La mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla
En el día mundial de estas patologías celebrado en octubre, el farmacéutico puede contribuir a mejorar el buen uso de los medicamentos y a derivar casos ante ciertos signos de alarma.
Dolor, que puede convertirse en crónico, hinchazón, rigidez matutina, fatiga, cansancio, sensación de debilidad y falta de vitalidad y, en algunos casos, afectación de otros órganos, como piel, ojos, riñones, pulmones o corazón. Estos son los síntomas principales de las enfermedades reumáticas, de las que hoy se celebra su día mundial, con el fin de poner el foco en un problema “que afecta a 1 de cada 4 personas mayores de 20 años”, como señala Francisco Vargas Negrín, de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).
Las enfermedades reumáticas tienen una gran afectación en la calidad de vida de las personas, tanto en su “esfera biológica como psicológica, social, familiar y laboral”. Según Vargas Negrín, “las enfermedades reumáticas no matan, pero hacen sufrir mucho”.
Para paliar en la medida de los posible este sufrimiento y contribuir a un mejor control de estas enfermedades, el farmacéutico puede colaborar con el equipo sanitario y con el paciente, a través de los servicios profesionales que presta en la botica, bien haciendo seguimiento farmacoterapéutico de los tratamientos, ofreciendo información sobre la medicación, sobre todo, en primeras dispensaciones, o bien derivando casos al médico ante la detección de determinados signos de alarma y dando consejos sobre estilos de vida saludables, tan importantes en este tipo de enfermedades, como ha indicado el farmacéutico Joel Alves Sánchez, farmacéutico del Departamento de Nodofarma Asistencial del Consejo de COF.
Alves Sánchez y Vargas Negrín señalan la artrosis, la artritis (entre ellas la reumatoide), la osteoporosis, la gota y las lumbalgias como algunas de las enfermedades reumáticas más relevantes por su prevalencia y afectación en el paciente.
Artritis-artritis reumatoide
El portavoz de Semergen resalta que la artrosis reumatoide “es una enfermedad que se engloba en el grupo de las enfermedades reumáticas sistémicas y se caracteriza por la afectación de las articulaciones periféricas (manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas), en las que se produce dolor, hinchazón secundaria a la inflamación de la membrana sinovial y rigidez, sobre todo, por la mañana o después de periodos prolongados de reposo”. En este caso, aclara que el dolor es de tipo inflamatorio.
En estos casos, pueden verse afectados otros órganos como el corazón, el pulmón o el riñón.
Para esta enfermedad, se emplean tres tipos de fármacos: los que controlan los síntomas, los llamados modificadores de la enfermedad (FAME) y los corticoides.
Alves Sánchez recuerda que parte de los medicamentos utilizados en artritis reumatoide son dispensados en farmacia hospitalaria, por lo que, en este punto, considera muy importante la colaboración entre ellos y la farmacia comunitaria en beneficio del paciente.
En su opinión, en las primeras dispensaciones, el farmacéutico debe informar sobre cómo, cuándo y para qué tomar la medicación y en dispensaciones posteriores debe estar atento a la aparición de posibles problemas relacionados con la medicación (PRM). Y pone un ejemplo con el metotrexato: “Por vía oral existen dos presentaciones, una semanal y otra no semanal. En el caso de la artritis reumatoide suele ser semanal, por lo que el farmacéutico debe informar de que tiene que tomarlo una vez a la semana y solamente en una toma”. Otro PRM que puede aparecer también con este fármaco es cuando la forma farmacéutica es la inyectable, con jeringas o plumas precargadas. “En estos casos pueden producirse errores en la utilización. Así, las zonas donde puede pincharse y que hay que recordar al paciente son la cara anterior del abdomen y el tercio medio de la cara externa del muslo y para administrarlo hay que lavarse bien las manos antes con agua y jabón”.
Este experto hace hincapié en recordar al paciente “la forma de eliminar estos medicamentos, que requieren un contenedor específico o, si es una jeringa precargada, se pueden depositar en el punto Sigre sin problema”.
Asimismo, ha apuntado cuáles son los casos de derivación en esta patología que son:
- Si hay inflamación y dolor articular.
- Si apareceenrojecimiento y sensación de calor en la articulación.
- Cuando haya dificultad para el movimiento de la articulacióndespués de un tiempo de reposo.
- En caso de cansancio generalizado o debilidad.
- Si el paciente tiene insomnio.
- Si hay pérdida de apetito y peso.
- Bajo estado de ánimo.
- Aparición de bultos o lesiones en la piel.
- Enrojecimiento de ojos o problemas de visión.
- Cuando se trate de pacientes que hacen un uso continuado de analgésicos y antinflamatorios (con o sin receta) sin mejoría.
- Otras circunstancias comosequedad de los ojos y boca, dificultad para respirar, diarrea, estreñimiento o caída de pelo.
Gota
El farmacéutico también pone el foco en la gota, otra enfermedad reumática, que se trata con dos tipos de tratamientos: los dirigidos a la crisis aguda de gota y los indicados para disminuir los niveles de ácido úrico. Entre los primeros destacan los “antinflamatorios, la colchicina y los corticoesteroides para casos graves” y, entre los segundos, “alopurinol, febuxostat y benzbromarona”.
