyó que un amigo mío tuvo entonces una leucemia aguda. Se curó. Como lo tenía tan claro, durante mi época en el colegio me focalicé en las asignaturas de ciencias y cuando tenía que hacer algún trabajo, lo hacía sobre el cáncer”.
Cuenta Javier de Castro sobre su profesión que el estigma que todavía lleva asociado el cáncer se traspasa también a las personas que lo tratan: “Como es una enfermedad tan grave, parece que los oncólogos tenemos que sufrir mucho, que nuestro trabajo debe tener mucho impacto emocional. Cuando conozco a alguien, en cualquier entorno, es muy frecuente que me digan: ‘Uy, qué triste, cuanto más lejos de ti, mejor”.
Pregunta. ¿Y es usted triste?
Respuesta. No, al revés. Soy serio porque creo que en la medicina debes tener seriedad en tu trabajo, pero luego debes tener también un componente muy grande de empatía. Ahora, después de muchos años de profesión, yo entiendo esta enfermedad como un asunto de 360 grados. De nada sirve que yo te ponga un tratamiento y te diga que va muy bien si tu vida ha cambiado, si no puedes desarrollarte laboralmente, si tienes efectos secundarios que no te permiten una calidad de vida adecuada. Esta enfermedad es un tsunami. Nuestra labor es ser muy técnicos y muy profesionales para hacer el mejor diagnóstico y elegir el mejor tratamiento y, una vez hecho eso, te tienes que preocupar por las personas. Esa es la parte que más ha avanzado en los últimos años. Esto no va de tratar enfermedades, sino de tratar a personas que tienen una enfermedad.
P. Hace unos días, en una charla, dijo que el cáncer es diferente en mujeres y en hombres.
R. Es que es así, el cáncer es diferente en hombres y en mujeres. Esta es una de las cosas que hemos ido aprendiendo. Yo llegué a la especialidad en los años noventa del siglo pasado, y los especialistas que entramos por entonces decimos que nos dedicamos al cáncer de pulmón porque nadie quería hacerlo en esa época. Eran los tumores número uno en mortalidad, se nos morían los pacientes en apenas un año porque más allá de unas quimioterapias no había mucho que hacer. Pero en los últimos años esto ha cambiado mucho. Toda la investigación que se empezó a hacer desde los ochenta ha dado sus frutos desde la primera década de este siglo. Y gracias a esa investigación empezamos a ver que hay una diferencia clara de género incluso en un mismo tumor. No me refiero a que hay cánceres de mama que son eminentemente femeninos o de próstata que son masculinos.
P. ¿Esa no es la única diferencia?
R. No. En los últimos años, hemos aprendido a poner apellidos a los tumores. Ya no es un adenocarcinoma de mama, sino que es un adenocarcinoma de mama con presencia o ausencia de receptores de hormonas, con presencia o ausencia de alteraciones en un oncogén como el HER2, etc. Y lo que vemos ahora es que puedes tener un tumor de mama que puede parecerse más a un tumor de pulmón que a otros de mama y que, posiblemente, haya que tratarlo de forma diferente a como se trata un tumor de mama convencional. Esto lo sabemos porque podemos conocer las alteraciones moleculares de los tumores. Y en este contexto es en el que vemos que, por ejemplo, con el cáncer pulmón, estos tumores se asocian casi en un 80% con el tabaco, pero solo en los varones. En las mujeres esa asociación cae hasta el 60%. Con lo cual hay ahí un 40% de tumores de pulmón en las mujeres en los que está pasando algo que no conocemos. Porque esa diferencia no se explica solo con que las mujeres empezaron a fumar más tarde. O, por ejemplo, otra diferencia es que el cáncer de pulmón de no fumadores en mujeres aparece en personas mucho más jóvenes.
Sabemos que cuando el paciente es un varón y la mujer es la cuidadora, los cuidados son mucho mejores que cuando la situación es al revés
P. Y esto, ¿qué implicaciones tiene?
R. En este caso del que hablo, en el del cáncer de pulmón en no fumadoras, ocurre muchas veces que se diagnostica más tarde porque ante una mujer de 30 años o menos con problemas respiratorios, los médicos no se plantean como primera opción de diagnóstico el cáncer de pulmón.
P. ¿Existen otras diferencias entre hombres y mujeres con respecto al cáncer?
R. En cuanto a los fármacos que utilizamos, también hay diferencias importantes. Le voy a poner un ejemplo que es muy burdo, pero permite entenderlo perfectamente. Si una mujer consume alcohol, posiblemente su grado de toxicidad sea mucho más rápido, por peso y por metabolismo, que el de un varón que pese cien kilos y cuya metabolización va a ser mucho más lenta. Esto que vemos claramente a la hora de tomar dos copas o tomar cinco, ocurre igual con los fármacos.
P. ¿Existe información suficiente sobre cómo afectan estos fármacos de diferente manera a mujeres y a varones?
R. No, lo que vemos es que los ensayos clínicos gracias a los que nos llegan nuevos fármacos muchas veces no se han hecho considerando el peso o la metabolización diferente que tienen varones y mujeres.
P. ¿Esto quiere decir que no se ha contemplado el sexo de los participantes a la hora diseñar los ensayos?
R. Se contempla simplemente a la hora de decir que se han incluido tantas mujeres. Porque antes los ensayos se hacían mucho más con varones que con mujeres. Pero, por ejemplo, no se diseña la dosis limitante de toxicidad del fármaco en función de que se esté medicando a una mujer o a un hombre.
No se diseña la dosis limitante de toxicidad del fármaco en función de que se esté medicando a una mujer o a un hombre
P. Es decir, se trata al organismo de la mujer como si fuera el de un varón…
R. Sí, se incorpora a las mujeres como si todos fuéramos iguales. No se establece el hecho diferencial. Es verdad que hay hechos diferenciales muy obvios, como evitar mujeres embarazadas. Pero hay otros que no se consideran.
P. Y esos hechos diferenciales que influyen en el tratamiento del cáncer, ¿son solo biológicos o también hay diferencias marcadas por el género?
R. No, no son solo biológicos. Hay diferencias en los hábitos de vida y hay diferencias en el impacto social. La incorporación de las mujeres al ámbito laboral puede ser diferente al del varón y el papel de las mujeres en el ámbito familiar, sobre todo en lo que tiene que ver con los cuidados, sigue siendo mucho más preponderante que el de los varones. Así que sabemos que cuando el paciente es un varón y la mujer es la cuidadora, los cuidados son mucho mejores que cuando la situación es al revés.
P. Todo esto que explica, ¿ocurre en todos los cánceres?
R. Este es el modelo que yo veo en pulmón, pero sabemos que en cáncer de colon se están comportando también de forma diferente en hombres y en mujeres. Tenemos que diseñar los estudios teniendo en cuenta este hecho diferencial hasta conseguir la información sobre cómo va a ser la evolución o el impacto a todos los niveles cuando el cáncer lo tiene una mujer. Es evidente que hay que incorporar la perspectiva de género.
P. Habla en futuro, es decir, que todavía no se está haciendo.
R. Bueno, es que esto es muy reciente. La alteración HER2 se conoció a finales del siglo pasado o principios de este siglo. La primera alteración en pulmón tratable se conoció en 2004 y ahora ya llevamos nueve años con tratamientos dirigidos. Ha sido un proceso dinámico en el que nos hemos ido dando cuenta de que de pronto nos aparecía un cáncer de pulmón en una mujer de 30 años y nos preguntábamos, ¿por qué les ocurre a las mujeres esto si a los varones no les pasa? Victoria Toro (EP)