Punzante, persistente, devastador… así es el dolor neuropático, poco conocido, que afecta a 1 de cada 4 diabéticos
A pesar de ser la complicación crónica más prevalente en diabetes sigue estando infradiagnosticada, hecho que retrasa su prevención o tratamiento adecuado. El dolor en miembros periféricos es característico de la neuropatía diabética.
Más de un 25% de la población española padece dolor crónico, el que se mantiene más de tres meses, según los últimos datos de 2022 del Barómetro del Dolor. Entre estos, el neuropático es el causado por una lesión o enfermedad del sistema nervioso somatosensorial que, aunque representa entre el 20-25% del dolor crónico y es uno de los de más complejo control, sigue estando infradiagnosticado y, consecuentemente, no tratado de manera adecuada.
La neuropatía diabética periférica (NDP) se alza como una de las causas más frecuentes de dolor neuropático, la complicación crónica más prevalente de la diabetes y que se caracteriza por producir daño a los nervios y provocar dolor intenso en piernas, pies y manos en uno de cada cuatro personas con diabetes.
Se trata de “la complicación más olvidada de esta enfermedad y, sin embargo, a medio plazo, va a invalidar a la persona que lo padece”, señala José Angel Díaz Pérez, miembro de la Sociedad Española de Diabetes (SED).
De hecho, la nueva encuesta internacional ‘Dolor Neuropático en Pacientes con Diabetes y Necesidades no Cubiertas’ en la que han participado más de 960 pacientes españoles, pone de manifestó que el estado de ánimo del 50% de las personas que sufren esta complicación se encuentra muy o totalmente afectado.
Impacto negativo en todas las esferas
El mismo porcentaje de afectación aparece en lo que se refiere a la calidad del sueño y al hecho de practicar deportes. La capacidad para desplazarse se afecta mucho o totalmente en el caso del 40% de los que sufren neuropatía diabética periférica; en un 42% las actividades laborales y un 40% en el caso de las actividades cotidianas y las actividades sociales y de ocio. El 38% de paciente señala que la intimidad con la pareja/relaciones sexuales también se ve afectada.
La diabetes, sobre todo la de tipo 2, ya se considera una de las ‘actuales grandes pandemias’ dada su curva de prevalencia al alza. Actualmente, casi medio billón de personas en el mundo padecen diabetes y se espera que los casos aumenten en un 51% para 2027.
En España la padecen, de tipo 1 ó 2, seis millones de personas; de ellas 1 de cada cuatro desarrollará dolor neuropático, “una complicación devastadora”, según Mercedes Maderuelo, gerente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), cuyo retraso diagnóstico se sitúa en torno a los cuatro meses y con una espera media de seis meses para obtener un diagnóstico de confirmación, según los datos de la citada encuesta internacional en la que se destaca que el 34% de los afectados recibe un diagnóstico erróneo antes del diagnóstico de confirmación correcto.
“La detección debe ser más temprana ya que es esencial para optimizar e individualizar los tratamientos”, reivindica Maderuelo quien subraya que el dolor físico, en algunos casos muy intenso y persistente, debe ser abordado y tratado.
“Cuanto antes se diagnostique, mejor evolución habrá e todas las esferas y teniendo en cuenta, además, el importante impacto negativo psicológico y emocional que genera: impide llevar a cabo actividades diarias cotidianas, lo que supone reducir la vida social y laboral. El tratamiento debería ajustarse, por tanto, a las necesidades de cada paciente, por lo que, antes de aplicarlo, hay que contar la opinión y visión de este”.
Según Díaz Pérez, el abordaje actual de la neuropatía diabética refleja una realidad de lo que se vive día a día en las consultas. De las complicaciones de la diabetes, considera que es la menos estudiada, la menos tratada y donde se lleva a cabo menos educación. “Es una de las parcelas más abandonadas de esta enfermedad, al contrario de lo que ocurre en otras complicaciones como la nefropatía o la retinopatía diabética, por ejemplo”.
Así pues, el dolor neuropático es una de las complicaciones más abandonadas de la diabetes; la menos estudiada y tratada
Es una complicación que se acompaña de dolor y, a medio plazo de incapacidad laboral y social, que sigue presentando un diagnóstico tardío. La razón es que, a veces, “los circuitos asistenciales entre médico de primaria, diabetólogo y especialistas en dolor no funcionan como deberían”, considera Díaz Pérez.
En su área sanitaria, por ejemplo, la prevalencia de neuropatía se sitúa en “más del 20% de la población con diabetes, un porcentaje muy elevado” y casi siempre relacionada con la evolución de la diabetes -tras diez años de enfermedad diabética, hasta el 50% de pacientes puede experimentar dolor-, y el mal control metabólico.