A estos pacientes hay que advertirles de que la colchicina “es de estrecho margen terapéutico y un primer síntoma muy característico de su intoxicación es la toxicidad gastrointestinal con náuseas, vómitos y diarrea”. En el caso de los glucocorticoides, apunta que “tienen bastantes efectos adversos y solo se suelen utilizar en los casos más graves”.
Los casos de derivación serían:
- En pacientes no diagnosticados:
- Aparición repentina de dolor severo en articulaciones del pie, especialmente en el dedo gordo del pie.
- Enrojecimiento en las articulaciones.
- Amplitud de movimiento limitada.
- Crisis de gota.
- Valores de ácido úrico superiores a 7,5 mg/dl tras la toma de medida de parámetros en la farmacia.
- En pacientes diagnosticados:
- Cuando se identifica algún PRM/RNM relacionado con la medicación prescrita para el tratamiento de la gota/hiperuricemia que no se pueda resolver con la educación sanitaria y/o facilitando información.
- Crisis de gota.
Osteoporosis
Respecto a la osteoporosis, el médico ha afirmado que es la enfermedad ósea más frecuente; de hecho, “en España, aproximadamente, dos millones de mujeres la padecen, con una prevalencia en la población posmenopáusica del 25%, y se produce por una disminución de la densidad de masa ósea”.
Entre las causas, ha mencionado varias, como la menopausia, el envejecimiento, el acoholismo, la ingesta de algunos fármacos (glucocorticoides, tratamiento hormonal utilizado para el cáncer de mama y de próstata) y enfermedades inflamatorias reumáticas, endocrinas, hepáticas e insuficiencia renal.
En España, aproximadamente, dos millones de mujeres sufren osteoporosis
“El tratamiento de la osteoporosis -remarca el farmacéutico- se debe iniciar siempre lo antes posible y entre los medicamentos que se utilizan están el calcio con o sin vitamina D, los bifosfonatos (ácido alendrónico, ácido risedrónico…) moduladores de los receptores de estrógenos (raloxifeno y bazedoxifeno), denosumab y terapia hormonal sustitutiva.
Con los bifosfonatos, en la farmacia hay que dar indicaciones sobre cómo lo deben tomar, “ya que tienen una pauta posológica un poco diferente a otros”, advierte. Así, “por ejemplo, el ácido ibandrónico se administra una vez al mes; el ácido alendrónico, una vez a la semana, y el ácido risedrónico, dos días consecutivos al mes (si es de 75 mg) y una vez a la semana (si es de 35 mg)”.
Asimismo, subraya que hay que decir al paciente que los bifosfonatos deben tomarse con el estómago vacío y, tras tomarlo, debe permanecer de pie o sentado, pero verticalmente, durante media hora.
En el caso de denosumab, explica que “se aplica por vía subcutánea a través de una jeringa precargada y hay que destacar al paciente que debe conservarlo en nevera y protegerlo de la luz”.
Alves Sánchez menciona los siguientes signos de alarma y casos de derivación en pacientes con osteoporosis:
- Mayores de 60 años.
- Antecedentes familiares.
- Tratamiento prolongado con glucocorticoides orales.
- Patología asociada a osteoporosis secundaria (endocrinas, reumatológicas, gastrointestinales y neoplasias).
- Polimedicados que no aceptan o no cumplen la intervención del farmacéutico.
- Polimedicado que ha sufrido varias caídas y no ha acudido al médico.
- Tratamiento con bifosfonatos que presenta molestias gástricas.
- Tratamiento conbifosfonatos o denosumab que va a ser sometido a una intervención dentaria.
Lumbalgia y ciática
Vargas Negrín considera que también hay que detenerse en las lumbalgias, cervicalgias y algias cervicales, puesto que son las enfermedades reumáticas más frecuentes. “Afecta a entre un 4 y un 33% de la población; las causas pueden ser mecánicas o de origen inflamatorio, y los factores que agravan el lumbago son el sedentarismo excesivo o la falta de ejercicio, posturas inadecuadas, determinadas actividades laborales relacionadas con esfuerzo físico y la obesidad”.
El facultativo hace hincapié en un aspecto muy importante y útil para el farmacéutico, que le puede orientar a la hora de reconocer el origen de estas patologías y es el tipo de dolor: “El dolor lumbar por causas mecánicas empeora al estar mucho tiempo de pie o cuando se mantienen posturas incorrectas de forma prolongada. Al tumbarse en la cama, normalmente, mejora o desaparece. Sin embargo, el dolor lumbar inflamatorio aparece, generalmente, por la noche, de madrugada, y despierta a la persona, obligándole a levantarse de la cama. En estos casos, la actividad diaria, en lugar de empeorar el dolor, lo mejora y, a veces, lo hace desaparecer”.
