Diabetes: el control exige mucho más que vigilar los niveles de glucemia
Es importante explicar la importancia de los micronutrientes, el ejercicio y la adherencia para marcar el buen curso de la patología.
Al ser la diabetes una enfermedad relacionada con la alimentación, el consejo nutricional es esencial. La oficina de farmacia puede ser un aliado fundamental para el correcto manejo del paciente con diabetes. Su cercanía permite un trato próximo por parte del farmacéutico que ayude al paciente a entender la complejidad de su enfermedad, mejorar en la adherencia de los tratamientos y ofrecer pautas y rutinas de autocuidado que sirvan para evitar complicaciones.
Al tratarse de una enfermedad relacionada con la alimentación, un primer paso obvio es ofrecer consejos sobre nutrición.
“Las recomendaciones sobre alimentación que recibe una persona con diabetes no serán muy diferentes de las que pueda recibir cualquier persona de la población general. Nuestra dieta mediterránea es un claro ejemplo de dieta con beneficios cardiovasculares, y una pequeña disminución en el aporte calórico puede ayudar a reducir el peso en aquellas personas que asocien sobrepeso u obesidad”, explica Pedro José Pinés, médico especialista de Endocrinología y Nutrición en el Complejo Hospitalario de Albacete y vocal de Formación y Docencia de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
A la hora de llevar a cabo la dieta, es recomendable realizar entre cinco y seis comidas al día, con distintas cantidades según la actividad de la persona, pero sin ser abundantes para tratar de evitar los picos de glucemia.
“La cantidad que debemos ingerir de cada grupo de alimentos no es fija, pero una orientación podría ser entre un 50 y un 55% de hidratos de carbono, de los cuales el 90% deberían ser complejos, un 15% de proteínas y un 30% de grasas, con bajo aporte de las saturadas y trans”, añade Paula Briones, vocal de Alimentación del Colegio de Farmacéuticos de La Coruña.
Ejercicio
Otra clave del autocuidado en diabetes es el ejercicio físico, ya que varios ensayos han demostrado de forma contundente que puede prevenir la aparición de la enfermedad o retrasar su debut.
“El ejercicio es imprescindible en la población general y en el caso de los pacientes con diabetes nos va a ayudar a controlar la glucosa, a mejorar su evolución, a reducir la resistencia a la insulina y a lograr una pérdida de peso, además de ser un factor protector para cualquier evento o complicación cardiovascular. No tiene que ser una actividad de gimnasio y hay muchas modalidades deportivas que se pueden realizar a diario. Es importante también explicar la necesidad de medir la glucosa antes de realizar el ejercicio, porque, según las cifras, lo podremos hacer o no”, añade Briones.
En las personas mayores el ejercicio es tan importante o más que la dieta.
El ejercicio es tanto o más eficaz que la dieta en las personas con diabetes. “Sin embargo, ambos temas son complejos y muy difíciles de concretar para cada paciente. Por eso es importante dar recomendaciones generales, como no tomar grasas saturadas o azúcar refinado, pero sin entrar en mucho detalle. Y con el ejercicio lo mismo, fomentando la práctica, pero con cuidado sobre cuáles recomendar”, incide Antonio Pérez, presidente de Sociedad Española de Diabetes (SED) y jefe de la Unidad del Servicio de Endocrinología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, de Barcelona.
Estos consejos de nutrición y ejercicio son válidos para todos los pacientes de diabetes, tanto los de tipo 1 como los de tipo 2. “Aunque los origen de uno y otro son diferentes, en ambos casos el control de dieta y ejercicio son fundamentales. Tenemos que ajustar los niveles de glucosa, colesterol y presión arterial, por lo que todos los alimentos que modifiquen estos valores se han de controlar. En el caso de tipo 1, además, se ha de controlar mucho más la cantidad de alimentos, puesto que la dosis de insulina dependerá de esto”, añade Briones.
Por su parte, Pinés también incide en señalar que algunos tratamientos de la diabetes requieren una atención especial y unas recomendaciones específicas. “Una persona que recibe tratamiento con fármacos secretores de insulina o con insulina debe recibir educación terapéutica que le ayude a reconocer los hidratos de carbono y a distribuirlos a lo largo del día para reducir el riesgo de hipoglucemia”.
Adherencia
Más allá de estos consejos y pautas generales de autocuidado, donde el farmacéutico puede llegar a desempeñar un papel muy importante es en la mejora de la adherencia. “El tratamiento farmacológico de la diabetes es un pilar de la enfermedad, junto a los hábitos saludables, una adecuada educación terapéutica y las pruebas de cribado de complicaciones realizadas con regularidad. La adherencia adecuada a los tratamientos depende en muchos casos de su uso adecuado y, desde las oficinas de farmacia, puede ayudarse al paciente a realizar el tratamiento de la manera óptima. Por ejemplo, pueden establecerse mensajes de recuerdo para no olvidar y administrar antes de las ingestas las dosis de insulina de acción rápida”, explica Pinés.
Para la vocal de Alimentación del COF de La Coruña, desde la oficina de farmacia se pueden llevar a cabo diferentes iniciativas destinadas a mejorar esta adherencia. “Así, por ejemplo, se pueden fomentar campañas de prevención y de uso de automedidores, haciendo seguimiento en las dispensaciones y comprobando si entienden cómo, cuándo y para qué tomar la medida de glucosa, o controlando la presión arterial y el perfil lipídico de los pacientes”.
