Fumar disminuye la fertilidad tanto en hombres como mujeres
Fumar durante el embarazo también aumenta el riesgo de que el bebé sufra más enfermedades
Hoy se celebra el Día Mundial sin Tabaco, un vicio que, según la OMS, mata hasta a la mitad de sus consumidores, acabando cada año con la vida de 6 millones de personas, de las cuales más de 600.000 son no fumadores expuestos al humo del tabaco. Es una de las principales causas de defunción, enfermedad y empobrecimiento de las sociedades, y además acarrea un gran coste de la atención sanitaria. El tabaquismo es la causa principal de cáncer en el mundo y de muerte por cáncer. Causa cánceres de pulmón, esófago, laringe, boca, garganta, riñón, vejiga, hígado, páncreas, estómago, cérvix o cuello uterino, colon y recto, así como también leucemia mieloide aguda. Además, provoca enfermedades del corazón, apoplejía, aneurisma de la aorta, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (bronquitis crónica y enfisema), diabetes, osteoporosis, artritis reumatoide, degeneración macular y cataratas, y empeora los síntomas de asma en adultos. Quienes fuman presentan un riesgo mayor de padecer neumonía, tuberculosis y otras infecciones de las vías respiratorias. Pero además, hay que recordar algo que las personas fumadoras no siempre tienen presente, y es que fumar también influye en la disminución de la fertilidad, acelerando la pérdida de óvulos y la movilidad de los espermatozoides.
Según la American Society for Reproductive Medicine, los químicos presentes en cada cigarrillo como la nicotina, el cianuro y el monóxido de carbono, aceleran la pérdida de óvulos. Todo ello teniendo en cuenta que la reserva ovárica de la mujer va disminuyendo según la edad y no vuelve a regenerarse. El cambio es tan evidente, que se ha observado que, en las mujeres fumadoras, la menopausia aparece entre 1 y 4 años antes que en las mujeres no fumadoras.
En el caso de los hombres, esta misma sociedad advierte que el tabaco influye negativamente en la calidad, la cantidad y la movilidad de los espermatozoides, además de que puede darse un aumento de anomalías morfológicas en los mismos. Fumar puede incluso disminuir la capacidad de los espermatozoides de fertilizar los óvulos y está comprobado que disminuye la potencia sexual. Tal y como explica el doctor Juan Ordás, especialista en Ginecología y Medicina de la Reproducción en la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, “el tabaco es la adicción que más repercute en la fertilidad, conteniendo más de dos mil sustancias tóxicas que repercuten en la fecundidad”.
El tabaco no solo influye en nuestra capacidad para concebir, sino que por supuesto también afecta al feto durante el embarazo. Concretando algunos de los riesgos que supone que la futura madre sea fumadora, directa o indirectamente, habría que destacar que puede restringir el crecimiento del bebé antes del nacimiento y que el feto tiene un mayor riesgo a sufrir problemas médicos a lo largo de su vida, como diabetes, obesidad o enfermedades cardiovasculares. Además el bebé tiene un mayor riesgo de sufrir síndrome de muerte infantil súbita. A este respecto el doctor Ordás recuerda que “hay investigaciones que demuestran que el tabaco altera la división del embrión en sus primeros estadios, lo que conduce a errores en los cromosomas, con el consiguiente aumento de abortos y niños nacidos con malformaciones y defectos”.
Otros de los problemas que pueden darse durante el embarazo en mujeres fumadoras es la posibilidad de embarazos ectópicos y partos prematuros, pero el experto insiste en que “la probabilidad de estas complicaciones disminuye cuanto más tiempo haya pasado la mujer sin fumar, aunque es importante reseñar que las mujeres expuestas al humo indirectamente también pueden verse afectadas”.
Por último, el doctor Ordás apunta a que “en una persona sana, fumando tres cigarrillos al día, el organismo tiene capacidad de desintoxicar esas sustancias, pero por encima de esas cifras el daño del tabaco ya se acumula y es irreversible. Es importante tener en cuenta este dato, porque si bien siempre es recomendable dejar de fumar si se planea un embarazo, hay que tener en cuenta que el daño ya está hecho. Además, también hay que mencionar que, en grandes fumadoras, el síndrome de abstinencia puede ser muy dañino, por lo que hay casos en los que es recomendable que la paciente no deje radicalmente el tabaco, para que no tenga importantes problemas de ansiedad, sino que reduzca el consumo a menos de esos tres cigarrillos al día”.