En estas afecciones, Alves Sánchez recuerda que tan importante es el tratamiento farmacológico como el no farmacológico. El primero se basa en el uso de analgésicos, como el paracetamol o el metamizol, y AINE, como ibuprofeno, dexketoprofeno, etc. “Pueden ser utilizados por vía oral como por vía tópica (cremas, pomadas, ungüentos…)”, recalca. Sobre el no farmacológico apunta que consiste en guardar reposo, “pero no más de dos días”; aplicar calor en la zona afectada, “varias veces al día junto con un masaje posterior en la zona”, y realizar actividad física de forma progresiva.
“El dolor lumbar inflamatorio aparece, generalmente, por la noche y despierta a la persona, obligándole a levantarse de la cama”
Por otra parte, el farmacéutico puede destacar una serie de consejos que pueden mejorar el dolor, como “controlar el peso corporal; revisar si el colchón de la cama es el adecuado, y mantener una correcta higiene postural (el respaldo del asiento del coche debe tener contacto total con la espalda; la mesa del trabajo y la pantalla del ordenador deben tener una altura adecuada y la silla, que apoye la parte baja de la espalda y pueda reclinarse; al coger objetos del suelo, doblar las rodillas y acercarse al suelo y si va a permanecer mucho tiempo de pie, apoyar una pierna sobre un pequeño taburete”.
Artrosis
El facultativo no se olvida de la artrosis, que afecta en España al 10% de la población general. Como apunta, es una enfermedad reumática que lesiona el cartílago articular y cursa con dolor “de tipo mecánico, es decir, se desencadena con los movimientos y mejora con el reposo”, aclara, y en ocasiones con hinchazón y rigidez e incapacidad funcional.
El experto trae a colación los resultados del estudio Episer, de 2016, de la Sociedad Española de Reumatología, que muestra que la artrosis sintomática de rodilla tiene una prevalencia puntual del 13,83% y la de mano, del 7,73%. “Asimismo -prosigue- otros estudios han reveleado que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla, aunque es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55 años”.
Servicio de adherencia
Según Alves Sánchez, quienes sufren enfermedades reumáticas tienen un alto riesgo de no ser adherentes al tratamiento, como suele ocurrir en el resto de patologías crónicas, de ahí que cobre especial relevancia el servicio de adherencia terapéutica que puede prestar el farmacéutico, en especial, “a mujeres posmenopáusicas con tratamiento para la osteoporosis, personas en tratamiento con metotrexato de toma semanal y pacientes con hiperuricemia no controlada”.
Ese servicio, recuerda, comienza con una entrevista con el paciente, seguida de una clasificación y evaluación de la adherencia (con métodos directos e indirectos) y una intervención en función de si es un paciente confundido o desconfiado o banalizador. Entre las herramientas que tiene el farmacéutico para ayudar al paciente a ser cumplidor destaca los “sistemas personalizados de dosificación (SPD), las app’s con recordatorios para las tomas y, para las personas mayores, hojas con recordatorios”.
La voz del paciente
Ana Vázquez, presidenta de la Liga Reumatológica Española, defiende que las personas a los que ella da voz lo que necesitan de los profesionales sanitarios es que “potencien las capacidades emocionales que acercan a las personas y sean capaces de entender las decisiones y circunstancia personales de cada paciente, aunque no las compartan y escuchen sin reproches; que sean honestos y que establezcan una relación de respeto mutuo”.
Además, en lo que a atención sanitaria se refiere ella distingue entre abordaje, coordinación y atención. Para ella, abordaje es el “conocimiento de las distintas patologías que tiene una persona y los profesionales sanitarios saben cómo les afectan y las atienden”; en cambio, coordinación “es algo más sofisticado; es cuando cada uno de esos profesionales hablan entre sí para saber en qué punto está el paciente”. Por otra parte, atención “es el conocimiento integral de la persona, sus datos familiares, contexto ambiental y otras áreas que son importantes para determinar y abordar su enfermedad”.
También hace una reflexión sobre los equipos multidisciplinares, que califica como “algo muy bueno”, pero que no acaba de “verlos realizados”. Y es que, opina que estos equipos tienen primero que “organizarse para trabajar, creando una base firme sobre la que poder construir, como si de un castelss se tratarse, para que no se derrumben”. A su juicio, en esos equipos multidisciplinares tiene que haber mucha confianza y organización.
Igualmente, propone un cambio de definición y a quienes sufren enfermedades reumáticas no se les denomine pacientes sino personas que sufren estas patologías, “porque un paciente es una persona pasiva; sin embargo, persona con supone implicación en su enfermedad”.
Respecto a los farmacéuticos, ha confirmado que son profesionales sanitarios en los que el colectivo al que representa confía y le piden asesoramiento sobre su medicación (cómo tomarla, interacciones, adherencia…). Según Vázquez, recurren al farmacéutico por su proximidad y confianza y “porque conocen la enfermedad que sufren, otras áreas de su salud y sus tratamientos”. Y añade: “Las personas con enfermedades reumática van a la farmacia con mucha frecuencia y no esperan a tener la consulta con el especialista para resolver sus dudas; además, la buena relación que tienen con él se debe al tiempo que les dedican”. Eso sí, Vázquez transmite el sentir de este grupo de población, que afirma que “los farmacéuticos son un recurso poco aprovechado”. Gema Suárez Mellado