Mirando las estrellas
Por Manel Esteller. Médico. Institut d’Investigacions Biomèdiques de Bellvitge y miembro de Fundación España Salud
Una base lunar sería un banco de pruebas para ver cómo nos adaptamos a condiciones extremas
Soy poco corporativista. Por supuesto creo que la investigación en epigenética y genética es muy importante, y por extensión en toda el área de las biomedicina, pero también considero como mínimo igualmente relevantes y necesitadas de más financiación otras áreas de la ciencia como la física, la química e incluso la investigación en humanidades. Uno de los motivos es mi tendencia a interesarme por varios temas al mismo tiempo, supongo que aún son restos de la curiosidad inmensa por las cosas que tenía de niño. Por ejemplo, me parecen apasionantes el mundo de la astrofísica, la cosmología y los viajes espaciales. Una explicación de mi interés es que es muy difícil cambiar el comportamiento humano, mucho más que modificar el de las células, por tanto, o nos cargaremos a medio plazo el planeta o eventualmente el planeta acabará con nosotros.
Como me gustaría que el Homo sapiens siguiera haciendo de las suyas, impulsado por los llamados genes egoístas. Según Richard Dawkins, la solución es extender nuestra grandeza y pequeñez a otros planetas. Establecer colonias más allá de la Tierra. El primer paso debe ser volver a la Luna. Ya hace demasiados años que no la visitamos. Estos vuelos tripulados con alunizajes deben ir seguidos del establecimiento de una base permanente en la superficie lunar. Será nuestro banco de pruebas para ver cómo nos adaptamos a las condiciones extremas.
Parte de este trabajo ya se ha hecho desde la Estación Espacial Internacional, donde solidariamente diversos países mantienen esta estructura en órbita permanente alrededor de la Tierra. ¡Quién pudiera visitarla! Supongo que me debería operar la miopía y dejar de marearme, más probable lo primero que lo segundo. Dicha estación fue visitada por uno de los protagonistas de la serie ‘The Big Bang Theory’, originando memorables comicidades. En el mundo real, por llamarlo de alguna manera, ha habido un caso de visita a la estación espacial interesante: un astronauta que pasó un tiempo prolongado allí y tenía un hermano gemelo en la Tierra. Cuando el primero volvió a nuestro planeta, se analizaron varios parámetros biológicos y ahora es más diferente a su hermano puro terrícola. La exposición a las radiaciones y la ingravidez te cambian, causando alteraciones en peso, altura, densidad ósea y funcionalidad ocular. Aprendamos de estos casos, si un día queremos ir más lejos: mudarnos al barrio adyacente, Marte.
Existen muchos obstáculos para encontrar un planeta habitable, llegar al mismo y luego tener éxito en el mismo como especie. De entrada, parece ser que alrededor de la Tierra ya estamos acumulando basura espacial diversa y estos fragmentos, si siguen aumentando, podrían ser peligrosos. Luego necesitaríamos repensar qué combustible sería el más adecuado. Todo lo que merece la pena parece estar muy lejos (exoplanetas). Sería bonito usar el hiperespacio como Han Solo en ‘La guerra de las galaxias’ y desplazarnos a la velocidad de la luz, pero despertemos de ese sueño. Quizá podríamos aprovechar un agujero de gusano para que en un universo no plano pudiéramos abarcar otros sistemas solares o galaxias demasiado lejanas. Todo esto es ahora ciencia ficción. Y nos limitamos a mirar con cierto interés simiesco la bonita foto del agujero negro recientemente divulgada. Y hacemos memes sobre la reacción de una las investigadoras que contribuyó a esa imagen, la doctora Katie Bouman.
Los humanos somos así y el juego forma parte de nuestro aprendizaje. Y luego nos asombramos con Oumuamua, el primer asteroide del espacio interestelar demostrado que pasó junto a la Tierra y se marchó del sistema solar. Y por su forma alargada y esbelta nos imaginamos que, en realidad, es una nave espacial intergaláctica disfrazada enviada por otra civilización alienígena que también busca un nuevo hogar. Como nosotros quizá tengamos que hacer un día. No deja de ser irónico para aquellos fans de las teorías conspiratorias que Oumuamua pasó de largo: quizá nuestro planeta no les pareció digno de ser colonizado. Mientras no pueda estudiar exobiología (el análisis de muestras biológicas de procedencia no terrestre), seguiré leyendo las novedades en los otros campos de las ciencias del universo. Si pueden sean turistas en la Ciudad del Espacio de Toulouse o visiten Cabo Cañaveral en Florida. O disfruten de las excelentes investigaciones del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC). Sigamos soñando.