Los Omega 3, posibles grandes aliados contra la depresión
El efecto antiinflamatorio, la capacidad antioxidante y la ayuda para establecer las conexiones entre las neuronas podrían ser las causas
El 80% del peso del cerebro está constituido por grasa y aproximadamente la mitad son ácidos grasos poliinsaturados
Sofía Larrucea
“La princesa triste”, así es como se conoce a la esposa del heredero al trono de Japón desde que salió a la luz la fuerte depresión que ésta padecía. Paradójicamente, la princesa Masako no parece representar lo que algunos científicos empiezan a defender cada vez con más fuerza: la comida japonesa es de las más indicadas para la prevención de enfermedades mentales. Cierto es que la dieta mediterránea es una de las más conocidas en cuanto a prevención de problemas cardiovasculares se refiere, pero en cuestión de enfermedades mentales, el sushi parece ganar al gazpacho. La clave está, dicen los especialistas, en el gran aporte de ácidos Omega 3 que ésta conlleva. Y es que a pesar de que no hay resultados definitivos, todo parece indicar que estos ácidos podrían ser beneficiosos para la prevención y el tratamiento de enfermedades mentales, sobre todo para la depresión. De hecho, la Sociedad Americana de Psiquiatría ya recomienda su consumo en todos los pacientes con trastornos mentales. Al parecer, este tipo de grasas tendrían un efecto antiinflamatorio y favorecerían la conexión entre las neuronas que, junto a la capacidad antioxidante, ayudarían al buen funcionamiento del cerebro. De hecho, como apunta Emilio Gil, gerente médico de Ferrer, “el 60% del peso del cerebro está constituido por grasa y aproximadamente el 40% es de tipo Omega 3”.
Las sospechas de los investigadores acerca de los beneficios de los Omega 3 en psiquiatría comenzaron cuando observaron que la incidencia de depresión era menos elevada en la sociedad japonesa que en otras comunidades. A pesar de que aún no se conocen los mecanismos implícitos que explican la eficiencia de los Omega 3 en psiquiatría, sí que se han establecido diferentes hipótesis. Una sería el efecto antiinflamatorio. Existen teorías que defienden la idea de que en depresión se produce un efecto inflamatorio en las neuronas. “En este sentido, no sólo influiría el aspecto ambiental, sino que también se debería a un proceso de inflamación en las neuronas”, apunta Emilio Gil. Por lo tanto, los Omega 3 y en concreto el EPA, con su potencial antiinflamatorio podrían resultar de gran ayuda. Otra hipótesis defiende el hecho de que los Omega 3 ayudarían a establecer conexiones entre las neuronas, lo que se conoce como la neuroplasticidad. “Cuantas más conexiones se establezcan, más fácil es regular todos los procesos cerebrales, como la formación, las habilidades de lectura y también ayuda a evitar situaciones de depresión”, añade el especialista Gil. Además, tal y como cuenta Miquel Roca; profesor de psiquiatría de las Islas Baleares, siguiendo la idea de que la depresión es fruto de un mal balance de los neurotransmisores, los Omega 3 también podrían jugar un papel importante. “Se conecta la etiopatogenia de la depresión con la utilización de los ácidos grasos”. Las investigaciones se concentran básicamente en un subgrupo de las depresiones, aquellas relacionadas con procesos metabólicos o inflamatorios. “Esto se vería en pacientes con problemas de obesidad, por ejemplo”, apunta Miquel Roca y añade, “se ha planteado la idea de que algunos cuadros depresivos sean muy sistémicos, generalizados y no sólo del sistema nervioso, por lo tanto implicaría procesos metabólicos o inflamatorios”. Aunque es en depresión donde hay más evidencias científicas actualmente, todo apunta a que los beneficios de los Omega 3 se podrían trasladar también a otras enfermedades mentales. El trastorno bipolar o la esquizofrenia, al compartir el mismo mecanismo de acción que la depresión, podrían ser algunos de ellos.