Hepatitis C: casi la práctica totalidad de los pacientes tratados se curan
Los nuevos tratamientos, aparte de su elevadísima eficacia, facilitan el cumplimiento farmacoterapéutico y son más seguros
La aparición de los agentes antivirales de acción directa (DAA, por sus siglas en inglés), en el año 2014, ha supuesto una revolución para los pacientes con Hepatitis C. El Plan Estratégico para el abordaje de esta enfermedad ha permitido que prácticamente todos los pacientes en España con enfermedad hepática avanzada hayan sido tratados, con un porcentaje de curación próximo al 100%.
Para la presidenta de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH), Eva Pérez Bech, el tratamiento generalizado a todos los pacientes, independientemente del grado de fibrosis, ha supuesto un “salto de gigante” para estas personas.
Simplificación del tratamiento
Aparte de su eficacia, una de las ventajas es que la mayoría de pacientes puede tratarse (y curarse) con 8 semanas de terapia. “No hace muchos años, los pacientes con hepatitis crónica C recibían un tratamiento de un año de duración con interferón y ribavirina”, recuerda Forns. Además, los medicamentos actuales tienen un perfil de seguridad muy bueno. “La forma de administración (oral), la duración (corta) y la tolerancia (excelente) son pasos muy significativos en el tratamiento de la enfermedad”, añade.
Todo ello hace que el paciente requiera menos controles y que pueda llevar una vida normal, puesto que la toma de los antivirales no le impide ninguna actividad. La presidenta de la FNETH coincide con este experto en señalar que la nueva terapia aporta un valor añadido en la calidad de vida de los pacientes, reduce visitas hospitalarias y se evitan pruebas diagnósticas durante el tratamiento. También destaca de los AAD la disminución del tiempo de administración y que sean de una sola toma diaria, lo que facilita el cumplimiento farmacoterapéutico y reduce los efectos secundarios.
Reto: mejorar el diagnóstico
Según datos aportados por Forns, la prevalencia de la infección por virus C en España se sitúa en torno al 1,2% de la población. No obstante, una proporción significativa de estos pacientes no tienen enfermedad activa, muchos de ellos porque ya se han tratado y curado. Por tanto, se estima que existe alrededor de un 0,4-0,5% de personas con infección activa, a los que hay que tratar.
Para el diagnóstico de los pacientes que desconocen que tienen el virus, es necesario incidir en el cribado de la población de riesgo, entre la que se encuentran drogodependientes, personas con relaciones sexuales de riesgo o que se han sometido a procedimientos como tatuajes. Estrategias de detección en personas con franja de edad de mayor prevalencia o de toda la población son decisiones más complejas que deben estudiarse, según el jefe de la Unidad de Hepatitis del Hospital Clínic de Barcelona. En su opinión, la eliminación de la enfermedad pasa por disponer de datos epidemiológicos fiables de la infección y avanzar en la detección de casos no conocidos.
Desde organizaciones como FNETH reclaman medidas que mejoren el diagnóstico, como el cribado poblacional, el aumento de plantillas de profesionales sanitarios y la renovación de los equipos obsoletos. Para su presidenta, todos los agentes implicados en esta patología tienen el compromiso de acabar con la enfermedad. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha marcado ese objetivo para el año 2020. “En España, creemos que podemos conseguirlo, incluso antes de lo previsto por la OMS”, afirma Pérez.