Circuitos de prevención
Sin embargo, este profesional señala, y coincide con la mayoría de los diabetólogos, que se trata de complicaciones prevenibles.
Por ello, la propuesta -que ya funciona en algunas áreas asistenciales-, es implantar y proponer para el resto de áreas lo que se denomina Unidades de atención integral a diabetes. “Su labor es que todos los diabéticos pasan una vez al año por un circuito en atención primaria en el que, en un día, se analizan todas las complicaciones de la diabetes. De esta forma, y en el caso de la neuropatía, es posible diagnosticar neuropatías subclínicas, aún asintomáticas, que permiten aplicar medidas preventivas que pueden evitar el desarrollo del dolor neuropático”.
Además de estas unidades de prevención, el Díaz Pérez explica que, en el ámbito hospitalario, sería muy conveniente contar con “la actuación multidisciplinar a través de unidades específicas hospitalarias, ya que el manejo de la enfermedad no puede hacerse de forma unilateral”.
Pacientes de larga evolución con mal control de la diabetes suelen ser los que más desarrollan esta complicación
A pesar de que se insiste en la valoración de los perfiles de riesgo, lo cierto es que existen también factores desconocidos que conducen a que algunos diabéticos desarrollen neuropatía dolorosa y otros no.
Sin embargo, “sí se ha observado que en la mayoría de los casos esta complicación se desarrolla en pacientes de larga evolución con mal control de la patología diabética. Así, la prevención y el seguimiento son las únicas formas de control. Y si esto se consigue en uno de cada 100 pacientes, habrá valido la pena”, considera el diabetólogo.
Sensación de hormigueo, de entumecimiento, de calor o escozor y dolor punzante y/o irritante son los principales síntomas iniciales del dolor neuropático asociado con la diabetes, explica María Madariaga, presidenta de la Sociedad Española del Dolor (SED). Además, “entre el 50-80% de estos síntomas se perciben como muy o extremadamente molestos por parte de los pacientes”.
A su juicio, estamos ante un tema complejo de tratar: la cronicidad. “Los pacientes crónicos son los que tienen mayor riesgo de tener un peor tratamiento, principalmente porque su enfermedad o condición les acompañan durante toda su vida, lo que condiciona a vivir peor y menos tiempo”.
Dentro del dolor crónico, aparecen los pacientes con polineuropatía dolorosa, de origen diabético o no, con trastorno de dolor crónico neuropático de difícil control y baja respuesta a los tratamientos.
Pero, pese al carácter crónico, no todo son sombras. Madariaga considera que “los pacientes tienen una gran oportunidad de liberarse o de que nunca ocurra este problema con adecuados programas de prevención y de educación”.
Reconoce, no obstante, que no todas las condiciones de dolor crónico son igualmente prevenibles. Por ello es tan importante el trabajo común entre profesionales y afectados para visibilizar y potenciar la labor de diabetólogos, endocrinólogos y de las unidades multidisciplinares que, junto con atención primaria y unidades de dolor con presencia de experto en psicología adscrito a tiempo completo, es esencial para el adecuado control de esta complicación.
El objetivo es “tratar lo antes posible al paciente diagnosticado y evitar, en la mayor proporción posible, que se llegue a desarrollar esta complicación. Lo ideal es que el paciente no llegue al hospital”, señala la especialista.
Para ello es fundamental una educación diabetológica para el paciente -que sepa que debe tener un control exhaustivo de sus cifras de glucemia durante toda su vida-, además de la formación del profesional -médicos, enfermería, fisioterapia, psicología-, en “diagnóstico precoz de esta patología para evitar que esa polineuropatía, que al principio es indolente, acabe produciendo dolor por un aumento de la lesión neuropática diabética”
Educación e información empoderan
La información y la educación diabetológica son armas fundamentales para que el paciente pueda ‘combatir’ la neuropatía periférica dolorosa.
Sin embargo, y según los datos de la nueva encuesta internacional sobre dolor neuropático y sus necesidades no cubiertas, tan solo un 42% de diabéticos declara tener información sobre el dolor neuropático, hecho que, según la representante de los pacientes, Mercedes Maderuelo, “les deja desprotegidos para actuar de la forma más temprana posible. Adolecemos y reclamamos información”.
Ha puesto de manifiesto también existe una clara falta de educación en diabetes, ya que sólo un 45% de los pacientes ha recibido educación concreta para su enfermedad de base -que también origina complicaciones cardiovasculares y visuales-, y una mucho menor educación referida a neuropatía diabética. Raquel Serrano