Una investigación relaciona el grupo sanguíneo “A” con mayor riesgo de ictus antes de los 60 años
Este tipo parece estar más expuesto que el tipo O, pero el peso de los factores de riesgo tradicionales es decisivo. Los nuevos conocimientos suman avances en el manejo de los accidentes cerebrovasculares.
¿Está el tipo sanguíneo relacionado con el riesgo de accidente cerebrovascular antes de los 60 años? Esta es una de las nuevas preguntas que abordan un nuevo trabajo que podría suponer una nueva contribución en el manejo de esta enfermedad.
Las variantes genéticas asociadas con el tipo o grupo sanguíneo de cada persona podrían estar relacionadas con su riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) temprano, según indica un nuevo metanálisis publicado en Neurology, que ha incluido todos los datos disponibles de estudios genéticos sobre ACV isquémico en adultos jóvenes.
A pesar de que anteriores trabajos en esta misma línea sugerían que los grupos sanguíneos que no son O tenían un riesgo de ACV temprano, los nuevos hallazgos de este metanálisis han observado también un vínculo más fuerte principalmente con el tipo de sangre A asociado a ACV temprano, antes de los 60 años, en comparación con el tardío”, dice Braxton Mitchell, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland en Baltimore (Estados Unidos), y autor principal del trabajo.
Específicamente, el nuevo metanálisis sugiere que las personas con estas variantes genéticas pueden ser más propensas a desarrollar coágulos sanguíneos, lo que podría provocar un accidente cerebrovascular”.
No generar alarma
Para Antonio Gil Núñez, jefe de la Sección de Neurología Vascular y responsable de la Unidad de Ictus del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, estos hallazgos constituyen, sin duda, avances que van acorralando la enfermedad porque permiten ir determinando más causas de desarrollo.
Sin embargo, subraya que el mensaje debe ser también claro en estos momentos: “no se debe crear alarma. El grupo sanguíneo tipo A lo tiene un porcentaje muy elevado de la población mundial y está claro que no todos van a estar expuestos al riesgo de desarrollar un ACV antes de los 60 años”.
A su juicio, y hasta que no existan datos más concluyentes, lo relevante es seguir incidiendo en minimizar los factores de riesgo actuales para ACV que “son los mismos para todas las personas, independientemente del grupo sanguíneo que tengan”, destaca Gil Núñez.
El metanálisis publicado en Neurology se ha basado en una revisión de 48 estudios sobre genética y ACV isquémico de América del Norte, Europa y Asia. Los estudios incluyeron a 16. 927 personas con ACV y 576. 353 personas que no sufrieron un accidente cerebrovascular.
De aquellos con ACV, 5.825 personas lo tuvieron de inicio temprano y 9.269 personas de inicio tardío. El ACV de inicio temprano se definió como el isquémico que ocurre antes de los 60 años y el tardío isquémico el que se produce en mayores de 60 años.
Gen que determina el tipo de sangre
Los investigadores observaron todos los cromosomas para identificar variantes genéticas asociadas con el ACV. Encontraron un vínculo entre el ACV temprano y el área del cromosoma que incluye el gen que determina el tipo de sangre A, AB, B u O.
Luego dividieron a los participantes en los tipos de sangre A, AB, B y O. Compararon la prevalencia de esos tipos de sangre en personas con ACV temprano, con ACV tardío y en personas que no sufrieron un ACV.
El análisis encontró que las personas con ACV temprano tenían más probabilidades de tener sangre tipo A y menos probabilidades de tener sangre tipo O en comparación con las personas con ACV tardío y las personas sin ACV. Tanto el temprano como el tardío también tenían más probabilidades de tener sangre tipo B en comparación con los controles.
Desde luego, y según Gil Núñez, todos los estudios genéticos son importantes ya que contribuyen a ir desvelando potenciales factores involucrados en esta enfermedad y que contribuirían en su manejo. Sin embargo, también aclara que “el ictus no se hereda; fenómeno que es evidente y claro en el 99% de los casos”.
En el trabajo, y después de ajustar por sexo y otros factores, los investigadores también encontraron que las personas que tenían el grupo A tenían un 18% más de riesgo de sufrir un derrame cerebral temprano que las personas con otros tipos de sangre. Aquellos que tenían el tipo de sangre O tenían un 12% menos de riesgo de sufrir un derrame cerebral que las personas con otros tipos de sangre.
En un editorial que acompaña al estudio, Jennifer Juhl Majersik, profesora de la Universidad de Utah y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología, “este trabajo profundiza nuestra comprensión del desarrollo y los cambios de los accidentes cerebrovasculares de inicio temprano, pero se necesita investigación futura para ayudar a desarrollar una comprensión más precisa de cómo se desarrolla el ACV”.
Este conocimiento podría “conducir a tratamientos preventivos específicos para el ACV de aparición temprana, lo que resultaría en una menor discapacidad durante los años más productivos de las personas”.
Una limitación del estudio, destacada por Majersik es la cantidad limitada de diversidad entre los participantes, aunque el 35% de los participantes eran de ascendencia no europea. Raquel Serrano