Llegan las Navidades: ojo con las ‘comilonas’
JORGE PARICIO. En nuestra cultura, durante las fiestas de Navidad se acentúa la tendencia social de reunirse con familiares y amigos entorno a comidas copiosas y alimentos bastante más grasos de lo habitual. Tradicionalmente, estas fechas se asociaban a excesos gastronómicos, pero en los últimos años esta tendencia se ha ido moderando ligeramente, y lo que antaño tenía cierta justificación por los períodos de hambruna que sufrían las poblaciones, hoy carece de sentido.
Pero esta moderación no es incompatible ni con las celebraciones ni con la posibilidad de disfrutar de comidas que durante el resto del año no son habituales. Para conjugar estas reuniones sin tener grandes sorpresas en el peso es importante mantener ciertas normas en el estilo de vida y en la alimentación. A pesar de que es muy posible que aparezca un cierto sentimiento de culpabilidad por renunciar a la dieta en los días señalados, las oscilaciones de peso en estas fechas no tienen por qué ser importantes ni tener consecuencias a medio plazo.
En cualquier caso, es conveniente tener en cuenta ciertas recomendaciones, como por ejemplo seguir el plan de alimentación habitual los días no festivos; o procurar desplazarnos a pie en las distancias cortas, dejando el coche en casa con el fin de aumentar el gasto energético.
También es conveniente evitar aperitivos muy calóricos y optar por una bebida “light” o un vino seco acompañados de alimentos como berberechos, almejas, boquerones, calamares, pimientos de padrón, etc., evitando en lo posible productos como las patatas fritas, cortezas de cerdo, almendras, cacahuetes, aceitunas, croquetas, etc.
En el momento de la ingesta es conveniente comer despacio y tomar algo de fruta de postre con el fin de controlar mejor el momento peligroso de los dulces. Durante la sobremesa, que suele ser larga en las celebraciones, hay que evitar seguir comiendo. Y si la comida ha sido copiosa y no se tiene hambre a la hora de la cena, se puede compensar con un pequeño refrigerio como fruta o un yogurt desnatado.
Algo muy habitual y que debemos evitar por todos los medios es saltarse una comida pensando que la siguiente será muy copiosa. Esto haría que la trasgresión dietética fuera aún mayor. Si en los días señalados sabemos que nos vamos a dar más de un capricho, en el resto deberíamos respetar las cinco comidas (dos principales y tres secundarias); tomar una ración de pasta, arroz y legumbres cada semana; una pieza de fruta después de cada comida; reducir el tiempo de juego sedentario (videoconsolas, ordenador, etc.); y realizarse una vez al año un análisis de sangre y medición de la tensión arterial.
JORGE PARICIO es Director de Salud y Accidentes de AXA