La dieta mediterránea no garantiza los niveles necesarios de folato en la población

Un estudio de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona puntualiza que, de todos modos, quienes siguen rigurosamente esta dieta tienen mejores niveles de vitamina B9 que los que no la cumplen.

El folato, también llamado vitamina B9, es un micronutriente esencial que se obtiene a partir de la ingesta de verduras de hoja verde, legumbres, frutas y algunos frutos secos. Dentro del organismo juega un papel fundamental en la síntesis del material genético, en la división celular, en el desarrollo cognitivo y en el desarrollo del feto durante el embarazo. Es por ello que la OMS recomienda a las mujeres embarazadas — o que planifiquen un embarazo — complementar su alimentación con ácido fólico, la forma de la vitamina contenida en suplementos, para reducir significativamente el riesgo de malformaciones fetales graves, entre otros.

A finales de la década de los 90, ante evidencias de una deficiencia de folato sistémica en la población, países como Estados Unidos y Canadá implementaron la fortificación obligatoria de alimentos básicos —como harina o cereales— con ácido fólico. Aunque desde entonces más de 60 países en todo el mundo han implementado medidas similares, los de la región europea, en general, no han hecho. En el campo de la nutrición siempre ha persistido el convencimiento de que, gracias a una dieta rica y equilibrada, la población mediterránea tenía acceso suficiente a esta vitamina. Más recientemente, el Gobierno del Reino Unido, que empezará a fortificar masivamente la harina a partir de 2026, ha reabierto el debate en Europa: ¿una buena dieta es suficiente para garantizar suficiente folato en el organismo? ¿Es necesaria una fortificación masiva en la región mediterránea?

Para dar respuesta a estas preguntas, un equipo investigador de la Universidad Rovira i Virgili ha estudiado la adherencia a la dieta mediterránea y la presencia de folato en el organismo en la población general de la provincia de Tarragona. Para ello, han analizado datos sobre los hábitos dietéticos de 740 personas, recogidos entre 1998 y 2002, y complementados con un reconocimiento de salud general y analíticas para reflejar el nivel de folato y otras vitaminas en la sangre. Michelle Murphy, investigadora del Departamento de Ciencias Médicas Básicas de la URV, explica que los hábitos de consumo alimentario eran, en aquel momento, más representativos de la dieta mediterránea que los de hoy en día y, por tanto, más relevantes en este contexto. M. T. T. (SyM)

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