El presidente de la SED coincide en señalar la importancia de la oficina de farmacia en la mejora de esta adherencia, ya que el farmacéutico puede tener un registro más preciso sobre si el paciente está retirando la medicación y hacer un seguimiento para saber si se la está tomando. “Aquí es importante hacer hincapié tanto en los beneficios de seguir adecuadamente la pauta prescrita como en explicar los problemas que se pueden derivar de una toma no adecuada, tanto en cantidad como en horario. Y, sobre todo, insistir en la idea de que una adherencia inadecuada puede acabar generando una escalada terapéutica, que se produce cuando el médico especialista incrementa la medicación prescrita pensando que esta no funciona”.
Los pacientes con insulina deben tener claro cuándo, dónde y cómo tienen que administrársela
Por otra parte, los expertos apuntan que algunos de los tratamientos para la diabetes pueden resultar complejos, por eso es necesario ayudar desde la farmacia comunitaria facilitando información sobre su uso correcto. “Todavía es frecuente encontrarse a pacientes que llevan mucho tiempo con una prescripción y que, sin embargo, se la administran mal, y aquí también podemos recibir una importante ayuda por parte de los farmacéuticos comunitarios”, comenta Pérez.
De la misma opinión es la farmacéutica Briones. “Los pacientes que se administran insulina deben tener un conocimiento del cómo, dónde y cuándo administrársela. Se debe variar la zona de inyección para evitar lipodistrofias y administrársela de manera rápida. A la hora de guardar la insulina, es importante recordar que la que esté en uso puede conservarse a temperatura ambiente por debajo de 30 grados y protegida de la luz y, la de reserva, en el frigorífico”.
Igualmente es relevante entender que muchos de los pacientes con diabetes tipo 2 son personas de edad avanzada, polimedicadas, con patologías concomitantes y muchas veces están solos en el hogar.
“Es cierto que no hay muchas interacciones con otros fármacos de otras patologías, pero algunas sí que hay. Por eso es importante que los especialistas estén atentos a estas posibles interacciones. Pero cuando un paciente acude a diferentes profesionales es posible que se pierda cierta información, aunque hoy con la receta electrónica esto es más complicado. De todas formas, es muy conveniente contar con la visión integral que puede ofrecer un farmacéutico, que puede estar al tanto de posibles repeticiones terapéuticas por parte de los especialistas y aquí es cierto que pueden ser de gran ayuda”, comenta Pérez.
Adolescentes
Mención especial merecen los adolescentes diabéticos. Y es que esta es una etapa marcada por la rebeldía, que no se lleva nada bien con las rutinas, por eso estos pacientes pueden suponer un reto. “La adolescencia es una etapa crítica en la vida de los pacientes con diabetes de tipo 1. Son muchas las evidencias que demuestran que el control de esta enfermedad empeora de una manera evidente durante los años de la adolescencia”, comentan Pinés y Briones.
En diabetes tipo 1 hay que recordar los riesgos del adolescente, como el inicio en el consumo de alcohol
“Están en un periodo donde quieren o les tienta probar cosas nuevas, no aceptan su imagen y quieren cambiarla, etc. Y esto los lleva a modificar su patrón alimenticio muchas veces. Debemos tener cuidado y actuar en esta etapa pues conlleva, además, riesgos como el inicio del consumo de alcohol, tabaco u otras drogas”. Pérez coincide en mencionar la complejidad de esta fase. “No nos queda mucho más que aconsejar, poco más se puede hacer”. En resumen, la educación diabetológica en este colectivo debe desterrar las imposiciones y basarse en los beneficios del autocuidado y no en el daño derivado de no hacerlo.
En busca de casos no diagnosticados
La diabetes es una enfermedad crónica con una incidencia muy elevada. Solo en España afecta al 13,8% de la población adulta. Pero tanto el número de nuevos casos como la proporción de población afectada no ha dejado de aumentar en los últimos años, a expensas fundamentalmente de los diagnósticos de diabetes de tipo 2 como explica Pedro José Pinés, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. “El riesgo de padecer diabetes de tipo 2 está estrechamente relacionado con la edad y con la presencia de sobrepeso u obesidad y, como sabemos, tanto el envejecimiento de la población como el aumento del sobrepeso u obesidad son retos fundamentales de nuestra sociedad”.
Uno de los retos de esta enfermedad no es tanto el aumento de sus cifras como su infradiagnóstico, como muy bien señala Antonio Pérez, de la Sociedad Española de Diabetes. “Casi el 40% de los diabéticos están sin diagnosticar. Esto es una dificultad que afecta sobre todo a las personas de edad media, que no suelen acudir con tanta frecuencia al sistema sanitario y que suponen una importante bolsa de pacientes sin diagnóstico. En este sentido la oficina de farmacia puede ser una herramienta muy importante que nos puede aportar mucho, ya que por su proximidad conocen a las personas y, en caso de identificar algún caso con antecedentes familiares o con una condición de riesgo, pueden recordarle hacerse controles”.
En esta apreciación coincide Paula Briones, del COF de La Coruña, quien destaca la importancia de la farmacia en la detección precoz de la diabetes. “Y en el caso de la enfermedad instaurada en su seguimiento y en la adherencia a los tratamientos, que es fundamental para controlar las glucemias. Así ayudaremos a que estos pacientes tengan una mejor calidad de vida y eviten a largo plazo complicaciones derivadas de la enfermedad”.
No hay que olvidar que el retraso en el diagnóstico no deja de ser un riesgo importante, como no duda en recalcar Pinés: “Las personas que desconocen su diagnóstico no están recibiendo ni el seguimiento ni los cuidados adecuados para reducir el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad”. Miguel Ramudo