En el 50% de los casos de infertilidad las causas son masculinas
El principal factor que influye en la fertilidad masculina es de tipo hormonal
Silvia Fidalgo
Es habitual asociar la dificultad de las parejas para tener hijos con causas femeninas, pero lo cierto es que no se trata de un problema exclusivo de la mujer. Se estima que en un 50% de los casos la incapacidad de concebir está relacionada con la infertilidad masculina, que puede deberse a problemas hormonales o genéticos, al estilo de vida o a factores ambientales, aunque también existen casos de origen idiopático o desconocido en los que no se puede atribuir una causa a la imposibilidad de reproducirse.
El principal factor que puede influir en la fertilidad masculina es de tipo hormonal y tiene que ver con el número de espermatozoides producidos y con la movilidad de éstos. El recuento normal se establece en 20 millones por milímetro de semen, pero si los niveles de testosterona son bajos y la hormona folículo estimulante disminuye o la prolactina es elevada, los testículos no producen los suficientes espermatozoides y es necesario seguir un tratamiento de fármacos dopaminérgicos que regularicen los niveles hormonales. En cuanto a la actividad de los espermatozoides, se puede considerar que un hombre tiene problemas de infertilidad cuando produce menos de 15 espermatozoides móviles, cuando la movilidad progresiva es inferior al 35% o cuando existe una forma anómala de más del 96% de los espermatozoides. También puede darse el caso de que en el semen no haya espermatozoides, entonces hablamos de azoospermia, una patología que tiene curación si es de tipo obstructivo, es decir, si el hombre produce espermatozoides que no se eyaculan por una oclusión en los conductos del semen. Si su origen es genético, no hay una solución médica, tal y como ocurre con otras anomalías que afectan directamente a los cromosomas y que repercuten en la fecundación. Otra causa común de la esterilidad es la existencia de varices en los testículos, para las que sí existe tratamiento quirúrgico.
Cuando el paciente no obtiene resultados puede recurrir a la reproducción asistida. Existen dos tratamientos principales: de un lado está la inseminación artificial y de otro la fecundación in vitro. El primero consiste en introducir espermatozoides en el útero procedentes de una muestra de semen. Para llevar a cabo el segundo, se extraen óvulos de la mujer y se colocan en una incubadora junto a los espermatozoides del hombre, para posteriormente introducir tres embriones en el útero de la mujer. Ambos han demostrado altas tasas de efectividad, sobre todo si la mujer es menor de 30 años.
No debemos olvidar que hay causas externas y controlables que pueden disminuir la calidad del semen, entre las que se encuentran la existencia de malos hábitos alimentarios, el estrés y el consumo de alcohol, tabaco y drogas.