La inmunidad decadente
Por Antoni Trilla, epidemiólogo
Una de las incógnitas que más preocupa es determinar la duración de la inmunidad frente a la covid, tanto la inmunidad natural como la inducida por la vacunación. En inglés se usa el término waning immunity. Podemos traducirlo por inmunidad decadente (acción y efecto de decaer: ir a menos, perder alguna parte de las propiedades que constituyen su fuerza, bondad, importancia o valor).
Con el tiempo es prácticamente seguro que perdemos alguna parte de las propiedades de nuestra inmunidad frente a la covid. Una posible pérdida de la efectividad de las vacunas es la variable principal para decidir ahora si son o no necesarias las dosis de refuerzo (booster) para la población general.
Nuestro sistema inmunitario es realmente complejo. La inmunidad decae con el tiempo, pero no decae toda ni decae por igual. Una vez vacunados desarrollamos un tipo específico de inmunidad mediada por anticuerpos, en este caso concreto los denominados neutralizantes, que tienen la capacidad de interceptar el coronavirus antes que infecte nuestras células. Los niveles de estos anticuerpos neutralizantes suelen descender más o menos rápidamente tras la vacunación. Luego se mantienen en niveles bajos, incluso indetectables. La respuesta inmune celular (los linfocitos) dura mucho más. Es la que en realidad nos protege de la enfermedad clínica. Los linfocitos B, ante una nueva exposición al virus, fabrican y desplazan más anticuerpos allí donde son necesarios. Los linfocitos T atacan rápidamente las células ya infectadas y tratan de eliminarlas. Los linfocitos B siguen aumentando en número seis meses después de la vacunación e incluso mejoran su capacidad de respuesta con el tiempo. El número de linfocitos T se mantiene estable, con descensos muy ligeros. En resumen, aunque bajen los anticuerpos nuestro sistema inmune es capaz de responder bien y rápidamente en caso necesario.
La pregunta fundamental es qué sucede en la vida real: ¿con el paso del tiempo tras vacunarnos, tenemos más riesgo de sufrir la covid? Datos poblacionales de Israel sugieren que la protección de las vacunas frente a las formas graves de enfermedad puede decaer tras unos meses. En otros países esta afirmación no parece corresponderse de forma precisa con la realidad observada: las vacunas (pauta completa) nos siguen protegiendo mayoritariamente frente a las formas graves de la covid. Una dosis de refuerzo siempre “reforzará” la inmunidad. Más y mejor nivel de inmunidad en una población concreta significan menos casos, menos casos graves y menos riesgo de mutaciones del virus. El problema es determinar si esta dosis de refuerzo es o no realmente necesaria para todos nosotros, y cuándo ponerla. Hay que seguir analizando las evidencias científicas para poder tomar la mejor decisión. Donde nadie tiene dudas es en la necesidad de trabajar intensamente para que, lo antes posible, todo el mundo tenga acceso a las vacunas. El problema es determinar si la dosis de refuerzo es o no necesaria para todos